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Red Creer: generar oportunidades laborales para personas privadas de su libertad

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Formada por más de un centenar de actores privados, sociales y públicos, Red Creer fomenta talleres, impulsa emprendimientos y estrategias para la empleabilidad de personas privadas de la libertad y liberadas.

Actualmente en la Argentina hay más de 100.000 personas privadas de su libertad. Muchas de ellas, una vez que cumplen su condena, tienen todas las intenciones de reescribir su historia de cara a un futuro mejor. Sin embargo, no les resulta fácil. La vulnerabilidad económica y social a la que se enfrentaban antes de cometer el delito que los llevó al encierro, sigue allí. Según los datos disponibles de esta población, el 58% contaba con estudios primarios como máximo nivel educativo y el 23% no los había finalizado. A su vez, siete de cada diez personas se encontraban desocupadas o con un empleo parcial al momento de ingresar al contexto de encierro. Una vez que recuperan su libertad, se les suma otra barrera más: la estigmatización social. 

Para trabajar con esa población, cuatro años atrás se creó la Red Creer, un espacio colaborativo, conformado por representantes de los sectores público, privado y social comprometidos con generar oportunidades reales de inclusión social y económica para personas que están o estuvieron privadas de su libertad.

Lo realizan a partir de la Ruta de la Inclusión, un proceso estratégico que permite articular esfuerzos para desarrollar talleres de formación en contextos de encierro, impulsar emprendimientos y fomentar el empleo en negocios o empresas inclusivas. Solo entre 2021 y 2022, la labor del espacio posibilitó que 40 personas accedan a un trabajo formal y potenció a 94 emprendimientos integrados por personas liberadas, tanto individuales como asociativos.

La problemática que afrontan, atraviesa toda la geografía de nuestro país, por ello, desde Red Creer se proponen llegar a ser una iniciativa federal y alcanzar a todas las provincias. Actualmente, la mayor parte de sus acciones se desarrolla en la Ciudad de Buenos Aires y el territorio bonaerense, y también cuenta con experiencias en Misiones, Jujuy, Córdoba, Mendoza y Santa Fe.

EL CONTEXTO:

Personas en situación de encierro cuentan con escasas opciones para el desarrollo de proyectos de vida que resulten beneficiosos para ellos y para su entorno luego de recuperada su libertad.

María Florencia Sequeira, coordinadora general de Red Creer, participó del programa 40 minutos de RSE (Miércoles 22 hs. por Canal 22 web), y conversó con Alessandra Minnicelli. En esta nota repasamos algunos de los pasajes de esa entrevista donde Sequeira brinda información valiosa para comenzar la difícil tarea de cambiar un paradigma marcado por el desconocimiento y la estigmatización. 

¿Cuál es la llegada a nivel geográfico de la Red?

Desde que se lanzó la red hace ya cuatro años, empezamos a trabajar fuertemente en el AMBA, ya que más de la mitad de la población que está privada de su libertad en la Argentina está detenida en unidades penales que están ubicadas en la provincia de Buenos Aires. Hace dos años empezamos a trabajar en otras provincias replicando los modelos que venimos desarrollando, pero adaptados a las lógicas territoriales de cada entorno local. De esta manera, estamos articulando con organizaciones de Mendoza, Jujuy, Salta, Misiones, Córdoba y Santa Fe. 

LOS PRINCIPALES OBSTÁCULOS:

La estigmatización social y la dificultad para conseguir empleo o desarrollar alternativas auto-generadoras de ingresos capaces de sostenerse en el tiempo.

¿Como describen a la población con la que trabajan?

Trabajamos con una población que está en un grado de vulnerabilidad muy grande. 

En los contextos de encierro, nuestra labor consiste en fortalecer todas las capacidades de oficio, de emprendedurismo, de economía social y habilidades socioemocionales. No abarcamos solamente a personas cuando están privadas de su libertad sino también una vez que la recuperan, es decir, cuando cumplen su condena y salen en libertad. 

Nuestra tarea tampoco termina una vez que consiguen un empleo, ya que los acompañamos en todo el recorrido hasta que logran fortalecer completamente sus habilidades y hasta que -desde la red- podemos asegurarnos que ese nuevo trabajo o ese emprendimiento que inició, sea sostenible. 

Ustedes hablan de generar un cambio de paradigma. ¿Con qué escenario se encuentran hoy y cuál es el otro que buscan alcanzar?

En principio se trata de un proceso complejo y largo, por eso, para cambiar de paradigma es fundamental trabajar multisectorial y colaborativamente dada la complejidad de la problemática a la cual nos enfrentamos y el desafío que tenemos por delante. 

Básicamente nos proponemos transformar la realidad a la que se enfrentan las personas cuando recuperan su libertad, donde no hay posibilidades de ser incluidas en la sociedad.  Hablamos siempre de inclusión y no de “re-inclusión” ya que consideramos que nunca tuvo oportunidades previamente y eso –de alguna manera- es lo que termina llevando a esas personas a estar privadas de su libertad.

Buscamos cambiar la estigmatización que hay sobre esta población y, en ese sentido, poder hacerles llegar a toda la sociedad cuál es la problemática, cuáles son las dificultades, cuál es el desafío que tenemos y de qué manera nosotros, como ciudadanos, podemos contribuir para modificar esta situación. Es una problemática transversal a la sociedad toda.

EL DESAFÍO:

Lograr la inclusión socioeconómica a partir de una estrategia articulada entre múltiples actores y generar un cambio de paradigma, desde una perspectiva multidimensional e integral que permita lograr más y mejores resultados.

¿Con qué barreras se encuentran al momento de iniciar su camino con las personas a quienes acompañan? 

La principal dificultad a la que nos enfrentamos –y es también a la que se enfrenta por supuesto esta población- es la huella que dejan los contextos de encierro. Esto conlleva muchas complejidades porque, una vez que se recupera la libertad, se encuentran con rupturas de lazos sociales, de vinculaciones en el afuera, a veces las familias no se conectan. Hay un estigma y una carga muy fuerte que está instalada en la sociedad lo que obstaculiza que las personas, al salir, puedan volver a ser parte de ciertas comunidades.

Es importante encontrar la manera de poder cambiar esa situación que también está directamente relacionada con la realidad económica que cada una de estas personas se encuentran una vez que recuperan su libertad. Hay situaciones de mucha urgencia.  

¿De qué se trata la Ruta de la Inclusión que diseñaron?  

Es el proceso que nosotros consideramos como más efectivo para que una persona que está en contextos de encierro, una vez que recupera su libertad, pueda conseguir un empleo que sea sostenible. Este camino fue conjuntamente diseñado con las organizaciones de la red donde cada una interviene en alguna parte del recorrido. 

Es un proceso más bien largo pero que lleva diferentes etapas muy pensadas. Los componentes de esta ruta tienen que ver con el desarrollo de capacidades y económico mediante el cual se ofrecen herramientas para la inclusión socioeconómica, ya sea a través de la inserción sociolaboral o por medio de emprendimiento propios. Como ejes transversales se encuentran la educación e inclusión financiera, la justicia y derechos, abordajes de consumo problemático de sustancias y asistencia psicosocial entre otros. 

En este marco, apuntamos hacia una transformación cultural que propicie la construcción de nuevas perspectivas y patrones culturales que contribuyen a la estigmatización. 

Red Creer está conformada por más de cien organizaciones del sector público y privado. ¿Les cuesta lograr que las empresas se involucren y acompañen su tarea? 

Las empresas son una parte fundamental de la Red y de la ruta de la inclusión, ya que son ellas las que van a permitir alcanzar nuestro propósito de que las personas consigan un empleo. No obstante, les hacemos saber que hay diferentes formas de contribuir y no necesariamente tienen que contratar una persona para poder sumarse, por ejemplo, pueden acompañarnos a través de compras de productos y servicios que ofrecen las cooperativas de liberados y liberadas, fortalecer a organizaciones a través de diferentes tipos de recursos o pueden ser ellos quienes brinden las capacitaciones en oficios a esta población.

Actualmente estamos llevando adelante un programa de intermediación laboral conjuntamente con el Ministerio de Trabajo de la Nación para poder generar más oportunidades concretas de inserción sociolaboral. A través de esta iniciativa, les otorgan a las empresas ciertos beneficios y estímulos. 

¿Brindan asesoramiento a empresas para que la incorporación de personas liberadas se logre de la mejor manera?

Si. Nuestro trabajo no finaliza una vez que la persona es contratada, realmente hacemos un acompañamiento -por lo menos- de seis meses para que la persona empiece a incorporar los hábitos que implica tener un trabajo formal y, al mismo tiempo, que la empresa comprenda cuál es la forma de incluir a esta persona dentro de la organización. Se trata de un proceso complejo, pero sin dudas, una experiencia bastante gratificante. Una vez que finalizamos estos periodos iniciales, nos encontramos con empresas que están muy entusiasmadas y que tienen ganas de seguir contratando o de buscar diferentes formas de poder contribuir.

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