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Haciendo camino

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El recorrido de Haciendo Camino, una organización que nació a partir de donaciones de un grupo de voluntarios y que hoy -16 años después- transforma la vida de miles de familias en el norte argentino, a través de la planificación estratégica de toda su gestión.

Dieciséis años atrás, Catalina Hornos, una joven sensibilizada y conmovida por la situación de vulnerabilidad social y económica de las familias que conoció durante un viaje en la ciudad de Añatuya, Santiago del Estero, decidió organizarse y volver a instalarse en esa provincia para acompañarlos para alcanzar una mejor calidad de vida.

Así, una iniciativa que comenzó como una ayuda puntual y voluntaria -con poca proyección a largo plazo- fue tomando cada vez más forma hasta convertirse en lo que es hoy “Haciendo camino”, una asociación sin fines de lucro que ya cuenta con 12 centros de Desarrollo Infantil y Fortalecimiento Familiar en las provincias de Santiago del Estero y Chaco que lleva acompañadas más de 13.600 familias. 

La historia de esta entidad, se repite una y otra vez en el mundo de las ONGs. Hornos y el grupo de amigos que inicialmente convocó para acompañarla en esta tarea, rápidamente se dio cuenta que, para poder generar un impacto sostenible y lograr una verdadera transformación de la vida de las personas a quienes querían ayudar, debían estructurar su trabajo y planificar estratégicamente su proyecto. 

Empezamos a organizarnos más formalmente para poder reportar a las empresas a quienes les solicitábamos acompañamiento.

Al repasar este periodo, Catalina Hornos remarca que dos factores determinaron la consolidación del trabajo de Haciendo Caminos: la demanda por parte de las empresas de la formalización de algunos aspectos para acompañarlos económicamente y la necesidad de contar con procesos para poder replicar su trabajo y así, lograr expandirse. 

“Empezamos a organizarnos más formalmente para poder reportar a las empresas a quienes les solicitábamos acompañamiento” explica Hornos y añade: “además, la única forma de mejorar era poder medir, ya que así sabíamos si lográbamos o no el resultado y si lo lográbamos de mejor o peor manera”. 

Con el crecimiento de la organización, también llegaron otras necesidades a nivel institucional. “Cuando empezaron a llamarnos de otras localidades cercanas, necesitábamos tener un modelo muy definido, escrito y claro para poder replicarlo”. 

Cuando empezaron a llamarnos de otras localidades cercanas, necesitábamos tener un modelo muy definido, escrito y claro para poder replicarlo.

Así, los ejes de trabajo que hoy se mantienen, están dirigidos a asegurar la correcta nutrición y el desarrollo integral de niños de 0 a 5 años, acompañar, capacitar y empoderar a mujeres y madres desde el embarazo en adelante y fortalecer a las familias y a las comunidades.

Vínculos que se transforman 

En la medida que Haciendo Camino fue evolucionando durante años a través de las experiencias que les tocó atravesar, su vinculación con las empresas y otros donantes también cambió. 

“Al principio podíamos presentarnos a convocatorias o pedidos de acompañamiento económico muy limitados. Hoy estamos a un nivel donde podemos vincularnos con empresas multinacionales, con financiamiento mucho más alto porque tenemos una estructura más grande y organizada” remarca Hornos. 

Las empresas por su parte -explica Hornos- también fueron modificando sus prácticas, incorporando la Responsabilidad Social a la estructura organizacional y con ello, no todo fueron buenas para Haciendo Camino. 

“Hoy muchas compañías ayudan donde tienen influencia directa, cerca de sus plantas y  eso a nosotros nos perjudica mucho porque trabajamos en provincias con poca industria” dice Hornos.  “Por otro lado, antes las empresas se conmovían con un proyecto y decidían sumarse independientemente de la temática del mismo, pero hoy cuentan con más definiciones previas sobre qué proyectos acompañar en base a sus propios intereses estratégicos” añade. 

Haciendo Camino cuenta con una base de donantes muy sólida y comprometida, pero la situación de inestabilidad e inflación en Argentina se traduce en un desafío constante para la recaudación de fondos.

La relación con los donantes individuales también se fue transformando con el correr de los años, pero marcada principalmente por la coyuntura del país. Si bien Haciendo Camino cuenta con una base de donantes muy sólida y comprometida que permanece junto a ellos por años, la situación de inestabilidad e inflación en Argentina se traduce en un desafío constante para la recaudación de fondos. 

“La plata que nos donan todo el tiempo se desvaloriza y no podemos pedirles que aumenten al ritmo de la inflación. Cada vez tenemos que buscar más para poder sostener lo mismo” sostiene Hornos. 

Junto a estos retos se presentan otros que resultan más difíciles de cuantificar en números, pero que si no son gestionados a tiempo y de manera eficiente pueden causar un daño profundo en la organización. ¿De qué se trata? De lograr mantener el compromiso y la esperanza de los trabajadores y colaboradores de la entidad. 

Como líder del grupo, Hornos señala al respecto, que es crucial no perder de vista nunca el objetivo que día a día persiguen. “Es clave que no perdamos los espacios de encuentro con las familias, sentarnos a charlar, generar cercanía y entender cuál es su realidad y tener claro para qué estamos trabajando”. Para quienes se encuentran en el territorio -y por ende más cerca de las problemáticas que tratan como la pobreza, desnutrición, abuso- Hornos sostiene que es muy importante que no pierdan la capacidad de sensibilizarse y que esos asuntos nunca dejen de conmoverlos. “Que no nos afecte tanto como para paralizarnos, pero que esta realidad no nos deje de afectar porque es lo que le da sentido a nuestro trabajo”. 

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