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Cuatro voces a favor, cuatro voces en contra.

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Cuatro voces a favor, cuatro voces en contra.

¿Qué dice la constitución?. La Argentina reconoce que una persona es tal desde la concepción. 
Dr. Rodolfo Barra, abogado, ex ministro de la Corte Suprema de Justicia y ex ministro de Justicia de la Nación

De acuerdo a la Constitución, las Convenciones sobre DDHH tienen jerarquía constitucional y para modificarla se requieren las dos terceras partes del total de los miembros del Congreso. La Convención Americana sobre DDHH dice que se es persona desde la concepción; que todo ser humano es persona y tiene derecho a la personalidad jurídica. Hay quienes se basan en el fallo Dred Scott de la Corte Suprema norteamericana de 1857, que estableció que los negros eran seres humanos pero no ciudadanos, por lo tanto no tenían derecho a la jurisdicción de la corte y podían ser cosa. Así, establecen que el embrión es ser humano pero no persona.

La despenalización es violatoria de la Constitución y las Convenciones. Los derechos no son para ser proclamados sino para ser respetados. Y el Estado es el primero que debe hacerlo y no sólo respetar sino también cumplir. El primer nivel de protección de la vida es el penal. Si me cortan un brazo, me pueden indemnizar pero si me matan eso no sirve. Ya no soy. Por lo tanto la primera protección es la penal y después necesariamente vienen la social, económica, política. Porque, con 25 % de pobres, y de esos, el 70% son menores de 14 años, muy poco podemos hablar de que respetamos el derecho a la vida.

Para tener una vida sin violencia se necesita la vigencia plena de todos los derechos.  
Dra. Sabrina Cartabia. Abogada Feminista, Investigadora Asociada del PIAF (Programa de Abogacía Feminista) de la Univ. Torcuato Di Tella y Presidenta de la Asociación Civil Red De Mujeres.

La prohibición actual habilita una cadena de violencias que recae en forma excesiva sobre los cuerpos de mujeres, niñas y adolescentes. El primer eslabón lo podemos encontrar en la violación del secreto profesional, donde las mujeres recurren solicitando atención por emergencias obstétricas o por abortos en curso. Se encuentran con la cara más violenta del sistema de salud. El interés estatal de perseguir un delito no puede llevarse puesto por delante el Derecho Humano a la salud de las mujeres, niñas y adolescentes.

El segundo eslabón es el maltrato. En muchos lugares se hacen legrados sin anestesia en forma de castigo. El tercero son los obstáculos a los abortos legales. Muchas son obligadas a maternidades forzadas productos de violencia sexual. Un cuarto eslabón es la mortalidad materna, producto exclusivo de la prohibición penal. Teniendo en cuenta los reclamos por el derecho a vivir una vida libre de violencias, es indispensable entender que no podremos lograr el NiUnaMenos si no legalizamos el aborto en Argentina.  La penalización no es una herramienta eficaz para proteger la vida en gestación, más bien todo lo contrario, y lo que si genera son muchos problemas en la vida de las niñas, mujeres y adolescentes que necesitamos y queremos abortar.

Esencial salvar las dos vidas. Una mirada filosófica en defensa de los que no tienen voz.
José María Aguerre, Profesor de Filosofía de la Universidad Católica Argentina

La ciencia dicta “Hay vida humana”. La filosofía clásica lo expresaría diciendo: “al abortar muere un niño nato, no en potencia”.  Niño que no es parte del cuerpo de su mamá, sino que está alojado en ella. Un ser único e irrepetible que antes de empezar a sentir ya es un quién y no un qué. Como también lo es una persona anestesiada. Un ser humano con potencialidades que se irán desplegando poco a poco, tardará años en hacerlo, no 14 semanas. ¿Podemos no escuchar ese grito de la ciencia, que es en el fondo el de los que no tienen voz, o peor aún, escucharlo pero justificar que se pueda llevar a cabo la “eufemísticamente” llamada interrupción del embarazo en el caso de discapacidad?

Mucho se debe hacer para proteger a las madres, padres y niños por nacer en nuestra patria, pero la muerte no puede ser la solución. No es la legalización del crimen la que elimina el aborto clandestino, y el niño por nacer muere igual. Ciertamente que los abortos existen pero su despenalización supone subordinar el derecho a la vida de un ser humano a otros derechos que aunque importantísimos no pueden primar frente al más débil que, en este caso, es el niño por nacer. Sin duda, debemos buscar salvar las dos vidas, física, psíquica, social y espiritualmente.

 

Mi nombre es Ana. La historia de una mujer con cáncer que murió por no interrumpir el embarazo

Norma Cuevas. Mamá de Ana María Acevedo

Mi nombre es Norma, soy la mamá de Ana María Acevedo, la chica que mataron en el Hospital Iturraspe, por un cáncer. Cuando le quisieron hacer quimioterapia se descubrió un embarazo de 15 días. Peleé para interrumpirlo y así seguir el tratamiento. No quisieron porque me querían dar “las dos vivas”. Pero ella no estaba sola, tenía tres hijitos que hoy la están esperando.

Dejaron que siga con el embarazo, a los seis meses le sacaron la criatura, que vivió 24 horas, y ella falleció a los 14 días. Mi hija está donde no tenía que estar. Pido que se haga justicia y que se realicen abortos, para que nadie sufra lo que sufrimos ambas. A mí me trataron de asesina pero no era una criatura. Quise evitar un embarazo y que les den a las mujeres la oportunidad de vivir para que no haya tantos chicos sin madre.

Mi hija no era rica. Su nombre era Ana. Esto escribió:

“Mi nombre es Ana, si por haber nacido hembra me condenan como si fuera delito mi pobreza.

Mi nombre es Ana, si ser mujer fuese pecado en esta tierra,

Mi nombre es Ana, si por haberme hecho madre me condenan, los hombres que tienen en sus manos tanta violencia

Más castigo tiene el hombre en su conciencia por haber matado sin piedad tanta inocencia.

Si mi delito fue ser pobre, ser madre o ser mujer, ¿de qué vientre nació el que condena?

Mi nombre es Ana”.

 

No al descarte de personas. Los proyectos en discusión no contienen ni empoderan a las mujeres

María Marta Rodriguez. Directora de formación del Frente Joven

Los proyectos apuntan a que se puede abortar por cualquier causa a una niña o niño por nacer hasta la última semana del embarazo, a que esta niña de seis meses de gestación pueda ser abortada, por ejemplo por un riesgo a la salud social de la madre. Es decir, porque la madre no tiene los recursos suficientes para llevar adelante su embarazo. La ecuación es simple, ninguna persona está en condiciones de afirmar que una vida vale más que otra, y el proyecto no busca contener, apoyar o empoderar a la mujer.

Estamos terminando con una vida humana por el simple hecho de no quererla, y se disfraza esto con cuestiones de salud y empatía. No hay empatía que valga.  Estamos legalizando el descarte de personas. Con esta ley, una niña corre más riesgo de vida dentro del vientre de su madre que fuera de él, aun siendo prematura. Su vida dependería pura y exclusivamente de la voluntad y las mujeres seguiremos muriendo mientras esperamos que se implementen soluciones a las verdaderas causas que nos llevan a pensar en algo tan nefasto para nosotras como el aborto.

El desafío es encontrar opciones más humanas para que los derechos sean efectivos de un modo más pleno para más personas. Nadie debe morir, ni sufrir por aborto en la Argentina. Salvemos las dos vidas.

Que no nos roben la palabra vida. Una operación de lenguaje que discrimina a quienes defienden el derecho al aborto.
Claudia Piñeiro, Escritora.

En este debate hay un punto de vista que quiere anular al otro. Los que están a favor de la ley de interrupción voluntaria del embarazo no obligan al otro al aborto si no que quieren tener ese derecho. En cambio, los que están en contra quieren imponer su punto de vista.

Una cuestión importante es cuando un sector de la sociedad se apropia de un símbolo, signo o palabra que excluye al resto de la sociedad. Eso está pasando hoy en la Argentina con la palabra vida. No permitamos que nos roben esa palabra.  Nosotros también estamos a favor de la vida. Y hay gente que hace esta exclusión. Cuando opinan que no están de acuerdo con una ley de interrupción del embarazo y dicen “porque estoy de acuerdo con la vida”, están haciendo una operación de lenguaje para separar a la sociedad y dejarnos afuera. Esto no lo acepto y se lo voy a decir al Presidente con quien tengo una deuda tremenda por haber abierto este debate. Pero ahora le pido algo más, no vuelva a decir que lo hace por la vida, porque yo también estoy por la vida y la defiendo. Les pido por favor, no nos ofendan más, no nos discriminen más. Todos estamos por la vida.

 

 

 

 

 

 

 

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