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Mujeres y niñas en ciencia: una mirada en relación con los ODS

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Si bien la incorporación de las mujeres en las actividades científicas ha ido aumentando, las desigualdades de género persisten. Los ODS como guía en la transformación cultural necesaria para un futuro distinto.

Por: Prof. Olivia Sokol, Responsable del Área de Indicadores & Género de FORS.

El progreso de la ciencia es clave para el avance de nuestra sociedad. Para seguir construyendo futuro, necesitamos incorporar la lente de género en todas las disciplinas, incluyendo y dando mayores oportunidades para que mujeres y niñas contribuyan a la ciencia. 

Las diferencias biológicas entre varones y mujeres existen, pero no explican por qué los niños juegan al fútbol y las niñas con muñecas. Tampoco que las mujeres perciban salarios más bajos que los varones o que en la mayor parte del mundo jamás haya habido una gobernante de sexo femenino aún. En cambio, esto lo explica el contexto social e histórico en el que nos situemos y cómo se construye en nuestra sociedad la relación entre géneros. 

Para seguir construyendo futuro, necesitamos incorporar la lente de género en todas las disciplinas, incluyendo y dando mayores oportunidades para que mujeres y niñas contribuyan a la ciencia.

En gran medida estos estereotipos afectan las decisiones de las mujeres y niñas sobre qué estudiar y luego en donde trabajar, en este sentido, muchas veces no tienen referentes en el ámbito de la ciencia. Posiblemente si se les pregunta a estudiantes en edad escolar sea mucho más fácil que cuenten con información de científicos varones y no así de mujeres. A esta invisibilización se le denominó “efecto Matilda”, en honor a Matilda Joslyn Gage, primera activista que denunció como se ha ignorado los hallazgos de científicas mujeres a lo largo de la historia. En resumidas cuentas, produce que niñas y adolescentes no elijan la carrera científica por no tener espejos en los que verse reflejadas. 

La participación de mujeres en ciencia y el cumplimento de los ODS

Algunos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible pueden indicarnos en dónde estamos parados a nivel global. En el informe “El progreso en el cumplimiento de los ODS, panorama de género” de 2021 de ONU Mujeres se recoge la información para distintos objetivos que podemos vincular con la educación y posterior participación de las mujeres en ciencia a nivel mundial. 

Así en los datos relevados respecto del el ODS 4 “Educación de calidad que busca garantiza una educación inclusiva y equitativa”, se halló que en la escuela son las mujeres y niñas las que corren mayor riesgo de violencia, matrimonio infantil, trabajo infantil, trata de menores y embarazo precoz. Pese a ello, solo el 42% de los países contaron con medidas de apoyo para que las niñas se reincorporaran a la escuela a principios de 2021.

Los estereotipos afectan las decisiones de las mujeres y niñas sobre qué estudiar y luego en donde trabajar, en este sentido, muchas veces no tienen referentes en el ámbito de la ciencia.

Por su parte en el ODS 5, “Lograr la igualdad de género”, según los datos recopilados en 95 países en 2020, más de la mitad carece de cuotas para las mujeres en los parlamentos nacionales. En todo el mundo, ellas ocupan uno de cada cuatro escaños parlamentarios. En el 50% se sigue impidiendo que las mujeres se desempeñen en determinados empleos o industrias. En cuanto a la violencia, además de la vulneración de derecho hay una imposibilidad de mantener muchas veces los estudios y el trabajo, se estima que 736 millones de mujeres y niñas de 15 años o más han experimentado violencia física o sexual a manos de una pareja o violencia sexual infligida por una persona distinta de la pareja al menos una vez en la vida. 

Otro tema relevante es el de las tareas de cuidado, las cuales sustraen horas dedicadas al estudio y trabajo. Las mujeres que viven con hijos en el hogar declaran que destinan unas 31 horas semanales al cuidado infantil, 5 horas más en promedio que antes de la pandemia. 

Los datos para el ODS 7, “Energía asequible y no contaminante” que busca garantizar el acceso a una energía fiable, sostenible y moderna para todos, ha mostrado que sólo 1 de cada 10 directores ejecutivos en la industria de rápido crecimiento de las energías renovables es mujer. La mayor demanda de energía limpia y soluciones de bajas emisiones de carbono están impulsando una transformación sin precedentes en el sector energético, pero las mujeres están quedando fuera. En 2019, estas conformaban solo el 22% del total de la fuerza laboral del sector de las energías tradicionales y ocupaban apenas el 14% de los cargos directivos. Las mujeres que ocupan dichos cargos tienen mayor nivel de instrucción que los hombres, lo que sugiere que es posible que estas necesitan trabajar más o demostrar mayores capacidades para ascender. El 15% posee un título de doctorado, en comparación con el 12% de los hombres; el 36% posee una maestría, en comparación con el 34% de los hombres. Mientras que en el ámbito de las energías renovables, las mujeres conforman el 32% de la fuerza de trabajo, pero se concentran en los puestos no técnicos de menor remuneración. El 45% de todos los cargos administrativos están ocupados por mujeres; en comparación con el 35% de los puestos técnicos en los campos ajenos a la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas. En este caso la escasa participación en el campo de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas restringe su capacidad para obtener cargos más altos, lo que excluye las voces, el liderazgo y las soluciones de las mujeres del desarrollo de las energías renovables.

En el ODS 9 “Industria, innovación e infraestructura”, han sido las investigadoras en medicina quienes condujeron a grandes avances en los conocimientos y las técnicas de pruebas del COVID-19, sin embargo, ellas representaban menos de 1 de cada 3 investigadores en todo el mundo en 2018. La crisis producida por la pandemia ha alentado una serie de logros asombrosos en el campo de la investigación y la innovación médica. Las contribuciones de las mujeres han sido enormes. Por ejemplo, el trabajo de la bioquímica húngara Katalin Kariko sobre el ARN mensajero dio como resultado dos vacunas para combatir el virus. 

Pese a su papel central en durante la pandemia y en el periodo de recuperación que atravesamos, las mujeres no ocupan los puestos de liderazgo que merecen. En adelante, una reconstrucción mejor y diferente dependerá de colocar a las mujeres y las niñas en el centro de la respuesta, a través de leyes, políticas y presupuestos con perspectiva de género

La falta de mujeres en ciencias produce que niñas y adolescentes no elijan la carrera científica por no tener espejos en los que verse reflejadas.

El caso de la Argentina

En nuestro país, según UNESCO, hay un 60,2% de mujeres que se dedican a la investigación frente al 39,8% de hombres. Sin embargo, las mujeres dirigen 26,7% menos de proyectos de investigación y desarrollo. 

Por su parte, en promedio las mujeres solicitan y reciben la mitad del financiamiento con respecto a los hombres, publican 7% menos en revistas de mayor impacto y acceden en menor medida a los altos cargos en la carrera de investigador. Sólo el 10,5% de las autoridades de los organismos de ciencia y tecnología son mujeres. Así, las investigadoras que dirigen proyectos científicos solicitan y reciben un 25% menos recursos que sus colegas varones. 

Las brechas de género entre las personas abocadas a la investigación pueden reflejar en parte la menor presencia de mujeres en la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas, donde solo algo más de la tercera parte de los graduados son mujeres.  En Argentina las áreas con mayor presencia de mujeres son las ciencias médicas y de la salud, humanidades y artes, y ciencias sociales. En último lugar se encuentran las ingenierías y tecnologías, limitadas por roles y estereotipos de género. 

Si bien la incorporación de las mujeres en las actividades científicas ha ido aumentando, las desigualdades de género persisten, esta es una herencia cultural que no nos podemos seguir permitiendo.

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