Conocida como “La Madre de la Patria”, María Remedios del Valle es una de las figuras más destacadas en la historia argentina. Su vida de lucha, marcada por la valentía y el sacrificio, dejó una huella indeleble en la gesta por la independencia de Argentina. Afroargentina y mujer de coraje indomable, su historia resuena como un llamado a reconocer y valorar el aporte de las comunidades afrodescendientes en la construcción de la nación.
Nacida entre 1766 en Buenos Aires, desafió las barreras sociales de su época. Desde joven, se involucró en la causa independentista y en 1810, se unió informalmente a la expedición militar al Alto Perú, acompañando a su esposo e hijos. En una época donde las mujeres generalmente se limitaban a roles de apoyo, ella rompió con las normas al participar activamente en las batallas, aportando como cocinera, enfermera y combatiente. Su valentía no pasó desapercibida. Participó en combates cruciales como Huaqui, Vilcapugio, Tucumán, Salta y Ayohúma, destacándose por su inquebrantable compromiso y coraje. El General Manuel Belgrano, impresionado por su dedicación, la ascendió al rango de Capitana, un reconocimiento notable para una mujer de su época.
Heroína de la Independencia: Pese a la pérdida de su familia, continuó luchando valientemente en batallas decisivas.
La guerra le arrebató a su familia, pero lejos de amedrentarse, María Remedios continuó su lucha. En 1813, fue capturada por las fuerzas españolas y sometida a brutales torturas que incluyeron azotes públicos durante nueve días, dejándole cicatrices tanto físicas como emocionales. A pesar del escarnio, su espíritu indomable la llevó a escapar y regresar a los combates.
Símbolo de Resiliencia: Sufrió torturas y encarcelamiento, pero su espíritu indomable la llevó a reincorporase a la lucha por la libertad.
Tras el fin de la guerra, el destino le reservó una vida de penurias. Regresó a Buenos Aires para enfrentarse al olvido y la pobreza extrema. Vivió en un rancho en las afueras de la ciudad, vendiendo pasteles y recogiendo sobras en los conventos. Fue durante estos años de penuria que el General Juan José Viamonte, al reconocerla pidiendo limosna, abogó por ella ante la Sala de Representantes. En 1835, gracias a sus esfuerzos, María Remedios recibió una pensión por sus servicios a la patria, aunque insuficiente para compensar los años de sacrificio y miseria que había soportado.
Reconocimiento Tardío: su heroísmo fue reconocido después de su muerte, subrayando la necesidad de visibilizar el papel crucial de la comunidad afro en la historia argentina.
María Remedios del Valle falleció el 8 de noviembre de 1847, sin haber recibido en vida el reconocimiento pleno por su heroísmo y contribución a la independencia. Su figura permaneció en la sombra durante décadas, en parte debido a su condición de mujer afroargentina en una sociedad que marginaba tanto a las mujeres como a las personas de ascendencia africana. No fue sino hasta el siglo XXI que su legado comenzó a recibir la atención y el reconocimiento merecidos. En 2013, en un esfuerzo por reparar esta invisibilización, se estableció el Día Nacional de los Afroargentinos y de la Cultura Afro en su honor. Hoy podemos verla en el billete de 10.000 pesos recientemente lanzado en Argentina, donde su imagen es acompañada por la de Manuel Belgrano, uno de los principales protagonistas del proceso histórico que llevó a la independencia del país y creador de la bandera.
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