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Economía azul: 5 mitos y realidades sobre este concepto.

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¿En qué consiste? ¿Cuál es su verdadero alcance? ¿Se antepone a otros términos o sería una instancia superadora?

El siglo XXI trajo aparejado una mayor conciencia sobre el impacto de las acciones, el futuro del planeta y la necesidad de no dejar a nadie atrás. Esto se ha plasmado en diversas iniciativas, como la Agenda 2030 de Naciones Unidas y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible. Entre los nuevos conceptos de estos tiempos, surge el de economía azul o también denominada circular.

El concepto surge de un libro.

Verdadero

El término fue acuñado en 2010 por Gunter Pauli, en su libro “The Blue Economy: 10 años – 100 innovaciones – 100 millones de empleos”. Pauli es un emprendedor y economista belga, asesor del Club de Roma. También ha creado diversas filosofías ambientales como Emisión Zero, desarrollada en alianza con la ONU y el gobierno japonés. En su momento también fue uno de los principales promotores de la economía verde. Pero hoy aboga por un cambio de color: la azul, para transformar el modo de producir con un enfoque de sostenibilidad e inclusión.

Pauli afirma que para innovar socialmente se requiere cambiar la lógica de negocios que reina en el actual sistema económico. Y apuesta a que la sostenibilidad, a la que considera que hoy está reservada sólo a los ricos, también llegue a los menos favorecidos, a partir de los elementos que se tienen a disposición (ver entrevista de Revista Fonres, noviembre de 2016).

Se basa en “copiar” la naturaleza.

Verdadero

El modelo de la economía azul se basa en rediseñar la forma en que vive y produce el hombre estudiando y copiando a la naturaleza, que, tal como dice Pauli, nunca ha tenido necesidad de utilizar combustibles fósiles para producir y disponer de todo lo necesario, como se hace actualmente, empobreciendo el planeta a expensas de futuras generaciones.

Busca responder a las demandas del mercado con producciones hechas de los recursos local y naturalmente disponibles observando el trabajo de la naturaleza, que es eficiente y sostenible en el tiempo. El método: replicar sus mejores prácticas y aprovechar al máximo posible todos los recursos que están disponibles. De esta forma, nada es basura porque todo puede ser reutilizable para generar otros productos.

No crea valor agregado.

Falso pero…

Según los defensores de la economía azul, con Pauli a la cabeza, se crea valor. Pero, para triunfar con este modelo de negocios, es necesario modificar la forma de hacer negocios para poder destacarse de la competencia y así agregar valor.  Además, la empresa debe generar múltiples beneficios sociales y ecológicos, mientras disminuye a cero el daño al planeta. La naturaleza es el principal socio del empresario que sigue esta filosofía. Es por eso que el emprendedor tiene que aprender a trabajar armónicamente con ella y no en contra del medio ambiente.

Es un sinónimo de la economía verde.

Falso

Pauli cree que la economía verde busca preservar el ambiente a costa de inversiones inviables. La azul se basa en la circulación de dinero no atado a bancos, en la reutilización de desechos, dando trabajo local. Porque uno de sus principales activos es la apuesta por lo local y a que no hay desechos porque todo vuelve a la economía. En cambio, en la verde, se hacen productos ecológicos pero a un precio que sólo acceden quienes cuentan con mucho dinero. Según Pauli, la economía verde propone que las empresas inviertan más dinero y que los consumidores paguen más plata para salvar el medio ambiente. Es decir, lo que es bueno para la naturaleza siempre es costoso. Se basaría entonces en una economía para ricos.

No hay lugar para la innovación sino para la conservación.

Falso

En los proyectos de economía azul, la innovación y la investigación son clave. La entidad Zero Emissions, que tiene presencia en la Argentina, desarrolla, por ejemplo, detergente a base de cáscara de cítricos. Otro ejemplo es el papel piedra, que consiste en hojas fabricadas principalmente a partir de polvos de piedras desechados de las minas sin usar agua, árboles, ni cloro.

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