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¿Barajar y dar de nuevo?

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A más de 10 meses desde que se declarara la pandemia generada por el Covid-19, el mundo empieza a proyectarse, con gran incertidumbre, en la nueva normalidad. La reactivación económica, la educación y la salud, suben al podio de los temas a trabajar en la agenda regional.

La crisis económica global y sus consecuencias en la sociedad, es una de las mayores preocupaciones de empresarios y organizaciones, que están haciendo control de daños y esperan recobrar los niveles de producción anteriores a la pandemia.

De cara a la nueva normalidad, los especialistas coinciden en que retomar la agenda ambiental será un desafío impostergable al que deberán sumarse una batería de nuevos programas con acciones orientadas a contener las problemáticas que ya están surgiendo en este nuevo escenario.

Mientras tanto, la mayoría de las empresas, pese a estar haciendo los mayores esfuerzos para sostener sus negocios, no abandonaron sus políticas de RSE, sino que, por el contrario, pudieron adaptarse rápidamente y atender la nueva escala de prioridades surgidas a fruto de la emergencia.

En el camino hacia la nueva normalidad, las empresas debieron, en muchos casos, redefinir las estrategias de Responsabilidad Social (RS) previstas para el 2020 poniendo el foco en las necesidades más urgentes que acechan a sus comunidades.

Las organizaciones no gubernamentales salieron a la cancha con la energía solidaria que las caracteriza y lograron complementar o en algunos casos suplir, las acciones de RSE de las empresas o el Estado.

En ese sentido, el segundo informe de avance del Banco de Buenas Prácticas Empresarias Socialmente Responsables ante la pandemia y el ASPO, elaborado por el Centro Nacional de Responsabilidad Social y Capital Social de la UBA (CENARSECS), relevó más de 500 prácticas empresarias socialmente responsables en todo el mundo.

Del total de acciones relevadas en Argentina, el 85% corresponden a empresas y el 15% a organizaciones no gubernamentales, en alianza con organizaciones comerciales.

En el caso de las actividades implementadas por Organizaciones No Gubernamentales, el 59% corresponde a ONG’S del sector social, un 20% religiosas, 10% dedicadas a la salud, casi el 8% a deportes y un 3% de promoción de la tecnología.

El 62% de las acciones fueron donaciones, el 14% se orientaron a la readecuación empresaria, el 1,7% a actividades de concientización y prevención, el 6,6% a descuentos y congelamiento de tarifas y el 2% a voluntariado corporativo, etc.

Con respecto a la vinculación de estas acciones con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, el informe señala lo siguiente: el 49% de las acciones se corresponden al ODS de “Salud y Bienestar”, pero hay casi un 20% encuadradas en el ODS “Hambre Cero” y un 12% en el de “Trabajo decente y crecimiento económico”. Un 8% se corresponden con ODS de “Producción y consumo responsables” y un 6% a “Educación y Calidad”, entre otros.

En el resto del mundo, en cambio, el 94% de las acciones corresponden a empresas y solo el 6% a iniciativas de organizaciones no gubernamentales. Para el caso de las actividades implementadas por Organizaciones No Gubernamentales, el 50% corresponde a ONG’S del sector social, un 29% son religiosas, más del 8% cada una para Tecnología y Deportes y un 4% de organizaciones profesionales.

Honduras: de un concepto de filantropía a la RSE

La Fundación Hondureña de Responsabilidad Social Empresarial (Fundahrse) es una organización sin fines de lucro que trabaja desde hace 26 años para la promoción de la gestión de negocios responsables e impulsado la competitividad de la pequeña, mediana y gran empresa, a través de la integración estratégica del respeto por los valores éticos, las personas, la comunidad y el medio ambiente, en su toma de decisiones y gestión empresarial.

Fundahrse tiene alcance nacional y actualmente está integrada, mayormente, por 107 grandes empresas, y algunas organizaciones y fundaciones. Los temas que promueven están alineados con la Norma internacional ISO 26000 (Guía sobre responsabilidad social), la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y los principios del Pacto Global.

Antes de la pandemia, explica su directora de Desarrollo Institucional, Claudia Díaz, las principales áreas de trabajo de las empresas estaban enfocadas en la asistencia a la salud y nutrición, educación y medio ambiente.

Con la crisis por el coronavirus instalada en la sociedad, la salud y la educación se posicionaron como los dos pilares fundamentales. “Al haber menos recursos en las empresas, y mayor vulnerabilidad, el sector empresarial decidió priorizar la atención de la niñez, las personas con discapacidad, los adultos mayores y algunas etnias según la ubicación de las empresas”.

Estos grandes temas se articulan a través de programas de formación con las compañías y a través de alianzas y networking con el objetivo de que ellas puedan unirse a otras organizaciones para potenciar su trabajo.

Estar cerca y mantener una comunicación fluida con quienes hacen parte de Fundahrse es clave para monitorear el desarrollo de las diferentes acciones que llevan adelante. Tienen un reconocimiento anual para incentivar a sus empresas miembro a seguir impulsando proyectos. A su vez, ellos deben presentar un informe anual que les permite medir su evolución y ayudarlos a reforzar debilidades o resaltar las fortalezas.

El trabajo compartido, agrega Díaz, permite el intercambio de experiencias con otras empresas que no están muy avanzadas en la implementación de programas de RSE y de esta manera  pueden replicar, a su vez, el conocimiento de las organizaciones más avanzadas.

“En todos estos años que llevamos de trabajo, hemos logrado migrar de una corriente más vinculada con la filantropía a un concepto de responsabilidad social empresaria, y buscar que todos los proyectos tengan resultados tangibles, con mayor impacto que una donación. No fue fácil, ha sido un camino duro, pero las empresas están desarrollando buenas iniciativas”.

Díaz opina que el sector empresario hondureño tiene buenas prácticas de RSE y que hay mucho esfuerzo del sector privado, incluso abordando necesidades que los gobiernos no pueden cubrir. En ese sentido, agrega que, durante la pandemia muchos de los centros de atención del sector privado cubrieron temas de salud y desarrollaron programas de educación para mejorar la calidad  de vida de las personas.

Al interior de las empresas, las acciones de RSE estuvieron enfocadas en mejorar y atender las necesidades de sus colaboradores y mejorar el ambiente laboral. Sin embargo, “el tema de la pandemia ha afectado el gran avance que hemos tenido, porque tuvieron que tomarse decisiones muy complicadas a nivel global. No obstante, en la medida en que la situación se va normalizando las empresas lograron retomar su foco y volver a trabajar en las acciones que estaban desarrollando antes del coronavirus”.

Díaz opina que no es fácil proyectarse en la nueva normalidad y que recuperarse será un proceso largo, porque todos los países del mundo, en mayor o menor medida, están afectados. Sin embargo, no descarta que cuando la situación se estabilice las empresas reactivarán sus programas de RSE.

En ese sentido, unos de los temas importante que se vislumbran a futuro es la educación que se vio fuertemente afectada durante la pandemia cuando debieron suspenderse las clases presenciales.

“Al existir tantas limitaciones tecnológicas y de conectividad en muchos países de la región, la educación virtual no fue tan exitosa como se esperaba. Las empresas están apuntando fortalecer sus programas en función de las debilidades que quedaron de manifiesto durante la pandemia”.

En ese sentido, las empresas van a reforzar sus estrategias, quizá con algunas limitaciones durante el primer año, pero van a seguir trabajando fuerte.

Otro tema importante en los países de Centroamérica es la prevención de la migración y para ese objetivo se trabaja en tres áreas: educación, generación de empleo y prevención de la violencia.

“Lamentablemente tenemos una migración muy fuerte a Estados Unidos y España y esta línea de trabajo se va a impulsar con mucha fuerza en los próximos años. Generar condiciones de educación y empleo, y mejorar ciertos índices económicos que nos están afectando, van a ayudar en este objetivo”.

Bolivia: por una gestión empresarial responsable y sostenible

El pacto global en Bolivia tiene un sistema de gobernanza diferente al de otros países y trabajan bajo el paraguas de otra entidad que es la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia.  Por un lado, abordan el tema de RSE con la cúpula matriz del sector empresarial y tienen otro brazo, el Pacto Global, donde trabajan con empresas y organizaciones no empresariales.

Lucia Sossa Aranibar, coordinadora de la Red Pacto Global Bolivia, explica que están procurando que trascender el término de RSE y hablar en términos de Responsabilidad Social Empresarial y Sostenibilidad.

Todas las acciones que desde allí promueven están en línea con los ODS y la agenda de desarrollo sostenible y, desde esos lineamientos, deben abordarse las buenas prácticas, las asistencias técnicas y las capacitaciones que realizan.

En ese sentido, desde hace un año y medio realizan sondeos para identificar cuáles son los principales temas a trabajar. “Hemos hecho un llamamiento a la acción en torno a algunos ejes temáticos como medio ambiente y hemos tenido una respuesta increíble por parte de las empresas”.

Para acompañar a las empresas en sus lineamientos de RSE y Sostenibilidad abrieron cinco mesas de trabajo: medio ambiente, género, niñez y adolescencia, ciudades sostenibles y estándares laborales.

“La mesa de ciudades sostenibles es muy relevante en este momento en que está por salir nuestra política de asentamientos urbanos y en la de estándares queremos trabajar para brindar apoyo al emprendedurismo dado que el sector económico de los países se encuentra muy golpeado por la la coyuntura actual”.

A través de una nueva mesa de finanzas sostenibles, la primera en el país, esperan poder trabajar con un sector financiero que quiere empezar a abordar estos temas que no se estaban atacando en el país.

Otro proyecto en la misma línea se propone comenzar a trabajar en un concepto de nutrición sostenible que, “junto al tema de salud, son dos áreas a las que el sector empresarial viene prestando atención y ha dado una respuesta muy interesante durante la crisis sanitaria”.

La pandemia inevitablemente generó un cambió en el foco que estaban priorizando las empresas y la salud se convirtió en un tema clave, junto con las condiciones de los trabajadores y la necesidad de pensar el negocio en términos de sustentabilidad.

“Las empresas están desarrollando buenas prácticas en ese sentido. La pandemia nos golpeó de una forma negativa, pero nos dio la posibilidad de entender que el negocio sostenible y responsable es el que va a prosperar. No estábamos haciendo bien las cosas como sociedad y tuvo que darse una emergencia de esta naturaleza para que el sector empresarial empiece a pensar con otra lógica”.

Pese a que se vislumbra un futuro de larga recuperación en un contexto de economías muy golpeadas, Sossa es optimista en cuanto a qué será una buena oportunidad para hacer las cosas desde otra óptica. En este nuevo horizonte habrá que hacer lugar para proyectos de la economía circular, equidad de género y empoderamiento de la mujer, entre otras líneas de trabajo.

“Esta crisis puso en evidencia que estamos muy atrasados en estos temas y también pone de manifiesto la falta de educación y prevención de la salud. Por otra parte, la reactivación económica tendrá que darse en un marco de formalidad laboral, porque el sector informal es muy grande y nadie vela por esos trabajadores.

Por último, Sossa agrega que existen buenas prácticas de RSE en el empresariado bolivariano, aunque no es el denominador común. “Comparado con la región, no somos un indicador todavía pero espero lleguemos a serlo en unos años”.

En ese sentido, Sossa, opina que hay que trabajar para que las empresas comiencen a incorporar una narrativa de RSE y sostenibilidad y aporten en la construcción de una economía responsable, sostenible, circular y verde.

 

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