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Criptomonedas: entre el bien y el mal.

Criptomoneda
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Los medios de comunicación abundan en noticias sobre las sucesivas alzas y descensos de su valor, el recelo de reguladores o bancos centrales, y las manifestaciones de apoyo de grandes personajes del mundo de la tecnología como Elon Musk o Bill Gates.

Lo cierto es que se trata de un activo que divide aguas y genera controversias. Entre los argumentos para debilitarlas se esgrime la ineficiencia del proceso de minería. ¿Qué tanto contamina y qué proyectos buscan minimizar su impacto?

En los últimos meses el mercado de criptomonedas tambalea por el pánico que generó el cierre de granjas de minado en China (país que en 2020 concentró el 65% de la minería de Bitcoin del mundo), y obligó a trasladar la actividad a Kazajistán.

Se trata de un activo que divide aguas y genera controversias. Entre los argumentos a favor sus defensores destacan tres elementos clave: la posibilidad de realizar intercambios monetarios sin intermediarios, su portabilidad y la preservación del anonimato del titular.

Mientras que sus detractores argumentan que su uso está asociado a actividades de financiación del terrorismo y blanqueo de dinero, que es un activo de alta volatilidad y riesgo para inversores, y que no existe un regulador que la respalde y pueda cuidar a los usuarios.

El último de los argumentos contra la criptodivisa, que goza de muy poca popularidad, es el hecho  de que la minería es altamente contaminante, por la enorme cantidad de energía que requiere para su desarrollo.

Cómo funciona la minería

Para entender la magnitud del problema es necesario conocer cómo funciona el proceso de minado y por qué puede ser nocivo para el medio ambiente. 

La minería es el proceso por el cual se registran y validan las transacciones con criptomonedas en una red denominada blockchain (cadena de bloques) que es una base de datos (como un gran libro contable) descentralizado, seguro e inalterable.

Para registrar una transacción se plantea un problema matemático complejo o algoritmo, Proof Of Work (protocolo de prueba de trabajo), que requiere de un gran poder de procesamiento para su resolución que se ejecuta en máquinas denominadas ASICs

Los mineros son fundamentales, porque se encargan de hacer este trabajo que es clave para el funcionamiento de la red y cambio reciben como recompensa 6,25 Bitcoins que se distribuyen entre todos los que participaron en la resolución del algoritmo para ese bloque. 

Esto a su vez es un incentivo para que muchas personas quieran seguir participando del minado que emplea cada vez más servidores que se concentran en espacios denominados “granjas”, que trabajan continuamente y consumen una gran cantidad de energía.

Los detractores de las criptomonedas argumentan que:

  • Su uso está asociado a actividades de financiación del terrorismo y blanqueo de dinero,
  • Que es un activo de alta volatilidad y riesgo para inversores,
  • Que no existe un regulador que la respalde y pueda cuidar a los usuarios.

Ignacio Carballo, director Ecosistema Fintech & Digital Banking (UCA), explica que el proceso de minado se fue complejizando a medida que nuevos miembros se sumaron a la red y, en la medida en que se acercan al límite de 21 millones de Bitcoin existentes (hay minados 18,5 millones), se reduce la recompensa y se complejiza el algoritmo, por ende, se necesita hardware cada vez más potentes para resolverlo.

“Antes se escuchaba de gente que minaba con la computadora del trabajo, pero ya es imposible por la complejidad propia de este acertijo. Así surgieron las granjas de minería, espacios dedicados específicamente autorizar transacciones de manera recurrente 24×7, los 365 días del año. El principal insumo que utilizan estas granjas es hardware y energía eléctrica”.

La energía que consumen estos servidores proviene principalmente de hidrocarburos y genera emisiones de CO2 que son perjudiciales para el planeta. Sin embargo, Carballo advierte que: “No es la minería lo que no es amigable, sino la fuente de la energía eléctrica lo que la vuelve nociva para el medio ambiente”.

¿Cuánto contamina?

Un estudio del Centro de Finanzas Alternativas de la Universidad de Cambridge (CCAF, por sus siglas en inglés), señaló en 2020 que la energía anual que se necesita para producir Bitcoins supera el consumo de Argentina, y agrega que la minería de Bitcoins utiliza 121.88 TWh por año.

Otras investigaciones como la de Nature concluyeron que, solo las operaciones de esta criptomoneda en China producirán 130 millones de toneladas de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en 2024, más que las que genera en un año toda la economía de la República Checa. Islandia es otro de los países al borde de superar el consumo de todos los hogares, solo con su actividad minera.

La consultora Kaspersky también advierte sobre el impacto ambiental de la minería web o criptojacking. Se trata de un procedimiento de minería maliciosa en la que los ciberdelincuentes utilizan medios ocultos para instalar programas mineros en otros equipos y llevarse todos los beneficios de la minería de criptomonedas sin tener que pagar los costos de electricidad. 

La cantidad de energía consumida en este proceso podría alcanzar los 1670 megavatios por hora (MWh). Si se convierte este dato en emisiones de dióxido de carbono según los niveles medios mundiales de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), equivale a unas 800 toneladas de gases de efecto invernadero (CO2) emitidas a la atmósfera en 2018, señala el informe.

Y agrega que “las tarifas de electricidad para un nivel tan elevado de energía podrían oscilar entre cientos de miles de dólares y el medio millón, dependiendo del país de origen. La cantidad de energía necesaria para ello sería más de tres veces superior a la producción de la central nuclear de Chernóbil en el año anterior a su incidente”.

Este ciberdelito no es menor, en tanto el número de usuarios atacados por malware criptominero en 2018 aumentó 83% con relación al año anterior y sumó 5 millones de usuarios afectados durante los primeros tres trimestres del año.

El tema del medio ambiente y la contaminación quedan en segundo plano, ya que los individuos o empresas que participan de esta actividad lo hacen justamente para tener un beneficio económico.

Además del despilfarro energético, la minería de criptomonedas utiliza equipos de hardware especializados que tienen un alto nivel de obsolescencia, que caen en desuso en un corto plazo (año y medio aproximadamente) y generan basura electrónica.

Santiago Pontiroli, analista de Seguridad de Kaspersky, opina que minar “es nocivo para el medio ambiente, pero el argumento de los que están a favor de las criptomonedas es que también generan emisiones las redes bancarias, la bolsa de valores o las personas yendo a la oficina. Es difícil hacer una comparación porque es una actividad que no está regulada, no hay estadísticas fiables. Tampoco se sabe mucho sobre las granjas, que se ubicaban mayormente en China”.

Existen algunas variables que juegan a la hora de elegir cuál es el mejor lugar para instalar una granja. En ese sentido, Carballo explica que básicamente, “es una decisión de negocios” y que los países más atractivos son aquellos donde la electricidad tiene un costo más accesible, es renovable  y la actividad no es considerada ilegal.

“El tema del medio ambiente y la contaminación quedan en segundo plano, ya que los individuos o empresas que participan de esta actividad lo hacen justamente para tener un beneficio económico”, agrega Pontiroli.

A raíz del endurecimiento del gobierno chino, las granjas ubicadas en ese país se trasladaron a Kazajistán, donde la electricidad es barata y la regulación en torno a las cripto es casi inexistente.

El Ministro de Desarrollo Digital de Kazajistán afirmó que el país busca aportar u$s738 millones de en inversiones a través de la industria cripto durante los próximos tres años. El país cuenta actualmente con 14 granjas mineras de criptomonedas que llevan aportado cerca de u$s201.7 millones en inversiones, según destaca el sitio Cointelegraph.

El Salvador es otro de los países con una política amigable hacia el universo cripto y tiene una ley que determina que “todo agente económico deberá aceptar al Bitcoin como forma de pago cuando así le sea ofrecido por quien adquiere un bien o servicio”.

Además de adoptar la criptodivisa como moneda curso legal, tiene un proyecto de minado de con energía geotérmica producida por los volcanes del país. 

Consultado sobre si las granjas de minería pueden traer algún beneficio económico para el país donde se instalen, Carballo opinó que: “Si se dan dentro de un sistema regulado, pueden ser una industria más, que genere empleo, demanda y consumo. Pero en tanto es una actividad que no está regulada, los beneficios no son tangibles. El caso de El Salvador es interesante porque podría generarse una industria completamente propia que puede traer algún beneficio”.

Hacia un minado sustentable

Los argumentos a favor o en contra del minado de Bitcoin se maximizan o minimizan en función de la posición tomada en torno a la criptodivisa. Si bien es cierto que al no ser una actividad regulada se complica la posibilidad de tener datos precisos (en muchos países, por cada granja legal existen cuatro clandestinas), hay una serie de actividades que generan una mayor cantidad de gases de efecto invernadero que el Bitcoin.

Para algunos analistas existe algún sesgo a la hora de medir el impacto real de la minería y sería insensato prohibir la actividad y no avanzar sobre otros sectores que contaminan todavía más. Tal es el caso de la industria bancaria que utiliza 263,72 TWh de energía al año. 

Por otra parte, al igual que en muchos otros sectores, según la tendencia mundial y los compromisos asumidos para reducir las emisiones de CO2, están comenzando a verse algunos proyectos de minado con energía renovable como hidroeléctrica y eólica o energía nuclear. 

Link Global Technologies, dedicada a la minería de Bitcoins, y Neptune Digital Assets, especializada en tecnología blockchain, ambas con sede en Canadá anunciaron la construcción de una granja de minería de Bitcoin que funcionará con energía sustentable, puntualmente eólica, solar y gas natural.

La compañía china de Internet, The9, fue otra de las que dio un paso en este sentido y firmó un acuerdo de minería de Bitcoin “verde” con la rusa BitRiver, que brinda servicios de alojamiento para operaciones de criptominería a gran escala y utiliza energía hidroeléctrica excedente para el funcionamiento de sus centros de datos en Rusia y los países de la Comunidad de Estados Independientes (CEI).

Elon Musk formó el Consejo de Minería del Bitcoin que tendrá sede en Estados Unidos con el objetivo de promover la “transparencia en el uso de energía” e impulsar a los mineros a utilizar fuentes renovables. 

Pontiroli, agrega que existen cerca de 10.000 criptomonedas y que no todas utilizan el protocolo Proof Of Work, sino otro tipo de algoritmos como Proof Of Stake (prueba de participación) que son más eficiente energéticamente por no necesitan tanto poder de cómputo.

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