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Yalitza Aparicio, ícono de lucha

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De maestra de primaria en México hacia las alfombras rojas de los principales festivales de cine del mundo. Con ella lleva un mensaje para reivindicar su origen indígena y los derechos de las mujeres.

Su personaje en la película Roma, era tímido, de pocas palabras y un tono de voz casi imperceptible. Cleo, el nombre que recibía en la ficción como empleada doméstica de origen indígena en la Ciudad de México de los años ´70, era dueña de un temperamento dócil, manso y obediente. Todo eso tiene la actriz que la interpretó Yalitza Aparicio en la vida real, sin embargo, la exposición que adquirió a raíz de esta película la llevó a revertir algunos aspectos de su personalidad y hacer escuchar su voz por las causas que ella cree que es justo luchar.

Así, no solo la película Roma dirigida por Alfonso Cuarón se ha convertido en un fenómeno sociológico, sino que su protagonista también. Un año atrás y a sus 25 años, Aparicio se convirtió en la primera mujer indígena y la segunda mujer mexicana en ser nominada como mejor actriz al premio Óscar. Además, fue nombrada una de las 100 mujeres más poderosas de México en 2019 y como una de las más influyentes del mundo por la BBC. Sumado a ello, su compromiso con la igualdad de género y los derechos de los pueblos indígenas, le valió el nombramiento de embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO.

Llegó al mundo de la actuación por casualidad. Su hermana era quien debía presentarse al casting para Roma, pero debido a su avanzado embarazo la convenció para que lo haga en su lugar. De este modo, transitó sin escalas su traspaso de maestra de primaria a las alfombras rojas de los principales festivales de cine del mundo y a codearse con las personalidades más renombradas. Lejos de la frivolidad, supo aprovechar este rol con responsabilidad y poner en la agenda temáticas que hasta el momento no llegaban a las primeras planas. Entre ellas, la discriminación y falta de reconocimiento cultural de una gran porción de la sociedad mexicana, que es moneda corriente no sólo en su país y sino puertas afuera también. “Cuando se estrenó Roma, mucha gente decía que yo no podía representar a México porque los mexicanos son blancos. En ese sentido sí encarno una diversidad, una facción de las muchas que forman parte de mi país”, afirmó en una reciente entrevista. De este modo, su nombre empezó a sonar fuerte no sólo en el ambiente cinematográfico sino en los espacios de reivindicación de derechos y sensibilización de la opinión pública.

La violencia de género también ocupa un lugar en la agenda de la actriz. En este marco, como vocera de una campaña que trabaja esa problemática, promovida por el Festival Internacional de Cine de Guanajuato, invitó a sumarse al movimiento y a reflexionar en torno a la situación actual que se enfrentan las mujeres, y asumió el compromiso de seguir haciendo cine en su país para multiplicar su mensaje de equidad y respeto hacia la población femenina, ya que según ella ha relatado, vivió esa violencia en primera persona. “Me tocó sufrir violencia de género, existen muchos lugares en el país donde aún se cree que por ser mujer no eres capaz de ocupar un puesto, o de seguir estudiando porque simplemente viniste al mundo para quedarte en la casa y tener hijos, me tocó escuchar este tipo de comentarios, pero yo tuve la gran dicha de tener unos papás que jamás permitieron que yo hiciera caso a estos comentarios, siempre me decían que el hecho de ser mujer no me determinaba a quedarme en una casa, que si yo quería continuar con mis estudios que lo hiciera, que yo debía tomar mis propias decisiones”, expresó Aparicio durante el lanzamiento de la campaña.

Entre sus proyectos a futuro se encuentran la preservación de las lenguas indígenas y la difusión de material educativo que permita salvaguardar esa diversidad cultural, además de la protección del medio ambiente. “Como me decían mis abuelas, hay que cuidar la tierra porque comes de ella”, dice Aparicio.

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