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Transparencia y encuestas en elecciones democráticas

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Por Dra. Alessandra Minnicelli. Presidenta de FORS y Fonres. 

Se dice en ocasiones, que la publicación de las encuestas afecta a los resultados de las elecciones. Es un hecho comprobado que las encuestas bien realizadas, y con base en una técnica de investigación científica, permiten al partido y a su candidato, diseñar o rediseñar la estrategia a seguir durante el tramo final de la contienda en la cual tendrán -necesariamente- que fortalecer sus acciones.

Los sondeos de la opinión pública se centran en cinco áreas a considerar: el trasfondo subyacente al desarrollo de las encuestas; su utilización en tiempo de elecciones; el papel de las encuestas privadas; las objeciones a las mismas; y finalmente, una evaluación de su significación para las elecciones democráticas.

Pero esta tarea no siempre se hace. Los sesgos o las actitudes parciales que tendrían los medios y los encuestadores son habitualmente motivo de quejas y así lo estamos viviendo hoy en nuestro país.

Hoy las encuestas cobrarán mayor valor y este crecerá conforme se acerque la jornada electoral porque ayuda a conocer la realidad entre los ciudadanos, sus tendencias, el comportamiento (cómo y por qué votan), pero sobre todo, por quién votarían, situación cambiante de acuerdo al momento en que se realicen las elecciones.

En apariencia, las campañas electorales exhiben, de un tiempo a esta parte, un alto grado de profesionalismo, en virtud de lo cual los candidatos y dirigentes políticos desarrollan estrategias cada vez más elaboradas, invierten más recursos en la materia y se apoyan en las nuevas técnicas de los Medios de Comunicación de Masas (MCM). Pero si el sondeo sistemático y regular de la opinión pública no coincide con el desarrollo de los tres aspectos mencionados o no existen controles cruzados suficientes en el desarrollo de esta tarea, es entonces cuando surgen inconvenientes.

Realizar encuestas sirve para tomar decisiones en las areas específicas en las cuales se va a intervenir a través de acciones positivas. Por ello, necesitamos que sean confiables.

En estos días de política activa donde la mayoría de la población está atenta a cada movimiento de oficialistas y opositores, la preocupación está centrada en los resultados tan diversos de las diferentes encuestas, para medir la intención de voto, sobre todo porque las diferencias no han caído en el “margen de error”, sino que éstas son muy amplias.

Las encuestadoras deberían explicar el origen de estas diferencias, máxime en un momento donde la coalición gobernante en el país “ha hecho gala” de transparencia. Para evitar que existan encuestas o mediciones apócrifas que busquen confundir a la opinión pública, el óptimo en términos de Compliance requiere obligar a las empresas encuestadoras y/o a quienes las contraten, a presentar los requisitos técnicos, metodológicos y de financiamiento que dan sustento a los sondeos que se difunden.

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