Main Menu

Los cien años de Longvie

Read Carefully

Pasado, presente  y futuro de una empresa por la sustentabilidad

En 1918 Hipólito Yrigoyen, primer presidente elegido por el voto secreto y universal, promediaba sus dos años de gobierno mientras Europa se encaminaba a culminar en noviembre la Gran Guerra. Un mes antes, en nuestro país, Raúl Federico Zimmmermann, inventó un termotanque eléctrico y un termostato especial, y con ambos productos dio inicio a la comercialización de artefactos para el hogar.

Así nació Longvie, empresa de capitales nacionales que cotiza en la Bolsa de Buenos Aires, emplea a 800 personas en sus plantas de Villa Martelli, partido de Vicente López, provincia de Buenos Aires; Paraná, Entre Ríos y Catamarca, además de contar con presencia internacional. En diálogo con Eduardo Zimmermann, CEO de la compañía, repasa distintos hitos de la compañía y una mirada hacia el futuro.

¿Cómo se adapta la empresa a 100 años de su nacimiento a los nuevos criterios ambientales y de sustentabilidad?

Desde 2015 empezamos a pensar en alinear los productos con foco en el cuidado del medio ambiente y de eficiencia energétieca. Aunque desde hace más tiempo que certificamos productos con esas caracteristicas. Tanto el mercado como la normativa se van aggiornando y se amplía el portfolio de artefactos etiquetados. Frente a esto lo que Longvie intenta es tener productos con el máximo nivel de eficiencia energética que es letra A. Y eso asegura que consume 55 por ciento menos que el de peor desempeño energético. Es decir, ya veníamos con un camino de sustentabilidad en la fabricación en sí y en los productos. Pero en 2015, con las elecciones y el cambio de gobierno sabíamos que íbamos a tener una modificación rotunda en las tarifas. Eso enfatizó nuestra propuesta de valor y también de concientizar al consumidor. Estamos todos en un marco de “eco revolución” interna.

Además, hace varios años que también nos hemos volcado al desarrollo de artefactos solares térmicos. Así en 2016 lanzamos la línea de termotanques solares.

En 2015 hicimos una alianza con Candy Internacional, empresa de Italia, y renovamos la planta de Catamarca de lavarropas con una inversión de 10 millones de dólares para adquirir la última tecnología con el know how de la firma europea. El 70 por ciento de los componentes son nacionales y el 30 se importa y eso también es un ejemplo del cambio interno en pos de mejores productos en todos los sentidos. En Paraná, Entre Ríos, está la fábrica de termotanques, calefones y calefactores a gas.

En una empresa familiar, la llegada a la comunidad es más directa y la sensibilidad es más profunda porque acá estamos los dueños trabajando.

Todo esto implicó un trabajo duro, no sólo en el desarrollo del producto y en el explicar al consumidor para que sepan de qué se trata sino en la capacitación de los instaladores para que lo hagan de forma correcta. Capacitamos así a más de 250 instaladores. Además implicó el desarrollo de un mercado de cero desde productos sofisticados técnicamente hasta más económicos pensados para viviendas sociales.

La otra pata es el calefón que este año ya transformamos como modelos de llama sin piloto que permite ahorrar energía y que van a ser A.

¿Y a nivel RSE, qué acciones realizan?

Trabajamos cerca de las comunidades donde tenemos nuestras plantas y apostamos al empleo local. Participamos de seminarios y exposiciones, hacemos capacitaciones, recibimos visitas de colegios a nuestras fábricas y realizamos donaciones de calefones solares a entidades del Tercer Sector.

Tenemos también beneficios internos para los empleados como provisión de útiles escolares, comedor gratuito, transporte, medicamentos cubriendo lo que no cubre la obra social, entre otras cosas.

¿Considera que las empresas familiares como lo es Longvie, tienen características que las hacen especiales para la RS y la sustentabilidad?

Sea familiar o no, la conciencia de ayudar tiene que estar y la RS es parte de una empresa por el rol que tiene en la comunidad. Lo que si puede ocurrir es que, en una empresa de este tipo, la llegada a la comunidad por parte de la familia es más directa y la sensibilidad es más profunda porque acá estamos los dueños trabajando.

En estos casi 100 años de vida, han sido testigos de diversas crisis económicas, políticas, cambios de gobierno, golpes de Estado, etc. ¿Cómo han hecho para sortear todos estos vaivenes?

Como empresa somos apolíticos. Nunca hemos tenido un relacionamiento profundo con el gobierno de turno. Esto no quiere decir que, como compañía, no tengamos contacto. Estamos disponibles, somos transparentes y damos información para generar políticas que sean positivas para el país y puedan contar con nosotros. Siempre mantenemos esa pauta, no hacemos aporte a campañas y no lo hemos hecho en 100 años. No debemos nada a ningún gobierno, eso es fundamental aunque no signifique que no haya trabajo conjunto y se transmitan necesidades mutuas. En un país muy volátil, la clave es participar de la relación gobierno empresa de una manera sana y transparente.

La otra pauta es ser flexibles, estar aggiornados, marcar liderazgo y cuidar la marca. Esto es vital porque la gente te sigue comprando por quién sos como marca y esto te lo define por los productos que das, por las innovaciones que realizás.

Cuidar la marca es vital porque la gente te sigue comprando por quién sos como marca y esto te lo define por los productos que das, por las innovaciones que realizás.

Esta flexibilidad nos permitió, por ejemplo, realizar muchas inversiones a pesar del cierre de importaciones, porque pensamos en el futuro. Además, en estos años tratamos de mejorar la eficiencia en todo sentido. A finales de 2015 abrimos la filial en Colombia. Nunca habíamos salido del país. En vez de quedarnos esperando y ver cómo ser competitivo, inauguramos esta sucursal dónde teníamos un mercado de ventas para poder maximizar exportaciones argentinas y relacionarnos con fábricas internacionales a las que le podamos poner el apellido Longvie.

En este proceso de internacionalización, exportamos calefactores a gas a México, Canadá y Georgia, entre otros. Uno se le anima al mundo por calidad, que es algo que escasea.

Top