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¿Conoces a Liu Xiaobo?

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A pesar de las presiones del gobierno chino, Liu Xiabo recibió en 2010 el Premio Nobel de la Paz. Defensor de la democratización de su país y de los oprimidos del régimen.La imagen recorrió el mundo y sigue siendo una de las tomas más famosas de fines del siglo XX. Allí se ve a un hombre pequeño frente a la inmensidad de una hilera de tanques a los que su débil figura frena. Este hecho retrata las protestas de la Plaza de Tiananmen que buscaban democratizar China entre abril y junio de 1989.

Y si bien Liu Xiaobo (1955-2017), premio Nobel de la Paz 2010, no fue el protagonista de esta foto, tuvo en esas manifestaciones pacíficas un rol destacado. Liu fue un prestigioso intelectual de China; crítico del régimen, férreo defensor de los derechos humanos en su país natal, además de propulsar de reformas políticas en esta nación dirigida por la mano dura del Partido Comunista desde 1949. Tanto por su postura, activismo y escritos –es autor de más de 800 ensayos y otras piezas literarias-, sufrió varias veces el encarcelamiento.

Doctor en Literatura y egresado de prestigiosas universidades chinas, también desarrolló una carrera internacional. En abril de 1989 mientras daba clases como profesor visitante en la Universidad de Columbia, Estados Unidos, decidió abandonar esa tarea para sumarse al movimiento democrático que parecía poner fin a la idea de partido único y fuerte control de las libertades individuales por parte del Estado. Parecía un anticipo a la caída del Muro de Berlín pero fue sólo una mueca de la Primavera de Praga. En junio, junto con otros tres activistas, encaró una huelga de hambre en la Plaza de Tianammen para protestar contra la ley marcial y apelar a una negociación pacífica entre los estudiantes y el gobierno. Al reprimir las protestas, Liu fue enviado a prisión por dos años y fue encontrado culpable de “propaganda contrarrevolucionaria e incitación a la rebelión”. Se le prohibió difundir sus ideas en China pero no en el exterior donde sus escritos tuvieron fuerte repercusión.

En 1996 fue sentenciado a tres años de trabajo de reeducación de su pensamiento bajo los cargos de realizar disturbios al orden social luego de denunciar actos de corrupción del PC. Pasó varios años saliendo y entrando de prisión o bajo arresto domiciliario hasta que en 2009 lo condenaron una vez más, por subversion al poder del estado. Permanecería detenido hasta su muerte.

Este activista de los derechos humanos no pudo asistir a la entrega de los Premios Nobel porque China no le permitió salir del país. Su silla permaneció vacía. Y su nombramiento fue rechazado por China que instó a otras naciones a boicotear la ceremonia en diciembre de 2010. Fue la segunda vez que un acreedor del reconocimiento y a sus allegados se les impidió viajar a Oslo por razones políticas –en 1936, el régimen nazi prohibió que el escritor y pacifista Carl von Ossietzky o cualquiera de sus representantes saliera de Alemania–, y la primera vez que el Gobierno de un país persuade a otros a rechazar la gala que se celebra anualmente en el ayuntamiento de esta ciudad.

Mientras tanto, diplomáticos chinos organizaban protestas en Oslo contra la concesión del Nobel a Liu. Pero, según la organización Human Watch, la filial noruega de Amnistía Internacional aseguró que los chinos residentes en el país escandinavo fueron objeto de presión sistemática por parte de las autoridades consulares para que participen en las manifestaciones contra el reconocimiento de Liu.

Su muerte, en julio de 2017, tampoco fue pacífica. En mayo fue diagnosticado con cáncer y el gobierno lo trasladó a una clínica del noroeste de China donde tenía impedido la visita de sus más allegados, incluso su esposa, la poetisa Liu Xia, bajo arresto domiciliario desde 2010.

Entre sus discursos más destacados figura el alegato que pronunció en uno de los juicios que enfrentó. “No tengo enemigos ni odio. Ninguno de los policías que me vigilaron, detuvieron o interrogaron, ninguno de los fiscales que presentaron cargos contra mí, ni ninguno de los jueces que me juzgaron son mis enemigos. El odio puede pudrir la inteligencia y la conciencia de una persona. La mentalidad de ver enemigos envenenará el espíritu de una nación, incitará luchas crueles y mortales, destruirá la humanidad y tolerancia de una sociedad y perjudicará el progreso de una nación hacia la libertad y la democracia. Por eso espero poder trascender mis experiencias personales al mirar el desarrollo y el cambio social, contrarrestar la hostilidad del régimen con la mejor de las buenas voluntades, y dispersar el odio mediante el amor”.

Una vida en números

– 1955-2017
– 800 ensayos
– 4 universidades lo tuvieron como profesor (Pekín, Columbia, Oslo y Hawaii)
– 5 premios internacionales, incluido el Nobel de la Paz en 2010
– Segundo ganador del Nobel que no pudo recibir su distinción por estar preso
– Segundo Nobel que muere en cautiverio.
– 25 años de encarcelamiento y arrestos domiciliarios

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