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Ludopatia: Cuando jugar hace daño.

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Una problemática pública, privada y personal. Por eso, la batalla contra ella debe darse desde todos los frentes. Mirá lo que estan haciendo ONGs, empresas y el Estado. 

De acuerdo a la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) que elaboró la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1990, y cuya próximo revisión saldrá este año, el “juego patológico es un trastorno que consiste en episodios frecuentes e iterativos de juego, que dominan la vida de la persona en detrimento de sus obligaciones y de sus valores sociales, ocupacionales, económicos y familiares”.

Según declaraciones institucionales de Jugadores Anónimos, “hermandad de hombres y mujeres, creada en 1985, que comparten mutuamente la experiencia, la fuerza y la esperanza de que ellos pueden resolver su problema común y ayudar a otros a recuperarse, y que en la actualidad cuenta con alrededor de 70 grupos activos en todo el país”, el juego patológico es de naturaleza progresiva y no puede curarse, pero sí detenerse.

La Doctora en psiquiatría clínica, Verónica Mora Dubuc, médica especializada en adicciones tóxicas y comportamentales, y miembro de la Asociación Psiquiátrica Argentina, explica que la ludopatía hoy está reconocida por el colectivo profesional internacional como una adicción comportamental sin sustancia. Es decir que,  “clínicamente es como las adicciones a sustancia aunque tiene sus peculiaridades”, detalla.

¿En aumento o en disminución?

Según la especialista, la percepción de los profesionales en sus consultas es que el fenómeno crece pero, “quizás ello obedece a que hay mayor visibilidad sobre un problema de salud históricamente invisibilizado por el estigma o el prejuicio y por la falta de información fiel o válida sobre el mismo”, sostiene.

Se ha reducido considerablemente la edad de iniciación y esto tiene que ver con el ingreso de las nuevas tecnologías. Hoy hay casos de ludopatía en adolescentes de 13 años en adelante.

Y asegura que, a la hora de poder saber si la enfermedad creció, decreció o se estancó, hay datos fragmentados y heterogéneos pero ningún estudio nacional representativo ni actualizado. “En la Ciudad de Buenos Aires, el Instituto de Juegos y Apuestas (IJACBA, reemplazada en 2017 por Lotería de la Ciudad) llevó adelante dos trabajos sobre población general y de carácter representativo en 2010 y reiterado en 2015. Estos estudios mostraron que la población juega con apuesta en más de 30 % de los casos. De ellos, manifiestan problemas por su forma de hacerlo un 2,5 % para 2010 y con modalidad patológica en un 0,7%. Son valores similares a otras metrópolis del mundo y revelaron un incremento significativo para 2015, exhibiendo problemas el 4% de la población. Un 1,8% serían jugadores patológicos, a pesar de que la oferta no se incrementó físicamente ni aumentó tampoco el porcentaje que juega y apuesta. Sí lo hizo la oferta on-line. Más bien la población que apuesta presentó una leve disminución. “Este fenómeno puede tener diferentes explicaciones pero, una posible es que los jugadores dejados a su evolución empeoran notándose la falta de estrategias de prevención y acceso al tratamiento oportuno”, sostiene.

La investigación “La Ludopatía en Argentina”, de Sebastián Auguste, profesor de la Universidad Torcuato Di Tella, analiza la tasa de incidencia de la ludopatía en la Región Metropolitana (CABA y Gran Buenos Aires) se realizó en 2015 a través de una encuesta a mil hogares y reveló una incidencia que va desde 0.83% al 1.18%, lo que puede ser considerado de moderado a bajo en relación a mediciones en otros países del mundo. Pero moderado no significa que no sea problemático.

Si los organismos de control controlan, los de regulación regulan y los que ofertan lo hacen en los marcos acordados, no debería haber contradicción. Pero es importante no superponer roles.

De hecho, para Julián Spinelli, presidente de la Fundación WGM, entidad que se creó en 2012 para promover el juego responsable y prevenir la ludopatía, “los números van en aumento día a día. Y tiene que ver con la oferta y acceso al juego. Tiempo atrás ir al casino era un programa, una salida de amigos, parejas. Hoy día con la instalación de los bingos y salas de juegos en zonas con serias dificultades económicas y sociales eso cambió. La gente va en busca de dinero, de salvarse. Pierden el dinero que tenían destinado a otros fines y vuelven intentando recuperarlo y ahí nos encontramos con la ludopatía”, sostiene. Y hay realidades que lo confirman. Hasta los ’90 sólo había casinos en destinos turísticos como Mar del Plata, Pinamar, y Merlo, en San Luis. Hoy hay bingos en las plazas principales de varias ciudades del Gran Buenos Aires.

De hecho, según el Directorio Mundial de Casinos, la Argentina lidera, de un total de 10 países, el ranking regional con 79 casinos y 12318 tragamonedas. Esto se contradice con la investigación de FOPEA, realizada por Cristian Pérez y Ricardo Heurtley, que constata, de acuerdo a datos la Asociación de Loterías Estatales Argentinas (ALEA) de 2017, 406 salas de juego y 80.928 máquinas tragamonedas en total.

La era de Internet

Internet ha marcado un fuerte cambio en la industria del juego y en la relación de las personas con ella. Hoy jugar es accesible a toda hora y lugar, e incluso abarca a más grupos etarios. Se ve así una incidencia de jóvenes. “En trabajos equivalentes realizados por nuestro equipo en el entonces IJACBA mostraron cómo los adolescente apuestan en sus juegos con dinero hasta en un 21%. También identificamos un incremento en mujeres aunque siguen siendo los varones quienes más apuestan. Así como se visibilizó un pico entre apostadores dela tercera edad, es decir mayores de 65 años.  El marketing ha incrementado también sus estrategias de incentivo y en el país se observa aumento y diversificación de la oferta, incluso con modalidades que culturalmente están ya muy instaladas”, detalla Mora Dubuc.

Spinelli explica que, tiempo atrás, la edad promedio en la que uno empezaba a jugar era a partir de los 18 años porque estaba relacionado a la prohibición del ingreso de menores a los casinos. “Pero en la actualidad se ha reducido considerablemente la edad de iniciación y esto tiene que ver con el ingreso de las nuevas tecnologías. Hoy hay casos de ludopatía en adolescentes de 13 años en adelante. Las apuestas deportivas, casino virtual y póker on-line son algunas de las nuevas formas de juego que, por su fácil acceso, hace que muchos adolescentes se inicien en las apuestas. Los modos de llegar a la actividad ahora son diferentes”, determina.

Radiografía del sector

El sector del juego en el país está compuesto por varios integrantes. Entre los principales se destaca la Asociación de Loterías, Quinielas y Casinos Estatales de Argentina (ALEA) que nuclea a todos los organismos que regulan y controlan la actividad lúdica en el ámbito del territorio nacional, con un denominador común: la recaudación de fondos para la acción social. Tiene la misión de posicionarse como ente asesor, de referencia y de capacitación de los entes reguladores de Argentina en materia de control, fiscalización, modernización y optimización de recursos. Según datos de 2016, las loterías proveyeron a las provincias 12 mil millones de pesos y crearon más de 240 mil puestos de trabajo (11.500 directos, 70 mil en agencias y puntos de venta y 159 mil indirectos).

A su vez, la Cámara Argentina de Salas de Casinos, Bingos y Anexos (CASCBA) reúne a las salas de casinos, bingos, tragamonedas y otros a nivel país.

Según la investigación de FOPEA, publicada en 2017, el negocio de los juegos de azar en el país tiene una facturación de casi 95 millones de pesos “entre agencias de lotería, casinos, máquinas tragamonedas, hipódromos y bingos. Esto equivale a dos veces el presupuesto de salud nacional para 2017, o al presupuesto de casi todo el Ministerio de Desarrollo Social. Por fuera del circuito legal, sigue operando el juego clandestino, en el que un solo levantador de apuestas puede recaudar hasta 2 millones de pesos en una mañana, dinero que queda totalmente fuera del alcance del Estado”, ejemplifica el informe.

Por otra parte, tanto ALEA como CASCBA tienen programas de Responsabilidad Social. En el caso del primero, por ejemplo, en 2011 creó la Unidad Coordinadora de Responsabilidad Social para compartir buenas prácticas y experiencias en Juego Responsable. La Fundación WGM es una de las entidades que colabora con ella en este sentido.

Entre las diversas acciones de RS que lleva adelante ALEA se destaca la promoción de la protección de los participantes, el énfasis en el juego oficial y lucha contra el juego clandestino; el destino social del producido de la actividad lúdica; atención telefónica gratuita para contención e información sobre ludopatía, y centros de atención interdisciplinarios disponibles, brindando la posibilidad de autoexclusión voluntaria de las salas de juego.

En cuanto a CASCBA, la entidad asegura: “nos esforzamos para que las personas que se encuentren en situación de riesgo puedan contar con herramientas de apoyo para prevenir y poder solicitar la ayuda necesaria. Como empresarios del sector abordamos esta problemática con muchísima responsabilidad y lo demostramos mediante la creación de programas que fomentan el juego responsable ya sea propios o mediante el apoyo de otros existentes”, enfatizan. Así, varias empresas privadas del sector, como Casino Club, Hipódromo de Palermo, Casino Buenos Aires, Citycenter, entre otras, llevan adelante el programa Juego Responsable. Este programa pone énfasis en que sea una actividad lúdica y no de riesgo. Para ello deriva mitos muy frecuentes entre los apostadores frecuentes y aclara temas patológicos, además de ofrecer el régimen de autoexclusión para la ludopatía. Este sistema ha sido adoptado también por diversas provincias y busca proteger a las personas que voluntariamente decidan autoexcluirse de concurrir a salas de juego, autorizando a que su ingreso a las mismas sea rechazado, y obligando a los casinos a llevar un registro de autoexcluidos, con multas en caso de no cumplir con esta obligación.

En cuanto a las provincias, todas las loterías provinciales cuentan con programas relacionados al Juego Responsable. En el caso de Buenos Aires por ejemplo, funciona el Programa de Prevención y Asistencia al Juego Compulsivo, a partir de un convenio de asistencia técnica entre el Instituto Provincial de Lotería y Casinos y el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires. Cuenta con una línea telefónica de asistencia gratuita y 11 Centros Integrales de Atención y desde 2009 –año de su creación- hasta 2014, último dato disponible, se atendieron más de 3500 personas.

Una cuestión de salud pública

No son pocos quienes ven una fuerte contradicción entre el Estado como gran impulsor del juego para fondos de acción social y a su vez, principal responsable en la promoción de la salud pública que debe encarar así la ludopatía desde la prevención y la asistencia.

Para Mora Dubuc, las sociedades alojan ambas prácticas: oferta de juego como diversión y atención al jugador patológico y sus familias. “El rol del Estado debe estar en relación al cuidado. Regular es su competencia y debe hacerlo. Prohibir no resuelve el problema y lo aísla dejándonos sin posibilidad de mejor acceso a los servicios y de incremento del juego clandestino. Si los organismos de control controlan, los de regulación regulan y los que ofertan lo hacen en los marcos acordados, no debería haber contradicción. Pero es importante no superponer roles” explica.

A nivel nacional el problema carece de un marco jurídico, y esta orfandad le resta visibilidad a la problemática que resulta una cuestión de salud pública.

Para Spinelli sería importante que se aprobara el proyecto de ley que acaba de presentar el senador jujeño Mario Fiad, con los aportes de la Dirección de Salud Mental del Ministerio de Salud de la Nación y de la Fundación WGM. Explica que entre las disposiciones se prevé la creación de un Registro de Autoexclusión nacional, de carácter voluntario, que permitirá que las personas afectadas por la ludopatía puedan inscribirse en el mismo, generando como efecto la imposibilidad de su ingreso a cualquier sala de juego por el término de seis meses.

A su vez, implementa medidas como la prohibición de cajeros automáticos en el interior de las salas y de los programas de fidelización y la publicidad destinada a menores. Asimismo, se dispone la exhibición de leyendas con mensajes sanitarios en lugares visibles, acompañado con el número de la línea gratuita de asistencia que se crea, y la instalación de relojes para evitar la pérdida de noción del transcurso del tiempo. “A nivel nacional el problema carece de un marco jurídico, y esta orfandad le resta visibilidad a la problemática que resulta una cuestión de salud pública. Esperamos que este año se debata, se enriquezca y se apruebe, porque la ludopatía arrastra vidas”, concluye.

Juego Responsable

Tanto las empresas del sector, sean públicas o privadas como la Fundación WGM que trabaja en investigación, prevención y en elaboración de políticas, hacen referencia al juego responsable. Según Julián Spinelli, presidente de la entidad, esto se refiere a las acciones tendientes a jugar en forma protegida, segura y divertida. “Consiste en hacer elecciones racionales, sensatas y reflexivas de las opciones de juego llevándolo a cabo dentro de los parámetros del ocio y entretenimiento, evitando que el mismo se convierta en un problema. Implica una decisión informada y educada por parte de los jugadores con el único objetivo de lograr entretenerse”.







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