Por: Sol Drincovich
La violencia mediática en Argentina es un fenómeno alarmante que abarca desde coberturas sensacionalistas y discursos estigmatizantes, hasta el uso de redes sociales para propagar ideas discriminatorias. Además, el clima de creciente polarización política, y un lenguaje presidencial plagado de agresiones e insultos, no hacen más que seguir incrementando esta violencia.
La violencia mediática en Argentina es un fenómeno complejo y multifacético que se ha incrementado en los últimos años y que involucra diferentes manifestaciones de agresión simbólica y discursiva. Junto al auge de la sociedad de la comunicación y la información, los medios, ya sean analógicos o digitales, adquirieron una gran importancia como actores sociales, políticos, económicos y culturales.
Tal es así, que su impacto se manifiesta en su capacidad para producir y difundir valores, estereotipos y significados, que influencian el sentido común y establecen una agenda en torno a los temas que se consideran relevantes, normales, discutibles o socialmente aceptables o inaceptables.Este concepto podría resumirse como la difusión de mensajes en los medios de comunicación que refuerzan estereotipos, discriminan o minimizan la violencia en general o hacia ciertos grupos, especialmente hacia las mujeres y minorías.
¿Qué formas toma la violencia mediática?
En Argentina, la violencia mediática se hace visible, por ejemplo, en la cobertura de noticias, en la construcción de ciertos discursos y narrativas, y en el uso de redes sociales para propagar ideas discriminatorias, entre otras formas. Una de sus manifestaciones es el sensacionalismo que se refleja en la cobertura de eventos violentos o trágicos. O el tratamiento que los medios dan a los casos de femicidio, donde muchas veces se exhiben detalles privados de la víctima y se refuerzan estereotipos de género.
La conferencia, “La viralización de la violencia: el rol de los medios de comunicación en la multiplicación de casos” (Facultad de Psicología, UBA), enfatiza el rol de los medios de comunicación como gatillo para la multiplicación de distintos tipos de violencia. Allí señalan que “la mercantilización de los medios y la exacerbación de noticias violentas `porque venden´ lleva a una sobre exposición de la audiencia que, entre otras cosas, crea una sensación de miedo social”.
Además, advierten que la violencia que los medios tiene impacto en la comunidad. “Así, es habitual que tras la aparición en los medios de un suceso violento, se reproduzcan varios similares, y se encuentra mayor probabilidad del ‘efecto copycat’ (acto criminal inspirado por un crimen previo) cuando el modelo es una persona célebre”. El estudio cita el caso de Wanda Taddei, esposa del ex baterista de la banda Callejeros, que murió en el 2010 luego de haber sido quemada por su pareja. “A partir de este hecho la modalidad se repitió en 26 casos, de los cuales 13 acabaron en muerte”, señala.
La estigmatización de minorías como inmigrantes, mujeres y personas LGBTQ+, es otra de las formas en las que se manifiesta la violencia en los medios de comunicación. Las redes sociales, por su parte, también amplifican esta agresión, en la medida en que son una plataforma donde los discursos de odio y de acoso se viralizan rápidamente.
La violencia mediática es alimentada por la polarización de la sociedad argentina en tanto muchos medios actúan como portavoces de los sectores políticos y contribuyen a aumentar la confrontación
La violencia mediática es alimentada por la polarización de la sociedad argentina en tanto muchos medios actúan como portavoces de ciertos sectores políticos y contribuyen a aumentar la confrontación. Así como la proliferación de noticias falsas y la desinformación también, ya que muchas veces estos contenidos contienen mensajes agresivos o estigmatizantes.
De dónde proviene la violencia y cómo impacta en la audiencias
Diversos especialistas consultados por Fonres, coinciden que la creciente violencia mediática en el país tiene, en gran medida, como fuente al presidente de la nación, Javier Milei. En tanto, sus declaraciones públicas y sus expresiones en redes sociales tiene un tono agresivo y despectivo, que alienta un clima de confrontación en la sociedad.
Carla Gaudensi, secretaria general de Fatpren y secretaria adjunta de SiPreBA, señala que la violencia en los medios se manifiesta de diferentes formas. Estas modalidades incluyen desde ataques e insultos dirigidos por el Presidente y sus funcionarios contra medios y periodistas, ataques virulentos en redes sociales, la intervención de los medios públicos, hasta la represión y agresiones de las fuerzas de seguridad a trabajadores de prensa.
Otro factor que para Gaudensi también constituye un hecho de violencia es la falta de regulación de plataformas y redes sociales, que afectan el derecho a la información y la libertad de prensa, dejando a la población con una menor pluralidad de voces, con menos información y expuesta a fake news, lo que daña el tejido democrático y la conversación social.
En ese sentido, señala que esta falta de regulación da lugar a los discursos de odio, la desinformación y las agresiones. “La reciente experiencia en Brasil, donde la Justicia obligó a la plataforma X de Elon Musk a tener que rendir cuentas por el contenido que se propaga en esa red social es un antecedente muy positivo”, señala.
En la misma línea, Santiago Marino, profesor de la Universidad de San Andres, coincide en que hoy el discurso más violento está representado en la voz del Presidente de la Nación, Javier Milei, que a su vez es legitimado por los principales medios de comunicación, aún cuando esos mismos medios también son objeto de esa violencia.
En segundo lugar, según Marino, el actor más potente en términos de propagación de los discursos que emanan del Ejecutivo son los grupos afines al gobierno, que de forma más o menos organizada, pero sistemática, lo avalan y retroalimentan.
La estigmatización de minorías como inmigrantes, mujeres y personas LGBTQ+, es otra de las formas en la que se manifiesta la violencia en los medios.
“Yo no creo que hoy los medios sean los principales actores o productores de discursos violentos, sino que la mayor violencia la genera el Presidente. El Gobierno es un actor muy poderoso, sobre todo en términos discursivos, con manifestaciones de odio, de segregación, de agresión y de animalización del otro”, señala.
Y agrega que esos discursos están cargados simbólicamente, aunque generan efectos multiplicadores que no son solo simbólicos. “Los medios retransmite esos discursos y los legitiman, porque no hay una perspectiva crítica, salvo en algunos casos muy particulares”.
Según Marino, por un lado, esta violencia impacta en el debate público de un modo dramático, creando escenarios de polarización donde no importa la verdad. Por otra parte -explica- que no se trata solo de que tener un discurso violento está mal, “sino que nadie está a la altura del Presidente, no hay conciencia de esa verticalidad. No es lo mismo que te insulte una persona de tu estatura en términos de civilidad. Es el propio Milei el que potencia la escalada de violencia discursiva y no hay quien lo pare”.
Un 23% de los periodistas que experimentaron violencia online recibieron esa agresión de parte de figuras del ámbito político.
Adriana Amado, profesora titular en la Universidad Camilo José Cela de Madrid, opina también que Milei es un personaje que ostenta violencia. Aunque reconoce, que “por alguna razón hay una toma de conciencia y ver esa actitud en el Presidente enciende alarmas y genera repudio”.
Para Amado, los medios de comunicación contribuyen a la generación de más violencia cuando transmiten o reportan situaciones como disturbios, asesinatos o incluso catástrofes meteorológicas, una y otra vez. Sin embargo, en Argentina, la mayor representación de la violencia está encarnada por las peleas y maltratos que se dan entre panelistas o invitados en los programas de televisión, así como en los debates políticos.
“Creo que es algo que está naturalizado y que nos dan cuenta de un tipo de vínculo social. Generalmente los medios no inventan nada, porque si presentaran algo demasiado ajeno a lo que el imaginario social admite, no tendrían mucha suerte”, enfatiza.
La violencia contra y al interior de los medios de comunicación
Otra de las dimensiones que toma la violencia en los medios de comunicación se manifiesta, por un lado, en ataques directos a la prensa, pero también puertas adentro, en el ámbito del espacio laboral, donde las principales afectadas son las mujeres.
En ese sentido, el estudio “Violencia de género al interior de los medios de América Latina y el Caribe”, señala que el 75% de los encuestado dijo que conoce al menos un caso de violencia de género hacia periodistas.
Un hecho de violencia es la falta de regulación de plataformas y redes sociales, que afectan el derecho a la información y la libertad de prensa, dejando a la población con una menor pluralidad de voces.
Las situaciones de violencia se dieron mayormente ámbito físico principal de trabajo, como redacciones o estudios (48%); Entornos digitales como redes sociales o correo electrónico (27%); combinación de ambos espacios (15.5%) y en ámbitos laborales expandidos como coberturas o viajes (9.5%). En tanto, las formas predominantes de violencia son: psicológica (65.5%); verbal (65.5%); acoso sexual (28%); digital (21%); malos tratos (19%); física (12.5%) y económica (5%).
Además, el informe incluye otro dato alarmante: sólo el 28% realizó denuncias y en el 54.5% de los casos, los agresores no fueron sancionados. Los trabajadores están indefensos en la mayoría de los casos ya que el 57% de los medios no tiene protocolos de abordaje de violencia laboral de género.
Por su parte, Amnistía Internacional elaboró un informe titulado “Muteadas: el impacto de la violencia digital contra las periodistas”, que señala que las plataformas digitales, que en un principio facilitaron el acceso equitativo a la información, y se convirtieron en grandes aliadas de periodistas y de quienes impulsan las agendas de género, son ahora espacios donde se amplifican discursos de odio y violencia de género contra las periodistas.
El informe revela que el 63,5% de las periodistas mujeres y con diversas identidades de género en Argentina fueron víctimas de algún tipo de violencia digital en los últimos seis años. De ese grupo de profesionales, el 98,3% recibió insultos aislados; un 85,6% fue víctima de hostigamiento o del ataque de trolls; el 45,9% experimentó acoso sexual o amenazas de violencia sexual y un 44% amenazas de violencia física.
La investigación señala que un 23% de las periodistas que experimentaron violencia online recibieron esas agresiones de parte de figuras del ámbito político. Como consecuencia de estas agresiones, el informe destaca que cinco de cada diez periodistas encuestadas eligieron limitar su actividad en redes sociales para evitar nuevos ataques, y más del 80% señala que la agresión en redes afectó de alguna manera su labor profesional.
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