La reinserción al mercado laboral para las mujeres, especialmente después de los 40 años, presenta desafíos únicos. Sus trayectorias, a menudo marcadas por pausas significativas, se enfrentan a un mercado cada vez más exigente y a sesgos -propios y del entorno- que complican su regreso al sistema formal. Frente a esta realidad, trabaja la Asociación Civil Fuerza Mujeres.
La reinserción al mercado laboral de mujeres mayores de 40 años no solo es un desafío individual, sino un complejo problema estructural que revela profundas inequidades de género. Sus trayectorias, generalmente interrumpidas por años de cuidado o crianza, generan un tiempo fuera del sistema formal que, sumado al sesgo de la edad y las exigencias del mercado, se convierte en una barrera difícil de sortear. Frente a estos prejuicios y barreras, trabaja la Asociación Civil Fuerza Mujeres.
Betiana Velaz, Fundadora y Directora de la Asociación Civil Fuerza Mujeres,conversó con Alessandra Minnicelli en el marco del programa “40 Minutos de RSE”, donde brindó algunas claves fundamentales para comprender las causas y complejidades de esta problemática.
Las barreras existen y seguirán existiendo, pero lo que sí podemos es prepararnos mejor para enfrentar ese camino. Lo importante es tener la oportunidad de mostrar nuestros talentos, más allá de la edad
Velaz señala que el trabajo de la organización parte de una premisa observada desde hace más de una década: “muchas mujeres pudieron haber quedado fuera del mercado de trabajo por haberse dedicado a tareas de cuidado, a la crianza de hijos. Esta situación, que atraviesa generaciones, impacta de manera directa en sus trayectorias laborales”. Es una realidad que, más allá del nivel educativo -ya que muchas cuentan con formación universitaria, terciaria, secundaria o incluso primaria, y otras sin formación formal-, las obligó a interrumpir sus carreras. “Cuanto menos redes tienen, más se prolonga ese alejamiento del mercado laboral. Ese tiempo fuera, sumado a la edad, se convierte en una barrera cada vez más difícil de sortear,” explica Velaz.
El mercado laboral actual añade exigencias que agudizan este desafío. Estar dos, tres o cinco años sin trabajar formalmente ya obliga a una justificación exhaustiva en una entrevista. “Hay que estar actualizado, capacitado, conocer las nuevas tecnologías,” comenta Velaz, y añade que es en este contexto donde “aparecen los sesgos: “que ya estás grande”, “que no vas a poder aprender…”. Esas ideas influyen en quienes toman decisiones de contratación.
Muchas mujeres quedaron fuera del mercado de trabajo por haberse dedicado a tareas de cuidado o a la crianza de hijos. Esta situación, que atraviesa generaciones, impacta de manera directa en sus trayectorias laborales.
La situación de desempleo puede afectar a cualquier persona, sin distinción de género. Sin embargo, Fuerza Mujeres enfoca su trabajo en comprender las causas que lo diferencian. “No es tan común que un hombre interrumpa su trayectoria profesional por cuidar hijos o familiares. Aunque los hay, por supuesto, no es la norma,” afirma Velaz. Las estadísticas confirman esta disparidad: las mujeres presentan una tasa de desempleo más alta y participan un 20% menos que los varones en el mercado laboral. Además, hay una fuerte presencia de trabajo informal, lo que implica que muchas, después no pueden acceder a una jubilación. Esta realidad motivó a la asociación a concentrar sus esfuerzos en este grupo, desarrollando herramientas específicas y efectivas para acompañarlas. “Sabemos que el problema del empleo es generalizado, pero elegimos acompañar especialmente a las mujeres, porque son quienes más barreras enfrentan”, subraya Velaz.
Los obstáculos no provienen sólo del entorno; también surgen barreras internas. Las mujeres empiezan a pensar: “Ya estoy grande, no me van a tomar”,
Los obstáculos no provienen sólo del entorno; también surgen barreras internas. “Las propias mujeres empiezan a pensar: “Ya estoy grande, no me van a tomar”, según explica Velaz, identificando un sesgo social muy instalado. A esto se suman errores frecuentes en la búsqueda misma, como postular a empleos no acordes a su perfil o con currículums que no reflejan su potencial. “Desde la asociación trabajamos justamente en eso: en fortalecer lo que sí se puede hacer. Porque las barreras existen y seguirán existiendo, pero lo que sí podemos es prepararnos mejor para enfrentar ese camino. Lo importante es tener la oportunidad de mostrar nuestros talentos, más allá de la edad”, enfatiza. Es por ello que recientemente lanzaron una nueva edición del programa “Acción por retorno al empleo”, con un abordaje integral.
Empresas: un vínculo fundamental
Las empresas, por su parte, en algunos casos, también deben romper con ciertos prejuicios sobre las trayectorias laborales femeninas en distintas etapas. “Cuando somos jóvenes, el obstáculo suele ser la falta de experiencia. En la edad fértil, aparece el temor a licencias o responsabilidades familiares. Y después de los 40, surge el sesgo de la edad, especialmente hacia quienes han estado fuera del mercado formal”, explica Velaz. Si bien reconoce que muchas empresas están empezando a trabajar estos temas, “aún falta mucho”. Las grandes organizaciones con políticas de responsabilidad social empresaria claras están marcando la diferencia al fijar criterios concretos sobre género, edad o discapacidad, generando “cambios reales”.
El vínculo de Fuerza Mujeres con las empresas es fundamental. Y así lo remarca Velaz: “Muchas mujeres no hubieran podido acceder a ciertas capacitaciones si no fuera por estas alianzas que construimos. Hoy, por ejemplo, una mujer que está fuera del mercado laboral puede recibir la misma capacitación que una empresa da a sus empleados. Eso es enorme”. La asociación también canaliza búsquedas laborales hacia su comunidad, pero su rol va más allá de intermediar: “Nuestro rol no se termina en dar un taller sino generar un proceso de acompañamiento sostenido”. Una vez que una mujer finaliza un programa, se suma a la comunidad de Fuerza Mujeres, donde permanece vinculada todo el año, accediendo a talleres, capacitaciones con voluntarios, becas y programas de desarrollo personal, emocional, laboral y económico. Todo ello puede derivar en un empleo formal o en un emprendimiento propio.
Fuerza Emprendedora +40
La creación del propio empleo (emprendimiento) es a menudo una carrera solitaria y ardua, explican desde Fuerza Mujeres. Por eso, desde la organización decidieron colaborar, mediante el programa Fuerza Emprendedora +40 y brindar herramientas técnicas y acompañamiento emocional para poder llevarlo a cabo.
“Una persona que queda fuera del mercado laboral comienza a explorar otras opciones”, explica Betiana Velaz, fundadora y directora de Fuerza Mujeres. Algunas optan por no volver al empleo formal por decisión personal, otras lo intentan sin éxito y necesitan generar ingresos. Por ello, Fuerza Mujeres desarrolló dos caminos: la reinserción laboral formal y el emprendedurismo, también conocido como autoempleo.
El programa “Fuerza Emprendedora +40” está diseñado para mujeres con ideas o emprendimientos en marcha, ofreciendo “herramientas técnicas, emocionales y digitales, pero con foco en lo emprendedor. Trabajamos sobre modelos de negocio, aspectos legales e impositivos, comunicación, recursos y, por supuesto, la dimensión emocional e inspiracional de emprender”.
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