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El sector privado como agente de cambio

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Por: Erica Chicola (*)

Un recorrido por los principales aprendizajes de la Coalición de Socios del Sector Privado para el Futuro de América Latina y el Caribe, a un año de su creación por parte del BID. Las alianzas en el centro de la escena como vehículo para involucrar a empresas como impulsoras del desarrollo sostenible. 

Hace un año, lanzamos la Coalición de Socios del Sector Privado para el Futuro de América Latina y el Caribe, una alianza histórica de empresas privadas líderes. La Coalición representó el ambicioso enfoque del Banco para abordar un nuevo y amplio modelo de trabajo para asociarse con el sector privado internacional con el fin de avanzar en los objetivos de desarrollo. Esta alianza demostró nuestra convicción de que innovar, tomar riesgos y el liderazgo en las empresas serán esenciales para la recuperación y el crecimiento futuros de América Latina y el Caribe tras la crisis del COVID-19. En un año, nuestra Coalición ha cuadruplicado su tamaño: pasó de 40 empresas que establecen la agenda mundial a más de 160 —desde “multilatinas” como Mercado Libre a Google y Telefónica, y desde Microsoft a Salesforce, Amazon y PepsiCo—.

Se basa en la creencia de que los recursos del sector privado son fundamentales para cubrir el déficit de financiamiento del desarrollo de la región; de hecho, según algunas estimaciones, hay más de US$35 billones en capital privado a la espera de las oportunidades de inversión adecuadas en materia de factores ambientales, sociales y de gobernanza (ASG). También es un testimonio de nuestra convicción de que las alianzas son el mejor vehículo para involucrar a estas empresas como impulsoras del desarrollo sostenible por el que estamos trabajando para lograr.

Como parte de nuestros esfuerzos para garantizar el impulso de la Coalición, las empresas participantes están activas en cuatro grupos de trabajo centrados en cadenas de valor y nearshoring; transformación digital; empoderamiento de las mujeres, y cambio climático y sostenibilidad. Y a lo largo de estos 12 meses, hemos aprendido mucho sobre cómo fortalecer los lazos con los socios, cómo atraer a nuevos aliados, y cómo trabajar juntos de forma más eficaz y creativa.

Esta alianza demostró nuestra convicción de que innovar, tomar riesgos y el liderazgo en las empresas serán esenciales para la recuperación y el crecimiento futuros de América Latina y el Caribe tras la crisis del COVID-19

El presidente Claver-Carone describió estos esfuerzos, específicamente en lo que respecta a nuestro objetivo de avanzar con la digitalización, durante un evento reciente con nuestros socios del Atlantic Council.

Estas son tres lecciones clave de la experiencia hasta ahora:

  1. La visión lo es todo.

La Coalición se centra en los cinco pilares de la Visión 2025 del Banco, las áreas que nuestros especialistas identificaron como los motores más catalizadores del crecimiento sostenible e inclusivo: integración regional, digitalización, pequeñas y medianas empresas (pymes), género y diversidad, y cambio climático. Este enfoque estratégico nos ha permitido comunicar nuestra agenda de forma clara y consistente a nuestras partes interesadas, y pone en práctica el hecho de que —en una época de recursos limitados y necesidades contrapuestas— el BID tiene la perspicacia de priorizar lo que tiene mayor impacto. Al hacer hincapié en estos cinco pilares, nuestros socios saben cuál es nuestra posición, lo que consideramos más crítico para la recuperación, y las oportunidades concretas que pueden apoyar en la región para marcar la diferencia.

Este modelo nos ha ayudado a generar nuevas e interesantes colaboraciones. Por ejemplo, hemos ampliado nuestra asociación con Microsoft para añadir una nueva función de “banderas rojas” a nuestra iniciativa MapaInversiones, una plataforma que aporta transparencia al gasto público. Esta función ayuda a alertar a los equipos gubernamentales sobre posibles problemas de fraude. Además, en el 2021, una nueva alianza con Citi Innovation Labs desplegó la tecnología de blockchain para facilitar los pagos transfronterizos desde Estados Unidos a la región de América Latina y el Caribe. Asimismo, a lo largo del año, trabajamos estrechamente con empresas como AB InBev, PepsiCo y otras para empoderar a las “tiendas de barrio” de la región con tecnologías digitales que pueden ayudarlas a persistir y prosperar.

Las empresas han reconocido la importancia de mirar más allá de las ganancias y pasar a operar como ciudadanos corporativos que crean puestos de trabajo, generan ingresos, y dejan una huella social y medioambiental positiva en todos los lugares donde trabajen.

  1. La diversidad de las alianzas brinda diversidad de soluciones.

La Coalición nos ha enseñado que no todas las alianzas son iguales en tamaño, alcance o naturaleza. No todos los socios tienen la misma forma de trabajar, la misma disponibilidad para participar en colaboraciones, o el mismo plan para su rol en el apoyo a la recuperación de la región. Sin embargo, estas diferencias son las que aportan diversidad a nuestra red de socios y enriquecen nuestras intervenciones de emocionantes maneras.

Pensemos en nuestro trabajo con Google. Trabajamos con la empresa para apoyar un esfuerzo dirigido por el Gobierno jamaiquino para integrar a las personas que carecen de dirección física en el nuevo registro nacional de identidad del país. La alianza está aprovechando el alcance y la tecnología únicos de Google Maps para fomentar la inclusión de una manera que no se podría lograr con una contribución financiera. En áreas como la digitalización —donde cerrar la brecha de conectividad entre nuestra región y las economías más avanzadas podría impulsar el PIB en un 7,7%—, aprovechar las fortalezas no financieras del sector empresarial puede ayudarnos a avanzar significativamente para seguir mejorando vidas.

  1. El sector privado es un agente de cambio muy activo y debemos potenciarlo como tal.

Por último, la Coalición ha revelado hasta qué punto ha evolucionado el sector privado. Las empresas han reconocido la importancia de mirar más allá de las ganancias y pasar a operar como ciudadanos corporativos que crean puestos de trabajo, generan ingresos, y dejan una huella social y medioambiental positiva en todos los lugares donde trabajen. La Coalición, y las más de 160 empresas que se han adherido, son la prueba viviente de esta evolución y la evidencia de que el sector privado puede ser un gran agente de cambio, mientras trabaja con nosotros para hacer que su propio trabajo sea más sostenible.

De hecho, en el último año, el BID y su brazo del sector privado, BID Invest, movilizaron niveles récord de apoyo por parte de nuestros colaboradores del sector privado; idearon algunas de las alianzas con el sector privado más innovadoras de la historia del BID; ampliaron significativamente nuestra red de aliados del sector privado, y profundizaron más que nunca los vínculos con socios clave. Esto se debe, en parte, a que la Coalición ha inspirado a las entidades privadas a actuar, pero también a que ha aprovechado el deseo del sector privado de apoyar a nuestra región en este momento crítico, y el sentido innato de responsabilidad que sienten las empresas por invertir en nuestras comunidades y plantar las semillas de una prosperidad inclusiva.

Las instituciones de desarrollo deben tomar todas las medidas posibles para empoderar a los actores privados para que sean agentes de cambio.

El BID y Mastercard han trabajado juntos durante muchos años en áreas como el desarrollo urbano sostenible, la migración y las pymes. Pero la Coalición proporcionó una plataforma para fortalecer el compromiso de la empresa con los equipos de todo el Banco y para captar las ideas de Mastercard sobre las áreas prioritarias de nuestra Visión 2025.

Oracle es un nuevo aliado para el BID. Inspirada por nuestro objetivo de duplicar la transformación digital como conducto para la eficiencia del sector público y el crecimiento económico, la empresa decidió asociarse con nosotros a través de la Coalición para explorar juntos nuevas oportunidades emocionantes.

Teniendo en cuenta esta lección, las instituciones de desarrollo deben tomar todas las medidas posibles para empoderar a los actores privados para que sean agentes de cambio. Esto incluye proporcionarles instrumentos financieros y de asociación flexibles que les permitan apoyar fácilmente a la región, entender y adaptarse a sus formas únicas de trabajo, guiarlos hacia las oportunidades de inversión y alianza que puedan generar el mayor impacto, y tenerlos de aliados mientras pensamos en soluciones para mejorar vidas.  

* Erica Chicola trabaja en la Oficina de Alianzas Estratégicas (ORP) del BID, donde lidera el desarrollo de productos de conocimiento y establece alianzas que avanzan hacia el desarrollo sostenible en América Latina y el Caribe (ALC). Ella también lidera esfuerzos de comunicación estratégica para el liderazgo del BID en las áreas de alianzas y financiamiento para el desarrollo. Tiene una Maestría en Política Pública Internacional de Johns Hopkins University School of Advanced International Studies (SAIS).

Articulo publicado originalmente en blogs.iadb.org el día 28 de febrero de 2022. 

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