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El factor invisible

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Un informe del BID y The Wellbeing Project que llama a fortalecer al ecosistema emprendedor de la región e impulsar su gran capacidad innovadora a través de atender a un factor invisible pero fundamental: el bienestar y la salud mental de emprendedores/as de alto impacto. 

Los emprendimientos de alto impacto son una parte esencial de las economías dinámicas de cada país. Sin embargo, en muchos casos, estos emprendedores y emprendedoras enfrentan circunstancias y desafíos muy particulares. A las presiones financieras y operativas cotidianas se suman contextos políticos, económicos y sociales muy cambiantes, así como recientemente los duros impactos por la pandemia del COVID-19. 

Esto ha generado un ambiente de alta tensión e incertidumbre en ellos para poder mantener o hacer crecer sus iniciativas sin descuidar el compromiso laboral con sus equipos. Estos desafíos se suelen enfrentar en solitario, por estigmas o prejuicios y allí es donde radican algunas dolencias y la salud mental comienza a sufrir. 

Con el objetivo de entender la situación por la que atraviesa este sector de la sociedad, el BID Lab junto a The Wellbeing Project publicaron la investigación “El factor invisible. Bienestar y salud mental para fortalecer el ecosistema emprendedor de alto impacto en América Latina y el Caribe”. A través de este estudio, los especialistas entrevistaron a un grupo diverso de emprendedores en varios países de ALC con iniciativas en distintas etapas y con diverso alcance geográfico o de mercado, quienes aceptaron participar voluntariamente para compartir sus experiencias y opiniones.

De alto impacto

Al referirse al ecosistema de Emprendedores/as de AIto Impacto (EAI), desde el BID explican que se trata de aquel “grupo de personas liderando iniciativas que – mediante el desarrollo de productos y servicios sustentados en modelos de negocio con potencial de crecimiento rápido, rentable y sostenible, y apoyándose en tecnología – buscan generar impacto positivo en las personas y sus comunidades (impacto social) y/o en el planeta (impacto ambiental) mejorando la vida de la población de América Latina y el Caribe, especialmente de los más pobres y vulnerables”. 

La experiencia diaria de los emprendedores muchas veces se tiñe de grandes desafíos para poder hacer crecer exitosamente sus proyectos. Estas presiones diarias suelen estar vinculadas a factores que comúnmente se pueden ver y medir, como el factor financiero, el factor operativo y los factores de sostenibilidad o escalabilidad. “Sin embargo, se puede ver y conocer poco sobre el impacto y las posibles consecuencias de estas presiones en la vida personal, familiar o cotidiana de los seres humanos detrás de los emprendimientos. Un factor invisible que es hora de visibilizar” explican en el documento. 

Hablar de bienestar y salud mental es sin duda complejo e involucra muchas aristas. En el contexto de la investigación, el bienestar de un emprendedor de Alto Impacto, se refiere “al hecho de gozar de buena salud física y mental” aclaran. Así, a lo largo del documento explican que el bienestar “es un proceso dinámico y progresivo de búsqueda de un balance entre estos elementos complementarios, que incluye aspectos específicos como el bienestar emocional, el intelectual, el espiritual, el económico, el social, el laboral e incluso el medioambiental, considerando también otras variables como el acceso a herramientas de ayuda y a servicios de salud, la calidad de la alimentación, entre otras”. Y la salud mental, en este contexto y acorde con la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se entiende como el estado en el cual el individuo, dentro de ese bienestar, “es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida diaria, puede trabajar de forma productiva y fructífera, y puede aportar algo a su comunidad”. 

Hallazgos visibles

El informe explica que, si el tema de bienestar y salud mental había podido considerarse ausente por mucho tiempo de la agenda pública de América Latina y el Caribe, la pandemia del COVID-19 y su profundo impacto han demostrado la necesidad y la pertinencia de visibilizarlo y atenderlo. Según cifras de la OMS presentes en el documento del BID “Un 22% de las personas de la región padecen uno o más trastornos mentales y neurológicos, especialmente en poblaciones vulnerables o jóvenes, y entre un 60% y 65% de las personas que necesitan algún tipo de atención no la reciben, impactando, por ejemplo, en el número de intentos de suicidio al año”. A ello agregan que pese a que la tasa mundial de mortalidad por suicidio ha disminuido, en el continente americano ha aumentado, además, el porcentaje del presupuesto sanitario regional destinado a la atención de estos temas es inferior al 2% (del cual el 67% se gasta en hospitales psiquiátricos). 

En este contexto se enmarcan los hallazgos del estudio. En los casos enfocados en la situación específica de la muestra participante, se advierte una situación de los emprendedores de alto impacto de la región que estaría afectando su bienestar psicológico y subjetivo. Desde el enfoque de bienestar, según los resultados arrojados por las herramientas de medición y con base en el Índice ‘WHO-5’ desarrollado por la Organización Mundial de la Salud, un 64% de los EAI participantes presenta niveles moderados de burnout, un 20% tiene claros síntomas de burnout severo y 3 de cada 10 emprendedores exhiben síntomas de malestar psicológico, medido en términos de aceptación de sí mismo, la capacidad de crear relaciones positivas con otros, la autonomía para la toma de decisiones, el control sobre su entorno, la definición de objetivos o metas en la vida y la búsqueda del crecimiento personal para evolucionar. 

Desde el enfoque de satisfacción con la vida y sus ámbitos, señalados por los participantes, es muy importante la percepción de que se está haciendo lo que se desea hacer. El convertirse en EAI, como una decisión de vida, tiene implicaciones importantes en la manera de vivir y demanda grandes sacrificios sobre los que tienen plena conciencia. Según explican los autores del documento, “algunos de ellos establecen una similitud entre los emprendedores de alto impacto y los deportistas de alto desempeño, como un recurso para ilustrar y dimensionar la magnitud de los desafíos que enfrentan así como las capacidades y habilidades, en cierta forma entendidas como extraordinarias, que deben desplegar”. 

Para los EAI participantes en la investigación, las presiones que afectan personalmente su bienestar o salud mental (principalmente vinculadas al estrés, la ansiedad o el agotamiento generalizado), tienen diversos orígenes. Entre las causas más destacadas se incluyen, en primer lugar, la presión financiera o el levantamiento de capital (73%), seguidos de la presión para innovar en modelos de negocios, financiación y crecimiento (61%), la situación económica del entorno (61%), el aprovechamiento de las largas horas de trabajo (53%) y la presión para el éxito en ventas o la escalabilidad a nuevos mercados (50%). Se observan marcadas diferencias entre las causas que manifiestan los EAI, dependiendo de su nivel de bienestar subjetivo. 

Estrategias hacia el bienestar 

Hay diversas estrategias y prácticas que los EAI llevan a cabo para atender su bienestar y algunos elementos de salud mental, especialmente para enfrentar, por ejemplo, el estrés, la ansiedad y el burnout. La estrategia más común -según señalan en el documento- tiene que ver con estilos de vida (84%): especialmente los ayuda hacer ejercicio, escuchar música, leer, caminar, dormir más y mejor, comer más sano y reducir el consumo de café, alcohol y tabaco. La segunda estrategia más utilizada es la conexión social (32%), que incluye el pasar tiempo con la familia, la pareja, amigos, realizar actividades grupales online o presenciales, participar en grupos de interés temáticos o hobbies. Le siguen prácticas de espiritualidad y religiosidad (30%), incluyendo hacer yoga, meditación, rezar o asistir a ceremonias religiosas, así como algunos realizan terapias y trabajo psicoterapéutico con especialistas para reconocer sus emociones (27%). Frente a los hallazgos los especialistas remarcan otro aspecto importante para quienes lideran iniciativas, las incuban, las aceleran o invierten en ellas, hacerlo es un buen negocio. 

“Ayudar a potenciar estas buenas prácticas, financiar investigación y ofrecer programas o herramientas de acompañamiento especializado al ecosistema emprendedor de la región es fundamental” expresan

Inclusive -señalan- que más allá de la perspectiva humana, es un buen negocio ya que puede ayudar a reducir la tasa de fracaso de los emprendimientos, maximizar las capacidades de fundadores y colaboradores e impulsar estrategias más sostenibles y efectivas de crecimiento en el mercado. 

Además existe actualmente un movimiento creciente, dentro y fuera de la región, de iniciativas enfocadas en promover y ampliar el acceso a herramientas de apoyo en bienestar y salud mental. Diversas organizaciones y startups, desde distintos enfoques y modelos de negocio, están ofreciendo productos y servicios especializados. Pueden estar enfocadas en estrategias de prevención o concientización u ofrecer asistencia médica y profesional especializada, buscando alcanzar públicos específicos o la población en general. En este contexto remarcan que “Algo clave para estas iniciativas ha sido el rol de la tecnología. A través de plataformas digitales, aplicaciones móviles, chatbots, inteligencia artificial u otras herramientas, muchas han podido ampliar su alcance, facilitar el acceso, eliminar brechas de atención para poblaciones vulnerables y escalar su impacto”. 

Los autores de la investigación, no obstante, destacan un lado positivo frente a esta situación: “Sin duda, estamos ante una ventana de oportunidad única en la que los gobiernos, el sector privado y emprendedor, la sociedad civil y los organismos internacionales son más conscientes de la necesidad y se buscan definir estrategias para actuar de manera coordinada, aumentar la inversión y ampliar el acceso a herramientas de apoyo en bienestar y salud mental” explican. 

En las ultimas paginas del documento, los especialistas ofrecen algunas reflexiones y proponen algunas recomendaciones para una agenda inicial de trabajo. En primer lugar entender que existen niveles generales de afectación en los Emprendedores de Alto Impacto de la región en temas de bienestar y salud mental, pero es clave diferenciarlos. Para ello, se requiere promover mayor investigación y levantamiento de datos para aumentar visibilidad e impacto. Así, resulta clave ampliar en la región la inversión en temas de bienestar y salud mental y promover que actores del ecosistema emprendedor en la región tengan mayores niveles de conciencia, involucramiento y proactividad así como comprender que compartir buenas prácticas, incentivar la creación de hábitos y promover la provisión de servicios a la medida de las necesidades de los EAI puede hacer la diferencia. 

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