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Jóvenes en pandemia

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Una encuesta de Naciones Unidas describe qué les preocupa, cómo se modificaron sus hábitos, sus vínculos y sus percepciones de cara al futuro. Acciones de voluntariado y cambios en el consumo, bajo la lupa. 

La pandemia global causada por el COVID-19 supuso una serie de desafíos para los países de la región que han sido impactados no sólo por un importante número de contagios y defunciones, sino también por los cambios en la vida cotidiana que suponen las medidas preventivas y de confinamiento, los cambios en el mundo del trabajo y la educación, y los efectos en la salud y en la convivencia —entre otros—, que afectan las condiciones de vida de todos los ciudadanos. 

En este contexto, desde Naciones Unidas, integrantes del Grupo de trabajo de juventud de la Plataforma de Colaboración Regional para América Latina y el Caribe (RCP LAC) impulsaron una encuesta que puso el foco en los y las jóvenes  con el objetivo de conocer cómo están viviendo la pandemia, así como sus preocupaciones presentes y futuras. Fue dirigida hacia las y los jóvenes de la región con edades entre 15 y 29 años y se realizó mediante un formulario en línea de 49 preguntas. 

Entre los aspectos analizados por la “Encuesta de las Naciones Unidas sobre juventudes de América Latina y el Caribe dentro del contexto de la pandemia del COVID-19” se analizó la participación en acciones en respuesta al virus. El primer hallazgo en este marco, es que el involucramiento es limitado. Quienes lo hacen, lo canalizan especialmente mediante voluntariados en línea y donaciones. Así, un 35% del total de encuestados manifestó haber participado en alguna acción y este número aumenta hasta al 50% entre aquellos de 25 a 29 años, mientras que los de menor edad presentan una participación inferior (37% para las y los jóvenes entre los 20 y 24 años, y 21% para quienes tienen entre 15 a 19 años). 

Respecto a los tipos de actividades en las que decidieron sumarse, surge que uno de cada tres se involucra en voluntariados en línea. 27% ha realizado donaciones, 15% ha participado en acciones de organizaciones de la sociedad civil y cerca de 8% ha liderado acciones desde su lugar de trabajo. 

El involucramiento de las y los jóvenes en acciones en respuesta al COVID-19 es limitado. Quienes se suman, lo hacen mediante voluntariados en línea y donaciones.

Un dato interesante que surge del estudio, es que “quienes presentan una mayor participación mediante voluntariados en línea son las personas con discapacidad (43%) y los migrantes o refugiados (43%), en relación con el total de encuestados (30%)” explican. ¿Dónde los realizan? En general son de iniciativa propia (19%), o los llevan cabo dentro de una organización de la sociedad civil (15%) o en su comunidad (13%).

Los datos del informe también arrojan que “cerca de uno de cada cinco encuestados que realiza un voluntariado lo hace en el ámbito de apoyo psicosocial”.  Entre el total de voluntarios en este ámbito, un 43% corresponde a jóvenes de 20 a 24 años, que de forma general es el grupo etario que más indica participar en voluntariados en la región. 

¿Qué les preocupa?

Otro capítulo de la encuesta realizada por Naciones Unidas, se adentra en las preocupaciones de los jóvenes de la región en aquellos aspectos que se vieron afectados a raíz de la pandemia. Así, encontraron que sus mayores inquietudes se relacionan con la situación financiera familiar y personal, la pérdida de familiares y amigos, y la inestabilidad laboral y de estudios. El 97% de las y los jóvenes tiene alguna preocupación sobre el futuro, pero la preocupación más mencionada es la situación financiera familiar alcanzando un 64% de los encuestados mientras que el 45% manifestó lo mismo, pero sobre su situación personal. Entre las y los jóvenes que mencionan este temor destacan aquellos del tramo de edad entre 25 y 29 años (65%), y entre los encuestados que no estudian o trabajan remuneradamente (64%). Además, uno de cada dos jóvenes señala que le preocupa perder familiares y amigos.  

Por otro lado, la pandemia está dejando resultados positivos y así lo demuestra la encuesta. El 83% de las y los jóvenes señala que ha cambiado su perspectiva de consumo durante la crisis. Notablemente, más de la mitad de los encuestados indica que ahora es capaz de reconocer qué compras son más importantes para su bienestar, y cuatro de diez valora más las actividades que requieran introspección o concentración. La manera en que se canalizan las compras también se vio modificado, por lo que un 22% de los encuestados ha aumentado el uso de compras en línea y a domicilio, naturalmente más concentrado entre quienes viven en zonas urbanas (24%) que en las rurales (10%), y entre jóvenes con alguna discapacidad (25%). 

En síntesis, a la luz de los resultados, los principales desafíos de las y los jóvenes de la región se concentran en seguridad alimentaria, violencia de género, acceso a la salud y salud mental, educación, empleo, situación financiera y cuidados. 

En este marco, los autores del estudio remarcan que esta información puede “ayudar a dilucidar acerca de los posibles desafíos comunes así como aquellas áreas de intervención específica que favorezcan una mayor progresión en el avance del ejercicio pleno de derechos de grupos de jóvenes históricamente más postergados, particularmente las mujeres jóvenes, las y los jóvenes indígenas, afrodescendientes y migrantes, así como jóvenes con discapacidad y quienes pertenecen a la comunidad LGTBIQ”. 

Sólo con acciones afirmativas bien orientadas hacia este grupo, será posible cumplir realmente con el principio de “no dejar nadie atrás”, pilar central de los compromisos asociados a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)vo.

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