Siempre es bueno tener argumentos para comprender la utilidad de los juegos a la hora de poner la atención educativa en la diversidad y eso nos proponemos hoy en nuestra nota de tapa.
El juego -y los juguetes- son un medio donde los niños van formando y reestructurando progresivamente sus conceptos sobre el mundo y a su vez, permiten una más adecuada educación en la diversidad.
Las empresas jugueteras y los diseñadores de juguetes están hoy diseñando productos que reflejan la diversidad sociocultural y física del mundo, en lugar de basarse o crear expectativas irreales o anticuadas y para ello deben ser socialmente responsables.
Los estudios sobre el tema están marcando que los juguetes son símbolos que transmiten mensajes explícitos a los niños pero que, a su vez, son herramientas que ellos mismos usan para expresar su imaginación de manera autónoma, así como su crecimiento emocional, (Sutton-Smith, 1986). Asimismo, el juguete puede ser definido como el objeto que, derivado de un contexto social y cultural, es un elemento de comunicación visual y representatividad por medio del cual el niño crea cierta identidad y expresa sus ideas mientras interactúa con el medio (Rossie, 2005) y que, a su vez, refleja significados llenos de valores culturales provenientes de dicho contexto y son un reflejo de los mismos (Smith, 2009), influyendo así en el desarrollo de identidad del usuario. (“¿Los juguetes representan la diversidad de los usuarios? Una reflexión acerca de la responsabilidad social en su diseño” de Ricardo Victoria Uribe, Alejandra Uría Rangel y Juan José López Flores).
Mucho hemos escrito ya sobre qué significa ser responsable socialmente, y este caso implica la toma de decisiones conscientes por parte de todos los involucrados en el diseño de juguetes. Requiere también -como todo-, compromiso y formación, en términos de representatividad, equidad y responsabilidad social.
Ese es el camino y el objetivo que contamos hoy en nuestra nota: desde los primeros pasos y sabiendo que el desafío es mayor. Este reto que tenemos por delante involucra políticas públicas y acciones responsables de todos los sectores para pensar con perspectiva de género y diversidad buscando eliminar toda forma de violencia y discriminación con una mirada de conjunto sobre los temas, porque de hábitos, practicas y representaciones se construyen los comportamientos sociales y el respeto por los Derechos Humanos.
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