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Red de Cooperativas Sociales, apoyo a emprendimientos inclusivos.

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La Red de Cooperativas Sociales agrupa a entidades que nacieron en respuesta a lo que plantea la Ley Nacional de Salud Mental. Ofrecen un apoyo integral a estos dispositivos de inclusión socio-laboral que son la alternativa a la internación.

Para quienes conforman o utilizan los servicios de salud mental en la Argentina, el 2020 sería un año bisagra. Según plantea la ley Nacional de Salud Mental Nº 26.657 en esta fecha vence el plazo para lograr la sustitución de los dispositivos “hospitalocéntricos” -vulgarmente conocidos como manicomios- por otras estructuras de tratamiento y contención para las enfermedades mentales. Así, esta norma da respuesta a los fuertes cuestionamientos que reciben en su capacidad de cura y rehabilitación de las personas que padecen sufrimientos psíquicos y, además, se inscribe en el actual paradigma que define la necesidad de articular políticas intersectoriales entre las áreas de Salud Mental, Trabajo, Producción y Desarrollo Social y lograr una asistencia integral.

De este modo, y como ya ha sido probado en países que lograron avanzar en esta transformación, lo que propone este abordaje es no separar al sujeto de su comunidad, sino complementar los dispositivos de internación, alojamiento y vivienda con otros de integración socio-laboral.

En este viraje sobresale, además, otra noción fundamental sobre la cual la ley también hace hincapié: reconocer el trabajo como un Derecho. De allí que en su Art. 11 se hace un reconocimiento del sujeto como trabajador y por eso se propone la creación de cooperativas de trabajo, centros de capacitación, emprendimientos sociales para lograr la reinserción socio-laboral de quienes estaban internados en esos hospitales que están pronto a ser refuncionalizados.

Nace una Red

En el camino hacia el cumplimiento de esta ley, en los últimos años comenzaron a funcionar diversas cooperativas y empresas sociales en distintos lugares del país. Con el objetivo de visibilizar este sector y las experiencias que se estaban desarrollando, en 2017 se creó la Red de Cooperativas Sociales conformada por estos emprendimientos junto a universidades, asociaciones civiles y federaciones cooperativas.

“Estos emprendimientos se fueron creando en los últimos quince años, pero no tenían casi contacto unos con otros a nivel nacional. Había algunos vínculos regionales, especialmente en Chubut y la zona Litoral, pero muchos pensaban  que eran una experiencia única” remarca David Burin integrante de la Asociación Civil INCLUIR, Instituto para la Inclusión Social y el Desarrollo Humano, unas de las organizaciones que conforman la Red. La Huella, la empresa social que funciona dentro del Hospital Municipal José T. Borda, fue una de las pioneras en esta área y fue además quien junto con la Universidad de Quilmes comenzó a organizar los primeros encuentros. “Se fueron sumando cada vez más experiencias. Para ellos era fundamental saber que había otros que estaban pasando por los mismos problemas” recuerda Anna Daga, de la Universidad Nacional de Quilmes. Actualmente ya sumaron más de 50 emprendimientos bajo diversas formas jurídicas: cooperativas de trabajo o de provisión de servicios, asociaciones civiles y otras en trámite.

No obstante, el objetivo de que estos neuropsiquiátricos no exista más a partir del 2020 aun está lejos de ser alcanzado. ¿El motivo? Hay una puja muy fuerte de distintos sectores. Por ejemplo, desde algunos sindicatos y gremios de salud, tienen la visión de que el objetivo de la ley es eliminar los puestos de trabajo y, al mismo tiempo, hacer negocios inmobiliarios con los hospitales. Por otro lado, está el cambio de paradigma sobre el modelo de atención psiquiátrica que deberían realizar muchos profesionales y los intereses de las empresas farmacéuticas, dado que estas experiencias logran reducir el consumo de medicación.

Sorteando obstáculos

Además de conformarse como un punto de encuentro, la Red es un actor activo en el debate sobre los aspectos jurídicos y legales vinculados al sector y como conjunto, incide en la relación con el Estado y las políticas públicas. Si bien existe una gran diversidad entre los emprendimientos surgidos a raíz de la Ley de Salud Mental hay muchos elementos que comparten, entre ellos las problemáticas a las que deben enfrentarse cada día.

Según explica Mariana Pacheco, secretaria de La Huella, la Ley Nacional de Cooperativas data del año 1973 y tal como está vigente no se adapta a las características de las entidades actuales. “No se pensó para cooperativas de trabajo, sino que es una ley de cooperativas en general. Desde el año 1973 nunca se modificó, pero en esos tiempos había muy pocas cooperativas de trabajo en el país y en este momento alcanzan alrededor del 80% del total”. En este marco, Pacheco destaca que no existe una figura jurídica adecuada que implique poca carga burocrática y que se adapte a la actual realidad económica y social de estos grupos. “No facturan mucho, apenas llegan a cubrir un salario mínimo a algunos integrantes, pero a la vez estas cooperativas chicas tienen la misma carga administrativa que las grandes lo que requiere mucho conocimiento específico e implica un costo alto” explica.

El Estado juega un rol protagónico en el desarrollo de este sector que -sin dudas- se enfrenta a mayores barreras y desafíos que exceden lo económico y se inscriben dentro de las esferas sociales y culturales. “Hay una clara necesidad de que el Estado asuma el rol que le corresponde: debe brindar formas jurídicas más simples y adaptadas a la realidad de este tipo de cooperativas, que se puedan formalizar en un plazo breve, ofrecer líneas de financiamiento, regular excepciones impositivas y establecer mecanismos preferenciales en licitaciones y obra pública, todo ello bajo mecanismos que no descuiden y contengan la particularidad en el caso de personas con sufrimiento mental” resumen en un documento publicado por la Red.

Las empresas tienen mucho para aportar

Comenzar y hacer rentable y sustentable un nuevo emprendimiento no es una tarea fácil. Por eso, desde la Red trabajan en la consolidación de vínculo con empresas para que -en el marco de su Responsabilidad Social o de sus gestiones regulares- puedan fortalecer y potenciar la tarea de estas empresas sociales.

Desde la Red de Cooperativas Sociales, ofrecen algunas ideas y explican de qué manera estas simples acciones pueden repercutir positivamente en sus tareas y -en algunos casos- marcar la delgada línea de supervivencia o no, de estos emprendimientos.

La primera de ellas es convertirse en sus clientes. Es decir, contratar los servicios o comprar los productos de los emprendimientos de inclusión, pero aclaran algo muy importante: “adaptándose a sus características, tiempos y condiciones financieras”.

Algunas recomendaciones que piden considerar al contratarlos, es tener en cuenta cierto tiempo de anticipación sabiendo que los procesos productivos pueden ser más lentos que el común, o brindar un adelanto en la forma de pago tal que puedan contar con capital de trabajo para realizar la tarea. “Les pedimos al menos realizar una prueba y evaluar la satisfacción por el servicio” dice Burin.

Los materiales de descarte de las empresas pueden ser de gran valor para los emprendimientos, ya que con ellos pueden elaborar productos artesanales o algunos industriales. “Ceder espacios físicos que no estén utilizando”, es otra de las alternativas que proponen los referentes de la Red para uso en comodato. “A veces se necesitan espacios pequeños para trabajos tipo taller para un grupo de 5 o 6 trabajadores, también pueden ser zonas externas de jardines para determinados cultivos” aclaran.

Por otro lado, las empresas pueden compartir algunas de sus fortalezas con los emprendedores, como por ejemplo sus espacios comerciales donde se puedan ubicar productos de los emprendimientos; sus redes sociales ayudando a difundir sus productos y servicios; o el equipamiento y tecnología que ya no utilizan.

“Hay todo tipo de personas con padecimientos subjetivos y algunas tienen capacidades asombrosas” expresan desde la Red, de allí que otra de las grandes ayudas que pueden ofrecer las grandes organizaciones son las pasantías y de este modo -además de que los participantes ya pueden adquirir una experiencia laboral- pueden aprender procedimientos y modos de trabajar que después podrán trasladar a sus propios proyectos.

Si bien existen infinitas posibilidades de vinculación acordes a la realidad propia de cada una de las organizaciones participantes, desde la Red también invitan a las empresas a organizar programas de voluntariado. De este modo, todo el conocimiento con el cuentan los empleados puede ser transferido y ampliamente aprovechados por los participantes de la empresa social. Algunos ejemplos en este marco tienen que ver con actividades relacionadas con los aspectos comerciales (estudios de mercado, planificaciones estratégicas, aspectos financieros), con temas vinculados al marketing y comunicación (diseño de marca, participación en eventos, comunicación y difusión) como así también con apoyo logístico o en los sistemas de producción (aprovechamiento de los canales de distribución de las empresas, acondicionamiento de espacios físicos, procesos productivos, entre otros).

Radiografía de las Cooperativas Sociales

Como resultado de un relevamiento realizado por la Red de Cooperativas Sociales en el año 2017, se pudo obtener un perfil de las características principales de las cooperativas sociales que la integran. Algunas de los principales hallazgos son:

  • Su verdadera razón de ser es el interés social: producen bienes y brindan servicios con el objetivo de que poblaciones vulneradas en sus derechos y discriminadas socialmente puedan acceder a derechos mediante la integración socio-laboral y la eliminación de barreras sociales.
  • Son concebidas como empresas sociales: además de resolver necesidades básicas a menor costo o en regiones donde ninguna empresa invertiría por no ser rentables, suelen sostener actividades orientadas a apoyar causas sociales o vuelcan parte de los excedentes a apoyar iniciativas generadas en la comunidad a la que pertenecen.
  • Dan respuesta a la necesidad de integración socio-laboral de personas con discapacidad psicosocial (salud mental) y de consumos problemáticos, en situación de calle, que tienen una discapacidad psicofísica, migrantes, de aquellas que están (o han estado) en contextos de encierro y de diversos sectores de la comunidad que son discriminados por razones de etnia o género.
  • Cumplen con una doble función: trabajan para conseguir una mejor calidad de vida para el asociado como para el usuario del servicio y/o producto.
  • Generan procesos de transformación social, institucional y subjetiva en clave de derechos.
Incubación social
En el marco del Programa “Incubación Social y Fortalecimiento” del Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación, se puso en funcionamiento una Incubadora de la Red de Cooperativas Sociales coordinada en conjunto por dos instituciones que integran la Red: la Asociación Civil Incluir y la Universidad Nacional de Quilmes. Conformada actualmente por 19 emprendimientos, su objetivo es articular tareas entre ellas y brindarles asistencia técnica y capacitación en temas como comercialización, administración y formalización jurídica, marketing. “Esta incubadora no es sectorial ni territorial en el sentido de que no incuba empresas de un rubro o de una región, sino que lo que une a todas es que están integradas por usuarios de salud mental” expresa David Burin, referente de Incluir, y agrega: “Uno de nuestros objetivos para el 2021 es que este espacio siga, porque es un dispositivo que realmente funciona”.
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