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Igualdad de género en Argentina: balance de 40 años de democracia

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En los últimos 40 años de democracia ininterrumpida en Argentina, la lucha por los derechos humanos ha sido un importante aliado para la conquista y el reconocimiento de la igualdad de género. Un repaso por los hitos que marcaron la agenda pública en la lucha por la justicia social.

Por: Prof. Olivia Sokol, responsable del Area de Indicadores & Género de FORS.

Desde la restauración de la democracia en 1983, Argentina ha experimentado un proceso de consolidación y ampliación de los derechos políticos, sociales y culturales. A pesar de las dificultades y desafíos que enfrentó el país, la sociedad argentina ha logrado avanzar en la promoción de la igualdad de género y el respeto a la diversidad sexual. En ese contexto de crecientes demandas del movimiento de Derechos Humanos, el feminismo argentino pudo resurgir y expandirse a partir de la creación de nuevas agrupaciones que fueron centrales en la transición democrática. En este artículo, repasaremos los principales hitos de su desarrollo.

Durante los primeros años de vuelta a la democracia argentina, la lucha por los derechos humanos y la consolidación del sistema de democrático fueron los temas más importantes en la agenda pública. En este contexto, el movimiento de género comenzó a articular sus demandas con los principios de la defensa de los derechos humanos y se hizo visible en los espacios públicos con el objetivo de lograr el reconocimiento de la igualdad de género como un derecho humano fundamental. Uno de los principales vínculos entre ambas agendas fue el reclamo por la justicia y la verdad sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura militar. 

El feminismo de los años 80’ estuvo, desde sus inicios, relacionado estrechamente con esta lucha, especialmente con Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, participando activamente en manifestaciones y reclamos. Tal es así que el 8 de marzo de1985, en el acto por el día de la mujer, la Multisectorial de la Mujer reclama por “la aparición con vida de las personas detenidas desaparecidas, el juicio y castigo a los culpables; y la restitución de los niños secuestrados a sus legítimas familias”.

El movimiento feminista ha encontrado en los derechos humanos un importante punto de encuentro y de colaboración en la lucha por la justicia social.

En 1982 fue creada la Asociación de Trabajo y Estudio de la Mujer (ATEM) y en 1983 se construyeron Lugar de Mujer, Prisma (hoy Programa de Investigación sobre la mujer Argentina) y el tribunal de violencia contra la mujer que usó -tempranamente- el concepto de feminicidio. También durante estos años se dio la ratificación de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés). 

Durante los siguientes años siguieron creándose distintas organizaciones y publicaciones emblemáticas, y en 1986 comenzó a organizarse el Encuentro Nacional de Mujeres que continúa hasta la actualidad. En síntesis, el movimiento de mujeres logró una serie de avances legislativos y de políticas públicas de relevancia en esta década: la patria potestad compartida, el convenio sobre igualdad de oportunidades para trabajadores y trabajadoras con responsabilidades familiares, la ley de divorcio vincular, la creación de la subsecretaría de la mujer; y el derecho a pensión al cónyuge en matrimonio de hecho, entre otros.

A partir del año 2000, las mujeres comenzaron a organizarse y visibilizar problemáticas como la violencia, el acoso sexual, la brecha salarial y la falta de acceso a derechos reproductivos.

Siguiendo a la sociología Laura Pulleiro en “La experiencia de la Ola Verde: una aproximación sobre la Cuarta Ola Feminista en la Argentina”, los derechos humanos proporcionan un marco normativo para garantizar la protección de los derechos de todas las personas, independientemente de su género, raza, religión u orientación sexual. Es por ello que el movimiento feminista ha encontrado en los derechos humanos un importante punto de encuentro y de colaboración en la lucha por la justicia social. 

A partir del año 2000, las mujeres comenzaron a organizarse y visibilizar problemáticas como la violencia, el acoso sexual, la brecha salarial y la falta de acceso a derechos reproductivos. En los últimos años, el movimiento feminista en Argentina ha logrado importantes y nuevos hitos en la lucha por la igualdad y los derechos humanos, como la aprobación de la Ley de Identidad de Género en 2012, la sanción de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en 2020 y la creación del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad en 2019. Estos logros reflejan el compromiso del Estado y la sociedad argentina en la promoción y protección de los derechos humanos de todas las personas. 

La responsabilidad social se convierte en un pilar clave para conquistar derechos,  ya que a través de ella, podemos articular diferentes actores y trabajar en conjunto para promover la defensa de los derechos humanos y la igualdad de género en todos los ámbitos de la sociedad.

Como se puede observar, las décadas de 1980 y 1990 fueron importantes para el movimiento de mujeres en Argentina, ya que este encontró en la lucha por los derechos humanos un aliado importante para el reconocimiento de la igualdad de género como un derecho humano esencial. La articulación entre ambas agendas permitió visibilizar las problemáticas de género en la esfera pública y generar un proceso de concientización social y político que sentó las bases para la conquista de nuevos derechos y renovados reclamos a 40 años de la vuelta a la democracia.

Para finalizar, no se puede dejar de reforzar la idea que la promoción de los derechos humanos es un compromiso ético y social que requiere de un esfuerzo conjunto de diferentes actores, incluyendo a organizaciones de la sociedad civil, empresas, centros de conocimiento, Estado y ciudadanía en general. En este sentido, no debemos olvidar que la responsabilidad social, se convierte en un pilar clave para la consecución de estos objetivos, ya que a través de ella podemos articular diferentes actores y trabajar en conjunto para promover la defensa de los derechos humanos y la igualdad de género en todos los ámbitos de la sociedad.

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