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Todo se transforma

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Un emprendimiento tucumano que le da nueva vida al aceite usado. Innovación con triple impacto.

Algunas empresas comenzaron con un proyecto, otras, con el tiempo crearon su área de Sustentabilidad, pero hay algunas compañías que nacieron con la mirada socialmente responsable en su ADN. Ese es el caso de BYOS, una empresa del norte argentino que -desde su gestación- persigue el triple impacto: económico, social y ambiental.

El servicio que ofrecen apunta a dar solución a una problemática presente en la pequeña escala de los hogares, como así también en la de restaurantes e industrias alimenticias. Se trata de la contaminación que produce el aceite de cocina una vez que fue utilizado y no es tratado como corresponde.  Si se tiene en cuenta que, solamente un litro de aceite vegetal usado puede contaminar más de 1.000 litros de agua, la preocupación por su correcta disposición y posterior reciclaje, cobra relevancia.

Así lo explica Diego Koss, socio de BYOS y agrega los efectos negativos que genera en la flora y en la fauna debido a la llegada de este residuo líquido a los causes de los ríos o suelos, al ser arrojados en la bacha, el inodoro u otros desagües.

Un círculo en expansión

Para llegar a ser la empresa que son hoy, presente en casi todo el noreste argentino, transcurrieron más de seis años. Todo comenzó en 2014 en la ciudad tucumana de Tafí Viejo, cuando cuatro primos se unieron para trabajar en torno a una misma preocupación: el tratamiento de los residuos. En 2018 lograron consolidar todo ese esfuerzo y desde ese momento no pararon de crecer.

El sistema que proponen es sencillo y hasta ahora, según cuenta Koss, les ha dado excelentes resultados. ¿En qué consiste? BYOS se encarga de la recolección de los aceites usados en empresas y locales de comida o en los Puntos Verdes acordados con los municipios, donde los vecinos pueden dejar el aceite utilizado en sus hogares. Aquí es cuando comienza a rodar la economía circular: lo que para los demás es un residuo, para ellos es la materia prima que les permite la generación de biocombustibles.

Para ello contaron con el apoyo del municipio de Tafi Viejo, que, confiando en el proyecto, les cedió un espacio dentro de su planta de discriminación de residuos sólidos, para que ellos pudieran realizar el acopio y tratamiento. Luego de la purificación de aceite, donde se le eliminan los restos de comida, agua y otros, la ingresan al reactor para obtener los biocombustibles.

Además del eje ambiental que atraviesa todo el modelo de negocio de esta empresa, la iniciativa tiene un lado social bastante destacado. Además de la generación de empleo que promueven en alianza con cada municipio donde comienzan a llevar adelante sus actividades, también tienden redes con las organizaciones no gubernamentales.

En este esquema, son las mismas fundaciones y asociaciones quienes recolectan el aceite en sus barrios y luego reciben un porcentaje en dinero, lo cual representa otro ingreso económico para consolidar sus propias actividades.

Las puertas y las barreras

Para escalar la propuesta de BYOS y hacerla llegar a más ciudades del país, identificaron inicialmente algunas barreras, ya sea culturales, económicas o burocráticas, pero que afortunadamente pudieron atravesar con menos inconvenientes de los previstos.

La primera de ellas era la preocupación por la conciencia ambiental de los ciudadanos, motor fundamental del proyecto. “Pensé que iba a ser más complicado, que iban a ser mas reticentes en entender el sistema, pero lo tomaron bastante bien” aclara Koss y comenta que -incluso- reciben de parte de ellos mucho más de lo esperado. “Se ponen a investigar solos, nos mandan mensajes, hay buena interacción. Damos charlas en escuelas, terciarios y la gente de verdad está muy contenta. Se suman a la propuesta y nos suman a nuestra idea también” culmina.

Otro de las esferas a las que debían prestar especial atención para poder hacer crecer su proyecto, es el vínculo con las entidades gubernamentales y la importancia que desde el Estado se les da a estas propuestas. En general, por suerte, la recepción es muy buena” menciona Koss. “En Tucumán, hemos estado en contacto con casi todos los municipios más importantes, con algunos se avanza un poco más rápido y con otros no tanto, pero no se trata de una falta de interés sino más de la velocidad burocrática o administrativa. Sin dudas el apoyo del intendente de Tafi Viejo, Javier Noguera fue muy importante porque nos permitió despegar” remarca.

Por último, hay una batalla que están dando desde el principio y que día a día están logrando ganar. “Uno de los problemas que tenemos es que estamos en un mercado muy informal en donde cualquiera puede participar del esquema. Son las reglas del juego por ahora”. Koss hace referencia a los vacíos de legislación y normativa que aun existen en este ecosistema y que -como resultado- produce una competencia desleal con quienes venden aceite usado sin garantizar los cuidados necesarios en todas las etapas del proceso. “Actualmente una persona puede comprar aceite a un restaurante y puede salir a revenderlo. Eso sucede. Estamos en un lugar no muy reglamentado y es un poco la ley de la selva, porque prometen algo y hacen otra cosa. Nosotros podemos garantizarlo porque tenemos todo comprobado y verificado” aclara Koss.

Al igual que en otros sectores e industrias, los desafíos están atados a la situación macroeconómica. En este caso, la preocupación está girando en torno a la imposibilidad de recolectar aceite usado, por el hecho de que no se está usando. Es decir, los restaurantes no están funcionando, de tal manera, no hay consumo.

Argentina y los residuos

Al poner en perspectiva el tratamiento que se le da a los residuos en Argentina, comparado al resto del mundo Koss es contundente: “Estamos bastante lejos”. “En Europa el aceite vegetal usado ya no se encuentra en ningún lado, se recolecta al 100%, no hay una gota de aceite que se tire, todo va a biodiesel” explica. Esta situación, a su entender, se produce por la dificultad para concretar las inversiones, falta de líneas de financiamiento para estos emprendimientos.

Sumado a ello, el ejecutivo remarca la importancia de la educación y el cambio a nivel cultural que es necesario alcanzar, para comprender que la cualidad de “residuo” es relativa. “Para algunos, ciertos productos ya no tienen uso, pero son fuente y materia prima para otros” ejemplifica.

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