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Calculadora de Huella de Agua y Carbono

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Con el objetivo de que productores y bodegas conozcan el impacto sobre el cambio climático de la producción de uva, vino y toda la cadena productiva, la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR) y el CONICET crearon una herramienta tecnológica de uso gratuito y abierto. Un gran avance hacia la sostenibilidad como objetivo estratégico.

El vino y la actividad vitivinícola forman parte de la identidad argentina y ya se han convertido en una carta de presentación nacional en todo el mundo. Tal es así, que en 2013, a partir de la ley Nº 26.870, se lo declaró como la Bebida Nacional. Los fundamentos de la norma resaltan la revalorización de los recursos humanos asociados a la producción desde el viñedo hasta la comercialización y la presencia en el exterior. 

Frente al desafío de transformar el del sector vitivinícola y de potenciar sus fortalezas y oportunidades en el mercado global, se ubica la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR) un organismo público-privado que gestiona y articula las acciones necesarias para cumplir con los objetivos del Plan Estratégico Argentina Vitivinícola 2030 (PEVI). Desde allí promueven la organización e integración de los actores de la cadena productiva, la innovación de productos y procesos que acrecientan el valor agregado del sector. 

Entre los aspectos que hoy no se pueden dejar de lado en la agenda sectorial, se inscribe el impacto que produce sobre el cambio climático su producto principal. Por ello, la Investigación, Desarrollo e Innovación de COVIAR, impulsó la creación de una herramienta para productores y bodegas: la Calculadora de Huella de Agua y Carbono. Creada en el marco del proyecto “Vitivinicultura Sostenible 4.0”, que financia el Programa Soluciona de la Secretaría de Economía del Conocimiento del Ministerio de Economía de la Nación, fue desarrollada por el grupo de investigación CLIOPE de la Universidad Tecnológica Nacional, Facultad Regional Mendoza, y el CONICET

La calculadora

La huella de agua de un producto es una métrica con la que se cuantifican los impactos potenciales relacionados con el uso y consumo de agua de un sistema, mediante la recopilación y evaluación de las entradas y salidas de flujos de agua expresada en m3 equivalentes. Mientras que la huella de carbono de un producto es la suma de los gases de efecto invernadero (GEI), emisiones y remociones, de un sistema que se expresan como CO2 equivalente/unidad de producto y se basa sobre una evaluación de ciclo de vida analizando solamente la categoría de impacto Cambio Climático. Estos dos indicadores son clave a la hora de medir el impacto, la eficiencia y la sostenibilidad de cualquier productor o empresa.

“La calculadora de la huella de agua y de carbono es una herramienta esencial en tiempos de tanta incertidumbre marcada por el Cambio Climático. Constituye un gran aporte para la sostenibilidad de la cadena, no solo desde el punto de vista ambiental sino del económico. Será importante evaluar su uso por parte del sector”, afirmó Claudio Galmarini, director regional del INTA para Mendoza y San Juan y director de COVIAR coordinador de la unidad ejecutora de Investigación Desarrollo e Innovación (IDI).

“La herramienta ha sido desarrollada en módulos constituyendo un paquete para que el usuario final, que puede ser un productor o una bodega, del tamaño y la escala que sea, pueda estimar de manera orientativa el impacto sobre el cambio climático y el uso del agua asociado a su actividad. El estándar utilizado se basa en las especificaciones de la Norma ISO 14067:2018 y 14046:2014. De este modo, se estudia el impacto ambiental potencial de la contribución que tiene, por ejemplo, 1 kg de uva para vinificar o una botella de 750 ml de un determinado vino, sobre el cambio climático y la escasez de agua con enfoque de ciclo de vida, es decir, considerando las distintas etapas de la producción del producto analizado”, detalló la investigadora a cargo de proyecto, Bárbara Civit. “Para esto se tuvo en cuenta el análisis de ciclo de vida, es decir, contempla el impacto ambiental desde la cuna hasta la puerta, y considera todos los insumos utilizados en los procesos productivos”, agregó Civit. 

En su diseño se utilizaron las guías dispuestas por el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas, resoluciones de la Organización Internacional de la Vid y Vino (OIV), dos talleres preparatorios con referentes del sector y diversos parámetros para el análisis de ciclo de vida de los productos que permiten producir información transparente y contrastable sobre cada etapa productiva.

Esta herramienta está destinada a las cámaras del sector y sus asociados, productores y elaboradores de vino. Los usuarios también contarán con un Instructivo de uso de la calculadora y la Guía de sostenibilidad de COVIAR para optimizar aquellos indicadores que generan mayores huellas.

Por su parte, José Alberto Zuccardi, vicepresidente de COVIAR dijo que “si bien el vino argentino es competitivo, comenzando con los diagnósticos que realicen los usuarios a partir del desarrollo generado, podrán realizarse mejoras que contribuirán a la sostenibilidad en el uso de los recursos críticos para la mitigación de los efectos del cambio climático”.

El uso de esta herramienta es libre y gratuito y se encuentra disponible para su uso en la página web del Observatorio Vitivinícola Argentino. Su importancia estratégica radica en que estos cálculos permitirán el diseño de estrategias de mitigación hacia procesos más benignos con el ambiente y calcular los cambios que produciría, por ejemplo, la incorporación de una determinada tecnología antes de su instalación. Es decir, permite adelantarse y ver los efectos que podría tener una decisión anticipadamente, la incorporación de energía de origen renovable o un sistema de riego determinado que mejore la eficiencia en el uso del agua, o la decisión de comprar insumos a un determinado proveedor o a otro, por mencionar algunos ejemplos.

Así los usuarios podrán identificar los “hot spots” o etapas que explican la mayor cantidad de uso del agua y emisiones, pudiendo diseñar alternativas de mitigación y/o compensación sobre la base de la Guía de Sostenibilidad, que desglosa variadas formas de optimización sostenible.

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