París 2024 se prepara para ser un hito en la historia olímpica, priorizando la sostenibilidad y reduciendo las emisiones de CO2 a la mitad, en línea con la Agenda 2030. Esta apuesta dejará la vara muy alta para las ciudades que sean anfitrionas de los Juegos en el futuro, pero también será un modelo a seguir en la organización de megaeventos de toda índole.
El próximo 26 de julio comienza una nueva edición de los Juegos Olímpicos. Esta vez, el evento tendrá lugar en París, con un impronta muy particular: un compromiso renovado con el cuidado del ambiente y la promesa de reducir a la mitad las emisiones de CO2 generadas en el mundial de Tokio 2020, que alcanzaron 2,3 millones de toneladas.
Que la sustentabilidad sea un aspecto clave en la organización de un evento masivo de esta naturaleza, responde a una toma de conciencia sobre los altos niveles de contaminación que producen por el traslado de los asistentes que se movilizan desde todas partes del mundo; por el incremento de la movilidad dentro de la ciudad; por la construcción de los estadios y sedes deportivas; por el aumento en la utilización de recursos como agua y energía, y por la cantidad de basura generada, que no siempre tiene un tratamiento adecuado.
La implementación de estrategias de sustentabilidad en la organización de las Olimpiadas es una tendencia relativamente nueva, que comenzó en 1994 durante los Juegos celebrados en Noruega, aunque año a año va ocupando un rol cada vez más central y transversal a cada área de la celebración deportiva.
En ese sentido, desde Fundación Expoterra, advierten que la carencia de planificación de grandes eventos deportivos con una visión sustentable, puede desembocar en importantes trastornos ambientales.
Aunque, la enorme cantidad de minutos de aire que tienen estos eventos en los medios de comunicación, generan una altísima atención de la sociedad, por lo que se presentan como una importante oportunidad para dar visibilidad y concientizar sobre temas ambientales en todos los hogares.
Por su parte, Alejandro Almada, colaborador de la Comisión de Sostenibilidad en el Deporte del Comité Olímpico Argentino, añade que la organización de un megaevento hoy, no solo persigue un rédito económico, sino tiene una fuerte mirada de preservación. En ese sentido, al momento de evaluar una sede, también se analiza cuál será la política ambiental que se implementará junto a la organización de todo el evento.
Los próximos juegos olímpicos marcan un compromiso renovado con el cuidado del ambiente y la promesa de reducir a la mitad las emisiones de CO2 generadas en el mundial de Tokio 2020.
“El Comité Olímpico Internacional está alineado con Naciones Unidas y la Agenda 2030, esto hace que los Juegos sean cada vez más verdes”, explica Almada.
Ornella Zambón, licenciada en Ciencias Ambientales y Coordinadora de Ciudades Sostenibles y Resilientes del Ex Ministerio de Ambiente de Nación, señala que los eventos masivos no solo generan impacto mientras suceden, sino también en etapas previas, como la organización, y también una vez finalizados. “En cada una de estas etapas hay aspectos a considerar para reducir el impacto ambiental negativo”.
Cómo organizar un evento masivo y minimizar su impacto en el ambiente
La tarea no es sencilla, ya que una olimpiada o un mundial de fútbol, por ejemplo, son eventos extraordinarios que en un breve lapso de tiempo movilizan y demandan una cantidad extra de recursos de todo tipo que son esenciales para su funcionamiento e, inevitablemente, dejan su huella ambiental.
No obstante, existe un gran abanico de estrategias generales que pueden implementarse en la organización que pueden ayudar a minimizar su impacto negativo.
Una de ellas es la gestión de residuos que abarca distintas acciones que van desde el reciclaje hasta la educación y señalización para que los asistentes se impliquen en la separación de residuos.
Sobre este punto, Zambón señala que una buena gestión de la basura incluye la separación en origen, la recolección diferenciada y la disposición final. Pero también la elección de los productos a utilizar, como evitar los descartables de un solo uso, los envoltorios y el desperdicio de los alimentos.
A nivel de infraestructura es clave el uso de energías renovables, así como la implementación de sistemas de iluminación más eficientes. En ese sentido, el reciclaje y adaptación de construcciones edilicias ya existentes es fundamental y, en los casos en que se construyan edificios o estadios nuevos, hacerlo pensando también otra utilidad a futuro.
Almada explica que la infraestructura edilicia que se construye ad hoc para esa situación puntual, ya sea la construcción de un estadio o un hotel, es altamente contaminante.
“Río de Janeiro tiene un famoso elefante blanco, una ciudad de estadios en desuso que nadie está aprovechando, que es lo que hoy el movimiento olímpico no quiere. Infraestructuras ociosas que mantenerlas implica grandes costos de iluminación, refrigeración y limpieza. Pero si los derribas también necesitas recursos y además generas una enorme cantidad de residuos. Por eso hoy lo que está en la agenda es la optimización de los recursos ya creados y que los edificios sean sustentables”, explica.
Además, cuando existen eventos de tal magnitud, las ciudades que son sede, incrementan la cantidad de personas que circulan habitualmente, con lo cual aumenta la polución ambiental. Esto puede resolverse fomentando el uso de autos eléctricos, transportes compartidos, así como otros medios no contaminantes. Otra manera de compensar las emisiones de carbono es reforestar y plantar nuevos árboles, así como realizar reportes que midan tanto el impacto como las mejoras.
Generar conciencia, una estrategia clave
Esteban González, director del Centro Economía del Deporte y Tesorero de la Unión de Federaciones y Entidades Deportivas Metropolitanas, señala que en todos los eventos deportivos que impulsan desde su organización, independientemente de su tamaño, de que sean locales o nacionales, procuran generar conciencia sobre temas de sustentabilidad.
La carencia de planificación de grandes eventos deportivos con una visión sustentable, puede desembocar en importantes trastornos ambientales.
Para González uno de los grandes problemas son los residuos, que constituyen una fuente importante de contaminación, y señala que existe un gran desconocimiento sobre cómo separar y reducirla.
“Nosotros intentamos promover la capacitación en el tema, de forma tal de lograr que en los eventos que realizamos, podamos iniciar el camino de la sustentabilidad en eventos deportivos. En los últimos Juegos UFEDEM (Unión de Federaciones y Entidades Deportivas Metropolitanas) del 2022, junto a Fundación Avina, hicimos un estudio de Huella de Carbono y realizamos una capacitación de la temática para todos los actores involucrados”, señaló González.
A través de convenios con distintas organizaciones impulsan acciones para que, quienes están al frente de eventos deportivos, ya sean locales o regionales, incorporen parámetros de sustentabilidad en todo el proceso.
“Estamos apostando a la educación en la organización de los eventos locales para que la gente empiece a entender de dónde viene el tema de la sustentabilidad y qué acciones pueden llevarse a cabo, por pequeñas que parezcan”, agrega.
En esa línea, Almada opina que hay una mayor sensibilización, a nivel global, sobre la necesidad de cambiar hábitos, aunque este conocimiento está más desarrollado en Europa, donde desde hace tiempo vienen trabajando a nivel educativo y social en una utilización más consciente de los residuos.
“La gente que visita los Juegos Olímpicos, sobre todo si hay una política de comunicación fuerte de parte de los organizadores, van con una sensibilidad distinta que cuando fueron a Barcelona 92, donde este emergente no estaba en la agenda. Hoy cualquier ciudadano global que visite los Juegos va a saber entender este mensaje”, señala Almada.
El Comité Olímpico Argentino (COA) ha tenido un rol muy relevante en los últimos años a nivel regional, generando conciencia e impulsando políticas ambientales en instituciones deportivas, a través de diferentes acciones con gobiernos provinciales, clubes y federaciones.
El COA tiene un área específica para tal fin, la Comisión Sostenibilidad en el Deporte, que tiene como objetivo cambiar la forma en la que se gestiona el deporte.
Recientemente inauguraron en Misiones el primer “Parque Olímpico Ambiental” de todo el país, que aportará a la sustentabilidad deportiva, que fue a acompañado con la plantación de 100 árboles nativos.
La tarea no es sencilla, ya que una olimpiada es un evento extraordinario que en un breve lapso de tiempo moviliza y demanda una cantidad extra de recursos de todo tipo que son esenciales para su funcionamiento e, inevitablemente, dejan su huella ambiental.
El objetivo es compensar la huella de carbono que generan con las actividades deportivas que realizan e impulsar a otras organizaciones a compensar su huella mediante programas de forestación y reforestación. Además, tienen un proyecto para construir un edificio sustentable en 2030 que será la sede del COA.
París 2024 y la promesa de ser los Juegos Olímpicos más ecológicos de la historia
Los organizadores de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París 2024 se plantearon el desafío de planificar un evento priorizando la sostenibilidad y establecer un modelo a seguir para las ediciones venideras.
Parte de este compromiso implica limitar las emisiones a 1,75 millones de toneladas de CO2, la mitad de los parámetros alcanzados en ediciones anteriores de Juegos Olímpicos, incluido Tokio que no tuvo público por las restricciones de la COVID-19.
La vara está realmente alta teniendo en cuenta que en estos juegos tendrán lugar 800 eventos deportivos olímpicos, participarán unos 15.000 atletas, 45.000 voluntarios, que consumirán unas 13 millones de comidas y se esperan unos 15 millones de visitantes.
Algunas de las acciones previstas para reducir las emisiones y minimizar el impacto ambiental, incluyen reducir los gastos en el desarrollo de nuevas instalaciones edilicias. Para eso la organización prevé que el 95% de los eventos se desarrollan en edificios temporales o ya existentes.
Mientras que los edificios que se construyan emplearán materiales de origen natural, funcionarán con energía solar y estarán equipados con materiales reciclados. Por otra parte, los 2.800 de departamentos que se construirán en la villa olímpica se convertirán en viviendas una vez finalizadas las Olimpíadas. Además, en los alrededores ya se plantaron casi 9.000 árboles para atraer a distintas especies.
Para facilitar el traslado de los asistentes, se habilitaron unos 1.000 km de bicisendas y 3.000 bicicletas de alquiler para la movilidad de los asistentes.
Por otra parte, los atletas dormirán en colchones fabricados con redes de pesca recicladas y somieres de cartón reforzado y tendrán a disposición una mayor oferta de alimentos de origen vegetal para reducir a la mitad la cantidad de plástico de un solo uso.