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Dos caminos pero una misma lucha

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Denis Mukwege y Nadia Murad son conocidos como héroes en la lucha contra la violencia sexual utilizada como “arma de guerra” en conflictos. Ambos recibieron el Premio Nobel de la Paz 2018.

Por muchos años el ginecólogo congolés Denis Mukwege de 63 años y la activista yazidí Nadia Murad de 25, estuvieron invisiblemente unidos al frente de una misma batalla. Finalmente, en octubre de 2018, sus dos caminos encontraron un punto de encuentro al ser reconocidos con el Premio Nobel de la Paz compartido entre ambos.

Según el Comité a cargo de conceder este galardón, Mukwege “ha dedicado su vida a defender a las víctimas de violencia sexual en tiempos de guerra” y Murad “es el testigo que cuenta de los abusos perpetrados contra ella y contra otros”.

La historia de Murad cobró estado público en 2015 cuando dió su primer testimonio a reporteros de un diario belga mientras permanecía en el campamento Rwanga, viviendo en un contenedor. Allí relató en primera persona lo que significó ser esclava sexual del grupo yihadista del Estado Islámico, antes de lograr huir.

Con tanto solo 19 años, Murad vió con sus propios ojos cómo combatientes del Estado Islámico acorralaban su comunidad al norte de Irak y asesinaban a 600 personas, incluyendo a su madre y a seis de sus hermanos. El destino que le esperaba a ella no fue distinto al de las más de 6.700 mujeres que fueron tomadas como prisioneras. Fue retenida como esclava, golpeada, quemada con cigarrillos y violada. No obstante, fue capaz de escapar después de que su captor olvidara la cerradura abierta. En 2015, Alemania se convirtió en su nuevo hogar a raiz de un programa de refugiados implementado por ese gobierno.

Actualmente está al frente de Nadia, una organización dedicada a ayudar a mujeres y niños víctimas de genocidio, crímenes de guerra y tráfico de personas, brindando apoyo para reconstruir sus vidas y comunidades. El título de su memoria publicada en 2017: “Yo seré la última: Historia de mi cautiverio y mi lucha contra el Estado islámico” resume el espiritu de su trabajo y sin dudas echa un poco de luz sobre los genocidios que ocurren en muchos rincones del planeta.

La segunda historia de vida que completa esta batalla es la de Denis Mukwege, conocido como “El hombre que repara mujeres”. Como ginecólogo, ha tratado a miles de mujeres violadas en la República Democrática del Congo y ha denunciado al gobierno de ese país, tanto por la impunidad como por no hacer más al respecto. Es que allí la violencia está a la orden del día a raíz de conflictos internos que han dejado a la nación africana sumergida en una espiral de caos e impunidad. Para las milicias rebeldes, los asesinatos y las violaciones se han convertido en una forma de subsistencia y control del territorio.

Por eso, desde hace dos décadas, Mukwege se dedica a operar gratuitamente a las víctimas brutalmente agredidas. Como testigo de las consecuencias de esta realidad, sus declaraciones no pasan desapercibidas. “Estas son violaciones diferentes: usan el cuerpo de la mujer como campo de batalla. La crueldad ejercida resulta inhumana. La violación en una zona de conflicto es la voluntad de destruir al otro y a las generaciones futuras a través de la mujer. Si el mundo comprendiera así la violación, no reaccionaría como si fuera un problema sexual; es una agresión contra la humanidad”, ha expresado.

Este involucramiento le ha generado enemigos poderosos. Tal es así que en 2012 estuvo a punto de pagar con su propia vida cuando luego de criticar con dureza al gobierno congolés durante una conferencia en sede de la ONU, hombres armados entraron en su casa e intentaron asesinarle, pero su guardaespaldas -quien murió en el incidente- lo salvó. El ataque no se investigó y nadie fue detenido.

Aunque en una primera instancia, Mukwege huyó con su familia a Europa, a las pocas semanas la reacción de sus pacientes le hizo regresar. Cientos de mujeres a quien había operado gratuitamente ahorraron céntimo a céntimo para comprarle un boleto de avión de vuelta, pidiéndole que no las abandonara. “¡Mujeres pobres vendieron tomates y frutas en el mercado para ahorrar y pagar mi billete! Me quedé sin argumentos para abandonarlas. Comprendí su grito. Abandonarlas significa aceptar que los violadores han ganado” declaró. 


Denis Mukwege

20 años desde que fundó su hospital, donde se lo conoce como Dr. Milagro

50.000 víctimas de violaciones han sido tratadas por él.


Nadia Murad

A los 23 años es designada como Embajadora de la ONU para la Dignidad de los Sobrevivientes de Trata de Personas.

Incluida en la lista de las 100 personas más influyentes del mundo según la revista Time.


 

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