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Una empresa social que trabaja sobre algo fundamental para la vida: el Agua Segura.

IMAGE: edufors.com
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Julian Weich y el médico Nicolás Wertheimer, juntos en un proyecto para proveer agua segura a través de la colocación de filtros microbiológicos. Además, por medio de la educación buscan un cambio de hábitos, enseñando a usar y a cuidar este recurso.

 

¿Cómo surgió el proyecto?

NW: Antes de terminar la carrera recorrí Europa y Estados Unidos buscando una forma diferente de ejercer la medicina, estaba incómodo y no sabía por qué. Me había ido bien en la carrera pero quería un camino diferente.

¿Una medicina con rostro humano?

NW: No sé, simplemente en los hospitales no encontraba lo que buscaba. Me gusta mucho la gente, la aventura, el aire libre y no lo encontré en otros países. Hice la residencia en el Hospital Municipal de Vicente López, aprendí muchísimo y dormí poquísimo. Pero se- guía con las inquietudes. Un día puse en el buscador de mi computadora: “¿Qué está cambiando al mundo?”, una pregunta que me hago desde chi- co. Y aparece en pantalla un chico de África tomando agua turbia que, gracias a un tubito, se volvía segura. Me puse a investigar y entré en la página de la OMS.

Ese tubito es el filtro que usamos, que contaba con cientos de estudios, papers de investigación que mostraban lo que yo había estudiado en infectología y salud pública y pensé: “acá en Argentina tenemos 6 millones de personas afectadas por temas relacionados al agua, y esto hace falta”. Me contacté con la gente que trabaja en la OMS y con los que hacen esta tecnología de filtros mecánicos sin químicos. Y así viajé con el dispositivo a una escuela rural por medio de una organización de la sociedad civil en el Gran Chaco que se abastecía de agua estancada y que se volvió transparente. Cuando volví a Buenos Aires, dije: “¿cómo hago para llegar a 16 mil escuelas?” Lo llamé a Julián y así empezamos.

Ustedes no se conocían de antes, ¿verdad? ¿Cómo fue Nicolás que lo abordaste?

JW: Ni siquiera veía mis programas. NW: Pero si conocía su imagen social. JM: Me mandó un mail donde me decía que, al igual que mis hijos, él también había ido a la escuela ORT. Lo vi como alguien cercano. Cuando me pidió ayuda por mail yo le dije que sí, y le aconsejé que hablara con tal o cual persona. Su respuesta fue que todos los contactos lo habían atendido muy bien pero el insistía en que nos tomáramos un café. Yo pensaba “qué pesado”. Porque para mí era un chiquilín que en ese momentos tenía 26 años, la misma edad de mi hija. Hasta que al final accedí. Y me pregunta: “¿vos sabés lo que hago? Le contesté que sí, que tenía una ONG. Y me responde que no, que era una empresa. Y así fue que empezamos la charla y lo tomé más en serio porque me di cuenta de la dimensión de lo que hacía y que podíamos escalarlo a todo el país. Ahí nos asociamos.

NW: Así nació el proyecto, que se basa en tecnología suiza con gran bagaje de investigación detrás. Después de 2 años, de haber impactado en más de 40 mil personas, y gracias a que nos apoyan grandes organizaciones, empresas y el gobierno, podemos trabajar juntos para resolver una problemática social. Para mi la medicina está en cada uno de los aspectos del proyecto. Me siento como en el consultorio hasta en las escuelas, y al estar con los chicos para combatir las enfermedades por falta de agua segura como diarreas, parasitosis, entre otras.

Uno suele pensar en la macro planificación, en llegar con cloacas a todas partes. Pero ustedes apuntan a algo vital: que siempre sea potable.

JW: Eso puede darse en esta presidencia o en la siguiente pero mientras tan- to, mientras charlamos hay que hacer algo hoy. Nosotros vamos a ese presente y en un minuto transformamos agua turbia en potable.

¿Hay conciencia de la problemática del agua?

NW: Justamente estamos con una campaña sobre el tema. Mucha gente cree que no hay un problema. Viven en Buenos Aires, cerca del Río de la Plata o en otras ciudades donde este recurso sobra. Pero muy cerca hay personas que carecen de agua de red.

JW: Cuando viajas con un médico a los lugares aprendes muchas cosas. Por ejemplo, cuando vos no tenés agua segura en un hogar, hay que hervirla. Así se inhala monóxido de carbono y te encontrás con chicos de 5 años que tienen problemas de pulmón por respirar humo, aparecen quemaduras. Te dan leche en polvo pero, ¿de qué sirve si tienen que preparar la mamadera con agua verde o turbia?

¿Cómo es su accionar desde que llegan a un lugar?

NW: Lo más importante es encontrar el lugar ya. Ese lugar dónde están los chicos tomando agua no apta. Y esos se hace a través de ONGs y el gobierno que tienen detectadas las zonas más vulnerables del país.

¿Qué vínculo tejen con las empresas?

JW: Las empresas son las que nos permiten hacer lo nuestro.
NW: Nosotros somos los referentes. Nos preguntan dónde pueden ir a tra- bajar. Y muchas veces es la manzana que está más cerca y los propios traba- jadores son también identificadores y detectan la vulnerabilidad.

¿Las empresas que lo hacen como política de RSE, lo vuelcan después en sus balances?

NW: Hay pymes que también nos ayudan que no presentan ningún reporte de RSE pero las grandes sí lo hacen con indicadores y estándares internacionales. Año a año, las compañías que trabajan con nosotros, nos piden resultados del proyecto, cómo están los filtros, las experiencias de las familias y demás, para poder subir a sus reportes y para un seguimiento. Nos piden datos de impacto y nosotros nos perfeccionamos como ejecutores conociendo y dando herramientas para medirlo.

Realizan entonces un seguimiento de las acciones…

JW. Si, por eso involucramos al INTA, al INTI, a Vialidad Nacional.

¿Ellos hacen la evaluación de los indicadores vinculados a esto?

NW: Hacen visitas constantemente. Lo más valioso de Agua Segura -y que permitió crecer tan rápido en estos dos años- es que fue referente local com- prometido con los dos sectores: distintas ONGS que abordan temáticas de educación, desnutrición, salud en ese lugar, y algún representante del municipio, del INTA, de la Secretaría de Agricultura Familiar, etc.

JW: Por eso vinculamos a todos para que estemos todos de acuerdo. No es que dejamos el filtro y nos vamos. Involucramos a todos y cuánto más mejor porque mejor lo van a cuidar.

¿El INTI validó las herramientas tecnológicas y la incorporó de alguna forma a la Argentina?

NW: Eso todavía está en proceso. Pero quien más está trabajando en el desarrollo de sus propias tecnologías es el INTA que lo hace de la mano del pequeño productor porque si no cuenta con agua segura no puede producir.

En realidad, la tecnología que usamos queda, en cierta forma, en segundo plano y lo más valioso es el trabajo que estamos haciendo entre tantos. Porque, por ejemplo, en algún lugar el filtro debe ser reemplazado por otra cosa. En otro hay que hacer un sistema de captación de agua de lluvia porque es la única forma de acceder a ella y no podemos filtrar si no existe este recurso, y así muchos ca- sos. Pero el alcance territorial es enorme y la problemática microbiológica y la necesidad de que el filtro sea de larga du- ración y de fácil uso es un punto común de todo el país. En una localidad puede hacer faltar realizar una perforación para que puedan aumentar su producción 5 veces y hacer un sistema de riego por goteo y en otra lo importante es cuidarla. Julián y otros integrantes de Agua Segura van a dar charlas para el cuidado.

¿Cómo trabajan sobre la RS territorial y transformadora con el impacto inmediato?

JW: En realidad todo es necesario, el corto y el largo plazo. Mientras estamos hablando ahora algún chico está toman- do agua turbia. No podemos esperar a que les llegue el agua corriente. Podría pasar mucho tiempo porque son comunidades alejadas e incluso que se mueven de paraje en paraje.

Además del filtro, la educación es un pilar clave, ¿cierto?

JW: Es que cuando vamos a la escuela rural les enseñamos que el acceso el agua es un derecho, sin importar si se los otorga el Estado, nosotros, una empresa. Porque uno no puede defender lo que no conoce. Cuando se capacita al docente, a los padres, a los chicos, entonces tienen capacidad para exigirlo. NW: Estamos muy agradecidos de que esta tecnología nos permitió crecer por todo el país pero la clave es trabajar juntos en todos los aspectos que hacen al agua, y esto va mucho más allá de la tecnología.

¿Si un gobierno local quiere vincularse con ustedes, lo hace directamente y buscan una empresa de referencia?

NW: El canal de RS es uno de los cana- les que usamos por el tema de acceso a fondos. A veces, una localidad se entera por el Ministerio del Interior de la Nación, porque escuchó sobre nosotros o porque fuimos con la empresa a una escuela. Se hace conjuntamente entre el sector privado y el estatal, juntando herramientas y recursos, ganas.

JW: No hay celos.

Hacen “Coopetición”…

JW: Hay un objetivo clarísimo que es el acceso al agua potable y al filtro. Cuan- do vamos a una escuela, solemos estar un día, colocamos los filtros, hacemos las capacitaciones, aprovechamos para hablar sobre la importancia de la hidratación, del lavado de manos, de nutrición. Y cuando nos vamos, quedamos contactados con el referente local.

Son como un especie de puericultores modernos.

JW: Si, también les enseñamos que la ori- na debe ser transparente. No podemos educar a un chico en la importancia de hidratarse si no tienen agua. A partir de contar con ella, les contamos que deben tomar 8 vasos por día como mínimo, por ejemplo. El proyecto es más amplio, hay un montón de cosas alrededor de este recurso en las comunidades rurales.

Decidieron constituirse como Empresa B.

JW: Si, más allá del reglamento de lo que es ser empresa B, tenemos un pacto social. Buscamos cambiar la calidad de vida de la gente para bien. Es la de- cisión, entre vender cigarrillos o vender algo que hace bien. El que opta por lo primero causa un mal. Nuestro proyecto le cambia la vida para mejor.

No pasa sólo por vender los filtros…

JW: Claro, porque si no lo venderíamos en los supermercados y listo. Nosotros nos encargamos de ir a lugar, de llevar la solución, de ver qué se necesita, de capacitar a la gente. Cuando la empresa es B, la propia compañía en sí es Res- ponsabilidad Social.

NW: Mi experiencia más fuerte con Agua Segura es poder abrazar al a comunidad que tiene la problemática. El filtro es una excusa. Somos una empresa con propósito.

Y pro positiva.

NW: Las comunidades trabajan con nosotros, pero los fondos son de otro sector y planteamos que los beneficios

son para una comunidad vulnerable pero también para todo el país. Y como está todo a la vista queremos llegar a la mayor cantidad de escuelas posibles. Tenemos empresas que nos dicen que quieren estar en una “X” cantidad de escuelas en 20 provincias. Entonces ar- mamos el proyecto, la logística y todo lo necesario. Porque hay un gran trabajo detrás y está a la vista.

¿Sólo van a escuelas?

NW: No, pero la escuela es central. Fun- ciona como iglesia, como centro comu- nitario, como comedor. Es el corazón de la comunidad.

¿Hay escasez de médicos en los lugares donde suelen ir?

JW: A veces están lejos de los centros de salud. O los atiende alguien que aún no tiene título de enfermero. Pero también vamos a lugares más cercanos que tam- poco tienen agua segura. Son escuelas que tal vez están a 20 metros de la ruta pero como es agua de pozo, con napas contaminadas, tienen epidemias de gastroenteritis que repercute -por ejem- plo- en faltar al colegio.

Tenemos un país diverso y grande…
JW: Es inmenso y cuando crees que llegas al borde, hay más. Todo el mundo critica al Estado, de alguna manera yo lo defien- do. El Estado no va a poder nunca llegar a esos lugares porque hay poca gente en esos extremos. Además, el Estado somos todos y cada uno puede hacer algo. So- mos todos responsables y debemos ha- cernos cargo de lo que podamos hacer por el otro desde nuestro lugar.

¿Cómo se vinculan con las universidades?

NW: Ingenieros de la UTN de Tucumán trabajan con nosotros. También usamos los reportes del Observatorio de la Deuda Social de la UCA. La UBA hizo los estudios de los filtros. Y la Universidad Austral nos invitó a hablar sobre lo que significa emprender socialmente. Por- que, un pilar muy fuerte de Agua Segura es ese. Y creo que ese es un excelente mensaje para transmitir desde las universidades. Además, un médico no ve nada vincula- do a empresas en su carrera. Y las únicas opciones que considera en general son abrir un consultorio y eventualmente una clínica.

JW: Ser Médico Social podría ser una especialidad porque no es lo mismo atender en comunidades alejadas que en una ciudad. Existe Médicos sin Fronteras pero no es lo mismo. Como no existe esa especialidad, el profesional va a diagnosticar enfermedades como gastroenteritis o algo por el estilo y le va a recetar una dieta, pero en esas comunidades no sirve porque el problema pasa por la falta de agua segura.

Por otra parte, cada vez que desperdiciamos una gota de agua, a nosotros no nos afecta porque tenemos. Pero esa gota se la robamos a alguien que no tiene. Aunque parezca loco es como una sábana corta: me abrigo arriba y a alguien le estoy desabrigando los pies. El agua en el mundo escasea, cuesta más cara y nosotros, en ese sentido, somos un país rico pero si no la cuidamos vamos a pasar a ser pobres en ese recurso.

NW: Ser conscientes es lo primero, tenemos agua acá, en otros lugares no tiene, tiene que venir a caballo o por medio de un camión cisterna. Debemos saber que eso ocurre y que las acciones tengan sentido sea porque no hay agua o porque no está en condiciones.

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