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Nalbandian: Una vida marcada por el deporte y por la solidaridad.

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Desde su Fundación, David Nalbandian, sigue apostando a la salud y a la actividad deportiva como ejes para el desarrollo humano y la inclusión social.

“Para mí el deporte siempre fue algo espectacular. Es mi vida”, define el consagrado extenista cordobés David Nalbandian, quien dedicó gran parte de su vida al deporte y que hoy, a sus 40 años, trabaja desde su fundación homónima para que otros jóvenes tengan la oportunidad de disfrutar de ello también. 

Desde pequeño, Nalbandian desarrolló una enorme carrera profesional en el tenis. Ganó 11 títulos y fue finalista de Wimbledon en 2002. En 2013, con 31 años, anunció el final de su carrera por una lesión en el hombro que dificulta su rendimiento.

Pero dejar de jugar al tenis profesionalmente no lo alejó del deporte. Por el contrario, Nalbandian trasladó su pasión al automovilismo y se convirtió en piloto del Rally Argentino.

Actualmente, trabaja como entrenador del tenista serbio Miomir Kecmanovic, juega al golf y al pádel -deportes que practica como hobby- y dedica gran parte de su tiempo y energía a llevar adelante su Fundación, donde el deporte también ocupa un lugar central.

Allí junto a un equipo de colaboradores, lleva adelante programas con el foco puesto en promover el desarrollo humano y la inclusión social de las personas a través de la salud y el deporte. De este modo, buscan disminuir los efectos de la marginalidad, la discriminación y el abandono en todas sus formas, en especial de personas con discapacidad o de personas socio-económicamente afectadas.

Desde sus orígenes, la fundación ha realizado 250 actividades, incluyó a 5.200 niños y jóvenes, y realizó 23 obras. Además de continuar trabajando en el eje de discapacidad, en los próximos años se proponen llegar con sus acciones a nuevos segmentos, como adultos mayores y personas de sectores desfavorecidos de todo el país. 

¿Por qué decidiste crear la Fundación?

Decidimos crearla hace muchos años, porque la gente venía a pedir ayuda a la casa de mis padres y era difícil decirle que no a algunos y sí a otras. Además, la ayuda que podíamos dar era muy puntual y solo a pocos. 

Entonces nos pareció que si lo hacíamos de manera organizada, podíamos llegar a más gente y de una forma más eficiente. Así surgió la idea de crear la Fundación -y menos mal que lo hicimos- porque de esa forma logramos centralizar todas las acciones de manera más profesional.

¿Te imaginabas que esta iba a ser una de tus actividades al retirarte del tenis? 

Sí, me lo imaginaba, porque cuando comenzamos a trabajar con la Fundación, yo todavía estaba en plena actividad. Sabía que cuando dejará el tenis iba a ocupar mi tiempo libre con esta organización y con la gente. 

Lo que no me había imaginado realmente, es el tiempo que lleva, las cosas que se ven y la gran necesidad que hay. La verdad es que se hace muy difícil estar en todos los ámbitos y queremos atender a la mayor cantidad de gente posible.

¿Dónde focalizan sus acciones? ¿Tienen un planteo federal o mayormente en Córdoba?

Las acciones se concentran en Córdoba, particularmente en Sierras Chicas que es donde vivo. Tratamos de hacer la mayoría de las cosas para la gente de acá, aunque también realizamos algunas acciones en otros lugares. Tenemos ganas de llevar nuestros programas a toda la provincia y, en el futuro, al resto del país.

Buscamos ayudarlos de la mejor manera posible, sin tratarlos como a personas discapacitadas que no pueden hacer cosas, sino como personas que pueden hacer deporte, divertirse y distraerse. 

¿Cuál es el eje fundamental de la Fundación? 

Uno de los ejes de la Fundación es trabajar para reinsertar a los chicos con discapacidad en el deporte y en la sociedad. Buscamos ayudarlos de la mejor manera posible, sin tratarlos como a personas discapacitadas que no pueden hacer cosas, sino como personas que pueden hacer deporte, divertirse y distraerse como cualquier otra. Para mí, lo más satisfactorio y valorable es ver que ellos disfrutan, la pasan bien y hacen algo diferente. Es muy gratificante.

Además del Tenis, que se convirtió en una carrera profesional, también practicaste fútbol, básquet, karate, equitación, natación y automovilismo. ¿Qué significa el deporte para vos?

Sacando el tenis -al que me dediqué profesionalmente- practiqué el resto de los deportes siendo chico y de grande sigo jugando a alguno, eventualmente. Para mí el deporte siempre fue algo espectacular, un motivo y un estilo de vida. Hoy sigo haciendo actividades prácticamente diarias, porque es algo que disfruto muchísimo. Es mi vida.

¿Cómo es la elección de proyectos en la Fundación? ¿Vos participás de esa tarea? 

La selección de los proyectos es un trabajo que hago junto a Fabián Sacarelli, que es el director de la Fundación. Juntos vamos definiendo objetivos y programas. Cuando comenzamos no sabíamos dónde nos estábamos metiendo y nos dimos cuenta de que la necesidad es muy grande e implica mucho tiempo y dedicación. Por eso es muy importante tener un grupo de gente atrás que trabaja en el día a día.

Los objetivos que definieron hace 15 años ¿cambiaron a lo largo del tiempo?

Si, lo cierto es que el trabajo de la Fundación fue cambiando. Fuimos poniendo el foco en diferentes acciones puntuales, pero lo que se mantuvo constante fue nuestro objetivo de reinsertar a personas con capacidades diferentes en el deporte, ya sea al tenis, al golf o la natación. Buscamos que ellos puedan practicar distintas disciplinas según las posibilidades de cada cual. Ese es el foco que nunca perdimos de vista, desde el inicio.

Uno de nuestros principales planes a futuro, es poder sostener un proyecto a largo plazo, algo muy complejo en esta Argentina donde las cosas cambian permanentemente. 

¿Cómo impacta la coyuntura del país en los planes de la Fundación?

La coyuntura siempre es complicada y sobre todo para organizaciones sin fines de lucro como la nuestra, que se enfoca en ayudar a la gente. Las empresas, en muchos casos, son reacias a vincularse y apoyar programas. No es fácil trabajar en Argentina, pero uno trata de hacer lo mejor posible.

¿Cuáles son los temas que más les preocupan?

Nos preocupa mucho la demanda que hay y las necesidades de ayuda que tiene la gente con discapacidad. Sobre todo, nos preocupa que es difícil tratar de complacer a todos.

Creo que en este último tiempo han mejorado algunas cosas y empeorado otras, no solo para la Fundación, sino en general. Es difícil en este país conseguir apoyo para desarrollar programas serios y a largo plazo. Es prácticamente imposible.

¿Cuáles son los proyectos de la Fundación para el futuro?

Uno de nuestros principales planes a futuro, justamente, es poder sostener un proyecto a largo plazo, algo muy complejo en esta Argentina donde las cosas cambian permanentemente. Pero la idea es tratar de hacer un programa que tenga una continuidad en el tiempo, y alcanzar también a otras ciudades en Córdoba y, en el futuro, llegar a todo el país. Pero para eso se necesita mucho más apoyo y concientización por parte de todas las organizaciones, empresas y Gobierno.

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