Main Menu

Las bibliotecas y la digitalización. Un desafío para sobrevivir

Read Carefully

¿Cuál es el rol de las bibliotecas en un mundo donde el acceso a la información y el conocimiento es avasallado por Internet?

En esta línea, la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas (IFLA, por sus siglas en inglés), organismo internacional que desde hace 90 años representa los intereses de los usuarios, de los servicios bibliotecarios y de documentación, lejos de decretar la muerte de las bibliotecas en detrimento de Internet, destaca su rol como facilitadores de las habilidades de alfabetización digital para todos. En su reporte anual de 2017, subraya la importancia, no sólo de la conexión a Internet, sino también de las habilidades, conocimientos, actitudes y comportamientos necesarios para producir una conectividad significativa donde el bibliotecario y las bibliotecas pueden cumplir un rol esencial.

En 2014, la IFLA lanzó un manifiesto sobre Internet que destaca entre otros puntos que: “Las bibliotecas y los servicios de información deben ser puentes esenciales a Internet, sus recursos y servicios (…); que el suministro de acceso sin restricciones por parte de las bibliotecas y los servicios de información constituye un elemento vital de los derechos al libre acceso a la información y de expresión, y apoya a las comunidades e individuos a conseguir libertad, prosperidad y desarrollo(…); que es función y responsabilidad de las bibliotecas apoyar a los usuarios, considerando a niños y jóvenes, a asegurarse que tengan las competencias de alfabetización mediática e informacional que necesitan para utilizar de modo libre, confidencial e independiente los recursos de información que elijan y que al igual que otros servicios primordiales, el acceso a Internet y tecnologías relacionadas debe proporcionarse sin costo en las bibliotecas”. Al final del manifiesto, la IFLA hace un llamado a trabajar con los estados, el gobierno, la sociedad civil y las instituciones religiosas en la formulación de políticas y planes estratégicos que apoyen y pongan en práctica los principios expresados en el manifiesto, en todo el mundo y, especialmente, en los países en vías de desarrollo.

Desde este punto de vista podría pensarse a las nuevas bibliotecas como facilitadoras para la construcción de una Internet mejor, haciendo de marco y mediadoras de los contenidos que proliferan en la red y a la vez, aprovechando sus ventajas para potenciar el acervo cultural que encierran sus anaqueles construyendo un esquema que combine lo analógico y lo digital.

Bibliotecas Populares, cada una un modelo de gestión

El de las Bibliotecas populares (BP) es un estilo único en su tipo porque tienen un esquema de financiación autogestivo que genera en gran medida que cada una de ellas sea diferente entre sí, y que el grado de incorporación de la tecnología, en la mayoría de los casos, esté sujeto a esta condición, incluso la supervivencia de la entidad misma. La Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) es el organismo que depende de la  Secretaría de Cultura de la Nación y articula una serie de acciones y programas para facilitar el fortalecimiento de casi 12.000 BP que son gestionadas por organizaciones de la sociedad civil a través de alrededor de 30.000 voluntarios en todo el país.

El Plan de Inclusión Digital es un programa integral con varias aristas, que contempla desde la provisión de hardware y conectividad a las BP, hasta la implementación del sistema DIGIBePé, un software de gestión bibliotecaria, adaptado del programa finlandés Koha, que permite la administración del catálogo, los socios, las cobranzas y la gestión estadística e la realización de informes. En el marco de este proyecto, la CONABIP espera contar con la resolución formal para implementar en 2019, una segunda fase, que consiste en la de asistencia y promoción para el desarrollo de fondos y colecciones digitales en estas organizaciones. En su prueba piloto, siete organizaciones civiles pudieron implementar diferentes proyectos digitales en su comunidad.

Sebastian Ricardi, coordinador de la Unidad Servicios Bibliotecológicos, Documentación e Información de CONABIP, explicó que las BP son organizaciones autónomas que constituyen un movimiento social y cultural, con una identidad que les es propia y con un modelo de gestión que expresa lo que pasa en cada localidad y comunidad.

Con esta naturaleza, las BP operan como un organismo vivo y con poder de adecuarse a la demanda a través del desarrollo de modelos más vanguardistas o más conservadores en torno a las nuevas tecnologías. “Desde aquí procuramos marcar un camino y direccionarlas hacia nuevos paradigmas de la información, en una época y en un momento determinado. Si bien la situación presupuestaria en este momento no es la más auspiciosa, desde 2016 estamos implementando un proyecto para el desarrollo de bibliotecas y servicios digitales en la las BP”, explicó Ricardi.

A través de este programa, el organismo convoca a las BP a presentar proyectos que contemplen la incorporación de la tecnología en una propuesta con impacto en la comunidad. “Uno de los ejes de esta estrategia es incorporar a las bibliotecas en estos contextos y ayudarlos en su capacidad de gestionar e integrar fondos para su actualización digital. Esto implica desde la incorporación de libros digitales, la compra de licencias, la articulación con plataformas digitales, hasta formatos más novedosos que tienen que ver con el desarrollo de servicios”.

El organismo evaluó una serie de proyectos y financió siete, que proponen diversas formas de acercamiento al libro acorde a las nuevas prácticas de lectura. “En esta primera fase buscamos generar una masa crítica que nos permita lanzar una nueva convocatoria más amplia e incentivar a las BP que quieran transitar este camino que nosotros entendemos como algo progresivo, asumiendo la heterogeneidad de esta red y asumiendo que lo analógico sigue siendo una parte central”, enfatizó Ricardi.

La tecnología al servicio del lector

Bajo el paraguas de la diversidad y desde la premisa de que existen tantos modelos de gestión como BP en el país, la CONABIP financió dos proyectos tecnológicos en Necochea y en la provincia de San Juan.

Juliana Orihuela, es la secretaria de la comisión directiva de la Biblioteca Popular Andrés Ferreyra en la localidad de Necochea, Provincia de Buenos Aires, y la responsable de la gestión de la primera biblioteca sensorial que, a través de la aplicación Expeditions de Google y anteojos de cartón de realidad virtual, permitirá a los usuarios realizar viajes a diferentes destinos del mundo. El subsidio aportado por la CONABIP les permitió la compra de 20 pares de anteojos y 5 smartphones y ahora trabajan en la conectividad de la biblioteca para lanzar el programa a mediados de noviembre. “La idea es acercar al público recursos tecnológicos que normalmente no están disponibles. Para nosotros es un desafío poner en ejecución una dinámica a la que no estamos acostumbrados que implica reestructurar nuestro sistema de conexión y acondicionar la biblioteca”, dijo Orihuela.

La experiencia propone que 20 personas en simultáneo se conecten a la red Wifi de la biblioteca, bajen la aplicación y realicen un viaje a las pirámides de Egipto, a Machu Pichu, al fondo del mar o las auroras boreales, con una guía de la biblioteca que adaptará el contenido provisto por Google. La BP tiene 1500 socios y con el lanzamiento de la biblioteca sensorial aspira a impactar en jóvenes que no concurren habitualmente. La experiencia sumará además, un recorrido por la modalidad física y la consulta del material, actividades culturales como conciertos musicales, clases de cocina o muestras de fotografía.

La biblioteca cuenta además, con 5 dispositivos de lectura electrónicos y una colección de libros digitales para ellos, disponible para los usuarios. “Todas las actividades que planificamos en general están pensadas para trasladarse a las escuelas”, dijo Orihuela y no descartó llevar el proyecto a las escuelas si consiguen incorporan más dispositivos en el futuro.

La biblioteca popular Franklin, funciona en San Juan desde 1866 y es una de las más antiguas de Sudamérica. Tiene casi 1000 socios activos y recibe a 350 personas por día. A diferencia del resto de las BP, las sucesivas comisiones directivas que la gerenciaron pudieron asegurar recursos con la compra de 10 locales comerciales en el centro, que les deja un presupuesto anual de $5 millones para sostener la infraestructura y pagar el sueldo de siete empleados. En 2008 conocieron el proyecto de biblioteca híbrida en Shangai y decidieron replicar el modelo que está en desarrollo desde 2016 con ayuda financiera de CONABIP y del gobierno sanjuanino y fue inaugurada oficialmente en junio.

En la Franklin lo digital y lo analógico funcionan en un mismo espacio y de manera complementaria. “En nuestra biblioteca los usuarios tienen acceso a 100 mil libros físicos,  otros 100 mil títulos, diferentes, en digital que pueden consultar en 20 tablets y 10 computadoras”, explicó Renato López, tesorero de la biblioteca.

Además de consultar la bibliografía en las salas, los socios pueden retirar en préstamo por una semana, una tablet con tres e-books (hay 150 disponibles) y reciben una clave para acceder a la plataforma de libros digitales académicos en español, e-libro de manera remota. El proyecto es conseguir financiamiento para incorporar nuevas lecturas e implementar un taller de informática para niños.

¿Analógico vs. digital?

Para Ricardi la transición de lo analógico a lo digital no responde a “un deber ser” sino a una serie de procesos integrales y orgánicos que debe contemplar a los usuarios reconociendo sus necesidades y los cambios que se suceden en el tiempo. “La CONABIP no puede imponer un modelo de gestión, la idea es pensar la biblioteca popular como una instancia para que la comunidad pueda igualarse en los accesos a la información y el conocimiento”.

En esa línea, la misión del organismo a través de su política de inclusión digital apunta a  que las BP no pierdan los niveles de participación y presencia de la población. “La actividades que las bibliotecas desarrollan no son homogéneas, cada una tiene una concepción propia de qué es promover la lectura. Por supuesto que lo digital es importante y nosotros las apoyamos para darles el mayor nivel de consistencia posible porque la idea es incorporar esos contenidos de una manera reflexiva”.

Por su parte, López enfatizó que si bien la digitalización propone un cambio de paradigma no se va a dar una sustitución total de la oferta desde las “tradicionales”, -por el contrario- será complementaria: “el modelo que va a perdurar durante largo tiempo es el de la biblioteca híbrida porque el material impreso va a seguir siendo demandado. Quizá las nuevas generaciones consuman más digital, pero el libro en papel seguirá jugando una rol muy importante”.

El ex director de investigación e innovación tecnológica de las bibliotecas de la Universidad de Vanderbilt y consultor y creador de la plataforma libraries.org, Marshall Breeding, destaca en su “Informe de Sistemas de Bibliotecas 2017”, que “las bibliotecas públicas buscan tecnología que pueda apoyar una circulación eficiente y flexible de colecciones físicas y pueda facilitar el creciente interés de sus comunidades en el préstamo de libros electrónicos, audiolibros y otros contenidos digitales”. De modo que, la tendencia a la que se encaminan las bibliotecas, más allá de su naturaleza y tamaño, es la de no proveer acceso a contenido exclusivamente, sino a facilitar las herramientas, la tecnología y la experiencia para ayudar a los usuarios a integrar esos contenidos.

Top