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¿Preparamos a los niños con habilidades del Siglo XXI?

Fuente: Fonres
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Entrevista a Eevamaija Vuollo

La profesora finlandesa y líder de la organización sin fines de lucro Educación 2020 dialogó con EduFors sobre la necesidad de transformación de las maneras de aprender y enseñar. “El paradigma que rige la educación no es compatible con la ciudadanía que queremos construir”, afirmó.

Existe un consenso sobre las “habilidades del siglo XXI”, resumidas en las “4C”: creatividad, comunicación, pensamiento crítico y resolución de problemas, y colaboración.

El hecho de asegurarle a un niño una silla en una escuela no garantiza un buen aprendizaje. La finlandesa Eevamaija Vuollo sostiene que el derecho a la educación no debe restringirse al acceso a un establecimiento educativo, sino que implica que el aprendizaje sea de calidad y equitativo. Estos y otros conceptos sobre la urgencia de una transformación de la política educativa fueron volcados por la investigadora de Educación 2020, una organización sin fines de lucro basada en Chile, en una entrevista con Revista Fonres. La finlandesa visitó la Argentina en el marco del último Sustainable Brands Buenos Aires 2017, evento que reune, especialistas, empresas y organizaciones comprometidas con la sustentabilidad.

¿Qué síntomas preocupantes observa en la política educativa actual en América latina?

Se enfatiza mucho la competencia, la rendición de cuentas, la libertad de los apoderados de los alumnos para elegir una escuela, la estandarización. Esto fue una respuesta a la crisis de la educación, pero ya no responde a lo que queremos de la ciudadanía. En Finlandia, en la década de 1960, se comenzó a trabajar en mayor colaboración entre docentes y estudiantes, pruebas no estandarizadas, personalización en función de los alumnos. A su vez, en lugar de promover la libertad de elegir escuelas, se planteó un objetivo de equidad de resultados entre los distintos establecimientos, de manera de evitar la segregación y que no haya necesidad de elegir para los apoderados del niño, sino tan sólo buscar la escuela más cercana a su hogar.

Queremos que las aulas y salas de clase sean más diversas, culturales, con distintas clases sociales.

¿Cuáles son las habilidades que los niños deben desarrollar para el futuro?

Existe un consenso sobre las “habilidades del siglo XXI”, resumidas en las “4C”: creatividad, comunicación, pensamiento crítico y resolución de problemas, y colaboración. Los alumnos, en cambio, actualmente no experimentan la colaboración, ejecutan tareas solos, se someten a pruebas estandarizadas. El paradigma que rige la educación no es compatible con la ciudadanía que queremos construir, y el discurso que se plantea en este sentido.

Desde hace cincuenta años, se aprende viendo a un profesor, leyendo, aunque está comprobado que la retención del mensaje no es efectiva. Haciendo algo, debatiendo, el aprendizaje es más profundo.

¿Cómo deben modificarse las aulas para esto?

Para lograr un aprendizaje profundo y significativo, es necesario abordar la segregación y la desigualdad sistémica. Deben comprenderse las relaciones humanas dentro del aula: al fin y al cabo, los seres humanos aprendemos de las relaciones, no es necesario que el profesor se ubique en el frente y los alumnos memoricen lo que enseña, se puede optar por maneras más colaborativas.

Por otro lado, hay que fortalecer la educación pública e invertir en el profesionalismo de los docentes. Muchas veces, en política pública, y en la educación, pedimos ciertas cosas de las comunidades educativas, pero no les otorgamos los recursos para ello.

Los problemas medioambientales son complejos y más interdisciplinarios. La estructura no facilita este trabajo. Además, tampoco la sustentabilidad está en las bases curriculares

Los espacios educativos –las aulas propiamente dichas- también pueden ser cambiados. Si queremos desarrollar la colaboración y la comunicación, debemos crear un espacio flexible que se pueda usar de distintas maneras, en oposición a las sillas y mesas fijas, para potenciar el trabajo en grupo. La manera de organizar los pupitres puede no ser en filas, sino en forma horizontal, y el docente puede no ubicarse al frente.

¿Cómo se construye una cultura de innovación en la escuela?

Desde Educación 2020, trabajamos a través de dos modelos educativos: redes de tutoría y aprendizaje basado en proyectos. En el primer caso, se originó en México y consiste en que los alumnos aprendan a aprender, y a enseñarse entre ellos y los docentes. Es una manera de reestructurar el aprendizaje en la escuela.

En cuanto al aprendizaje basado en proyectos (ABP, por sus siglas), es un modelo similar al vigente en Finlandia. Actualmente trabajamos con un par de escuelas públicas, apoyando a los docentes. Es un método de enseñanza  que pretende vincular a los alumnos con el propio proceso de aprendizaje. Se toma un proyecto y se investiga una pregunta, un problema relevante para el alumnado. Se crea un producto final como respuesta, por lo que se logra conectar la escuela con la vida personal y a la vez, entender las problemáticas de la comunidad.

Las “cajas” de conocimiento de matemática o lengua ya no responden a las necesidades de la sociedad. En cambio, los proyectos trabajan en conocimientos más holísticos, desarrollan una temática desde distintas áreas para entender un fenómeno, o una problemática de manera más profunda.

Por ejemplo, en una escuela de Chile, desde el jardín de infantes al nivel secundario, se investigan problemas medioambientales, ligados por ejemplo a los recursos hídricos de la escuela y en el mundo, los seres vivos que habitan en ese establecimiento, y los estudiantes desarrollan productos, como una campaña mediática o un show de títeres u otras opciones concretas.

Nuestra innovación pedagógica y el objetivo de Educación 2020 es llevar esta experiencia al Congreso para incidir en las políticas públicas del país. No queremos dejar esto a una escuela exclusivamente, porque la innovación educativa no es un privilegio, sino un cambio en el nivel macro.

¿Cómo se incorpora la sustentabilidad a la política educativa?

Se está incorporando, pero aún falta mucho. En particular conozco el contexto chileno: la estructura disciplinaria prevalece, es decir, una asignatura sólo se ocupa de una asignatura específica. Esto no facilita el entendimiento de problemáticas que son mucho más complejas. Los problemas medioambientales son complejos y más interdisciplinarios. La estructura no facilita este trabajo. Además, tampoco la sustentabilidad está en las bases curriculares.

La equidad es uno de los puntos clave de trabajo de Educación 2020.

Para nosotros, la equidad implica que todos los niños y niñas tengan derecho a una educación de calidad. A veces se confunde al derecho a la educación con “acceso”, como una silla en un aula. No es así. Muchos no están aprendiendo, porque la educación no es de calidad y no es equitativa.

Queremos que las aulas y salas de clase sean más diversas, culturales, con distintas clases sociales, porque esto también es una herramienta de aprendizaje. Una escuela es una “mini sociedad”, donde los alumnos tienen que aprender a convivir con gente diversa. En Chile es preocupante la segregación en el sistema educativo, es un problema estructural. Casi todos los países de América latina invierten más en educación, pero los resultados están estancados. No sirve hacer más de lo mismo: hay que transformar la manera en que se enseña y en que se aprende.

¿Qué rol está cumpliendo la incorporación de tecnología en las aulas?

Es una herramienta importante, y es bueno saber manejarla. Pero es sólo una herramienta. Su uso tiene que ser significativo. El hecho de contar con tecnología no es garantía de aprendizaje. Estamos aprendiendo con la misma lógica pero con distintas herramientas, por ejemplo, copiando un texto en una notebook así como lo hacíamos con lápiz y papel.

La tecnología puede facilitar el proceso colaborativo, o crear comunidades más allá de la escuela, incluso en otros países. Abre muchas posibilidades, pero no asegura una educación de calidad.


En pocas palabras

Eevamaija Vuollo es educadora e investigadora en política educativa de la organización sin fines de lucro Educación 2020, con sede en Chile. Es magíster en Educación Intercultural por la Universidad de Oulu y su tesis sobre el significado de la educación y el desarrollo fue considerada por la Asociación Finlandesa de Investigación Educativa como la mejor de Finlandia durante 2016.

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