Son una de las fuerzas motoras del desarrollo. Los avances tecnológicos le dan un nuevo impulso, acercando distancias, ampliando su alcance y ahora también permitiendo el voluntariado virtual.
Vivimos en tiempos turbulentos. A nivel local, una situación económica que no da respiro y un entorno social que sufre las consecuencias. Traspasando las fronteras -y de manera compartida con el resto del mundo- vemos los efectos del cambio climático traducidos en catástrofes naturales que no hacen más que acentuar las desigualdades existentes. El marco político que envuelve este contexto está cada vez más polarizado y resurgen ideologías que ya se creían agotadas. Paralelamente, millones de personas abandonan sus hogares huyendo de los conflictos, la inestabilidad, la pobreza y la falta de oportunidades.
Frente a este panorama gris y para nada alentador, todavía hay personas que apuestan por un futuro más justo, equitativo y sostenible: los voluntarios. Son personas que entregan su tiempo y conocimiento a causas con las que se sienten involucrados, sin recibir nada a cambio.
Los voluntarios tienen la capacidad de cambiar vidas, crear una mayor cohesión social, fomentar la participación ciudadana, mitigar conflictos; en resumen, de contribuir al bienestar del conjunto de la sociedad. Por ello, es necesario establecer políticas que fomenten el voluntariado, y las organizaciones desempeñan un papel primordial en la promoción de esta práctica para lograr un desarrollo sostenible.
El voluntariado es universal y lo ejercen personas de todas las edades y orígenes. Se calcula que mil millones de personas dedican su tiempo libre a propiciar un cambio en los asuntos que les afectan a ellos y a sus comunidades, y muchas veces lo hacen, enfrentándose a circunstancias muy difíciles.
Según el “Informe sobre el estado del voluntariado en el mundo 2018”, realizado por el Programa de Voluntarios de las Naciones Unidas (VNU) “los esfuerzos de los más de mil millones de voluntarios que hay en todo el mundo equivalen a los de 109 millones de trabajadores a tiempo completo”. Por ponerlo en contexto, la fuerza de este tipo de trabajo casi triplica el número de personas que trabajan en servicios financieros en todo el mundo y supera en más de cinco veces el de quienes se dedican a los sectores de la minería y la extracción” explican.
En Argentina, el pico histórico -en cuanto a ayuda y solidaridad social se refiere- se dio en el año 2002, como respuesta a la crisis económica y social que se vivía por esos tiempos. Sin embargo, según muestran los resultados de una encuesta de la consultora Voices! Research & Consultancy y WIN Internacional, difundidos por Fundación La Nación, esos números ya fueron superados. “La cantidad de voluntarios superó en un 6% los valores alcanzados un año atrás: hoy se estima que tres de cada diez argentinos dedican tiempo y esfuerzo a realizar trabajos comunitarios” describen.
Otro dato que presenta modificaciones respecto de épocas pasadas, es el de los grupos etarios con mayor involucramiento. “Históricamente, el segmento joven es el que más participa y las mujeres han tenido una prevalencia casi absoluta respecto de los hombres en los últimos 20 años. Por eso, también sorprende y es motivo de celebración que estos últimos relevamientos reflejen un mayor involucramiento masculino, hasta el punto de registrarse niveles similares para ambos sexos”, indican desde La Nación. Este mismo parámetro se refleja a escala global donde las mujeres asumen el 57% del trabajo voluntario.
La tecnología como valor agregado
Como sucede en el resto de las esferas de la vida humana, los cambios tecnológicos están influyendo también en el servicio voluntario. Las generaciones más jóvenes están creando nuevas formas de participación muy diferente al de las generaciones previas. Así, estos avances otorgan otro giro al mundo del voluntariado ampliando su alcance e impacto. Uno de los beneficios más destacables es que permite romper los límites geográficos y de este modo interconectar de una manera más sencilla a los que desean ayudar con quienes más lo necesitan.
La tecnología puede ser aplicada de diversas maneras. En el Informe “Voluntariado Corporativo y Tecnología” desarrollado por Voluntare en julio de 2019, mencionan tres distintas categorías donde estas dos variables se cruzan. La primera de ellas es la Innovación socio-tecnológica, la cual se caracteriza por el uso de la tecnología para la solución de problemáticas sociales. A continuación, describen la “Gestión tecnológica del voluntariado”, como aquella que se refiere a la administración de las acciones voluntarias a través de una herramienta digital, la cual puede crear, gestionar, medir y evaluar. Y como tercera categoría, lo que denominan “Voluntariado online” como aquel que desempeña una acción desde cualquier punto geográfico, en tanto, no requiere ser presencial. Sus actividades pueden ser especializadas, ya sea de algún diseñador, traductor, programador, o simplemente alguien que pueda desempeñar la actividad designada a través de un ordenador, o smartphone, vía web o app.
Sin importar en cual de las categorías esté inserta, sin duda la tecnología es un gran valor agregado para conseguir los objetivos que se plantean desde la acción o el programa de voluntariado. En el mismo informe señalan su papel clave -por ejemplo- a la hora de poner a disposición de las personas nuevas formas de interactuar, ya que en es en el mundo virtual donde se desarrollan la mayoría de las innovaciones creativas de convocatoria, participación, recaudación de fondos, etc. Además, es un vehículo para difundirlo y de este modo, acercarlo a más personas y facilitando su participación en acciones solidarias. Permite mejorar el impacto gracias a una gestión más profesional y la posibilidad de medición.
Empresas +
Un ejemplo donde confluyen tecnología y voluntariado lo lleva adelante el Grupo Telefónica. El Programa de Voluntariado Corporativo moviliza más de 40.000 empleados anualmente en 32 países donde la compañía está presente. El impacto del programa alcanza de forma directa a cerca de medio millón de personas y para garantizar la sostenibilidad y el crecimiento del Programa, se utilizan plataformas tecnológicas que permiten optimizar la gestión y personalizar la acción social en cada país. Tienen a su vez, diversas líneas de trabajo comunes bajo una misma visión: acelerar el impacto social del voluntariado de la empresa en los colectivos más vulnerables a través del uso de la tecnología. Desde el foco de Voluntariado Digital se desarrollan varias líneas relacionadas con la transformación de la intervención social a través de iniciativas transversales de gran impacto y distintos modelos y proyectos. La entidad desarrolló un programa con el objetivo de integrar a todos los colectivos y utilizar los avances como modo de inclusión. Para ello, implementan diversas soluciones digitales apoyadas en la realidad virtual, el big data, la impresión 3D, la programación, videojuegos, entre otros.
Los voluntarios pueden seleccionar entre un conjunto de tareas, como la realización de un diseño web, programación de sitios o redacción y -luego de contactarse con la Fundación- comenzar a trabajar en ellas.
QuieroAyudar.org: Al ingresar a la web, se puede elegir entre: Quiero donar, Quiero ser voluntario y Mi ONG en Quiero ayudar. En la opción de voluntarios, se puede seleccionar una ubicación geográfica y temáticas, para encontrar lo que mejor se adapte a los intereses de quien va a colaborar.
Fundación Haz lo posible: Si bien no tienen la opción para ser voluntarios en Argentina, si cuentan con la alternativa virtual.
Missing Children: En el caso de que la organización no esté tomando voluntarios, también ofrecen la opción de imprimir posters o insertando un banner en páginas web.
Fundación Si: Canalizan trabajo voluntario como así también donaciones, en dinero o en especie.
Idealist: Es una de las páginas web más reconocidas a nivel mundial para conectar personas y organizaciones. Las alternativas son varias: empleos, voluntariado, pasantías. [/su_box