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Desigualdad económica de género: entre lo global y lo local

Mujeres
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La persistencia de las brechas de género en el ámbito económico constituye un desafío que requiere atención tanto a nivel nacional como internacional. Perspectivas globales y locales para responder al llamado urgente hacia la acción.

En Argentina, el informe trimestral de la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género reveló en 2023 un panorama desigual, donde las mujeres enfrentan barreras significativas en el acceso al empleo y la remuneración justa. La intersección entre género y pobreza revela una realidad compleja y desafiante que impacta profundamente en la vida de millones de mujeres y niñas en todo el mundo.

A medida que la feminización de la pobreza persiste, las barreras económicas, sociales y culturales perpetúan la exclusión y la vulnerabilidad de las mujeres y disidencias. En el contexto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, el primero de los cuales busca poner fin a la pobreza en todas sus formas, la brecha de género en el acceso a recursos económicos, servicios básicos y derechos fundamentales sigue siendo una realidad preocupante.

Según el informe de ONU Mujeres y UNDESA, se proyecta que más de 340 millones de niñas y mujeres vivirán en pobreza extrema para 2030, representando aproximadamente el 8% de la población femenina mundial. Este fenómeno, conocido como feminización de la pobreza, refleja las desigualdades arraigadas en sistemas patriarcales y roles de género tradicionales que perpetúan la exclusión y la marginación económica de las mujeres.

La intersección entre género y pobreza revela una realidad compleja y desafiante que impacta profundamente en la vida de millones de mujeres y niñas en todo el mundo.

Perspectiva Global y llamado a la acción

La brecha salarial, la falta de acceso a recursos financieros y la carga desproporcionada de trabajo no remunerado contribuyen a esta dinámica, exacerbando las disparidades económicas y limitando las oportunidades de desarrollo. A pesar de los esfuerzos por promover la igualdad de género y el empoderamiento económico, la persistencia de la feminización de la pobreza subraya la necesidad urgente de abordar las raíces estructurales de la desigualdad de género y promover políticas inclusivas que garanticen el acceso equitativo a recursos y oportunidades para todas las mujeres y niñas.

A nivel global, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, advierte sobre el impacto devastador de múltiples crisis, desde la pandemia del COVID-19 hasta la crisis climática, que aceleran la desigualdad y afectan desproporcionadamente a las personas más vulnerables. Por su parte, la presidenta del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, Lachezara Stoeva, indica que la falta de acción rápida podría convertir las brechas de financiación en brechas de desarrollo sostenible. Urge tomar medidas inmediatas para promover la sostenibilidad de la deuda, aumentar la inversión y avanzar en la cooperación fiscal internacional. Así mismo, el presidente de la Asamblea General de la ONU, Csaba Kőrösi, recientemente fue a instado a reformular el modelo actual para garantizar un acceso justo y equitativo a la financiación del desarrollo sostenible. En este contexto, el Foro 2023 del Consejo Económico y Social de la ONU sobre Financiación para el Desarrollo se presenta como una oportunidad crucial para abordar los retos globales y avanzar en políticas que promuevan el desarrollo sostenible a largo plazo.

Desafíos en Argentina 

En Argentina, la brecha de género persiste en el ámbito laboral, a pesar de los esfuerzos por promover la igualdad de oportunidades. El panorama parece indicar mayor informalidad a futuro y precarización laboral producto de la crisis que atraviesa el país. Según un informe del INDEC (2023), el 56,6% de los puestos de trabajo están ocupados por varones, lo que refleja una marcada disparidad en la distribución de empleos entre los géneros. Aunque se observa una tendencia hacia la igualdad de género en el acceso al trabajo, con una disminución de la brecha en el último año, aún existen desafíos.

La intersección entre género y pobreza revela una realidad compleja y desafiante que impacta profundamente en la vida de millones de mujeres y niñas en todo el mundo.

Un estudio del INDEC también revela diferencias en la remuneración y las horas trabajadas entre hombres y mujeres. Los varones trabajan en promedio un 20,7% más horas por puesto que las mujeres, y la brecha salarial persiste en todas las modalidades laborales, siendo más pronunciada en los puestos de jerarquía, donde prevalece la predominancia masculina.

En respuesta a estas desigualdades, se han implementado políticas y programas dirigidos a fomentar la inclusión de las mujeres en sectores estratégicos de la economía. Un hito importante en este sentido fue la creación de la Mesa Federal de Políticas Económicas con Perspectiva de Género en 2020, la cual ha facilitado la colaboración entre el gobierno nacional y las provincias para desarrollar políticas que reduzcan las brechas de desigualdad. Sin embargo, es crucial considerar cómo se continuarán implementando este tipo de mesas sectoriales en el futuro, especialmente teniendo en cuenta las medidas que pueda tomar el gobierno actual, las cuales no parecen ser alentadoras en principio.

En cuanto a los impactos del ajuste económico en las condiciones de vida y trabajo de las mujeres, es crucial reconocer los diversos roles que desempeñan en la sociedad. Como productoras y trabajadoras remuneradas, en un contexto de estancamiento económico con inflación, sus oportunidades laborales se verán reducidas, empujándolas hacia sectores mal remunerados y con condiciones laborales precarias. Además, como madres y jefas del hogar, se ven afectadas por recortes en el gasto público, lo que limita el acceso a servicios básicos y aumenta su carga de trabajo doméstico. Finalmente, como gestoras comunitarias, se ven obligadas a liderar iniciativas para contrarrestar los efectos del ajuste en los hogares de bajos recursos, realizando trabajo no remunerado en la comunidad. Estas realidades complejas revelan la magnitud del impacto del ajuste en las mujeres y subrayan la urgencia de políticas inclusivas que aborden sus necesidades específicas.

La feminización de la pobreza, refleja las desigualdades arraigadas en sistemas patriarcales y roles de género tradicionales que perpetúan la exclusión y la marginación económica de las mujeres.

En resumen, a los desafíos que persisten respecto de la brecha de género en el mercado laboral argentino, se suman las problemáticas que se avecinan en una profunda crisis socioeconómica. Resta pensar que, en este contexto, primará la cordura de continuar implementando políticas y programas para promover la inclusión y la igualdad de oportunidades para las mujeres. El trabajo conjunto entre el gobierno nacional, las provincias, empresas y asociaciones de la sociedad civil es fundamental para avanzar hacia un mercado laboral más equitativo y justo para todos los géneros.

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